domingo, 25 de diciembre de 2016

Santos inocentes en Bolivia

Isolina Cueli
En esta columna no se va a encontrar ninguna inocentada, aunque sea el Día de los Santos Inocentes. Sí me voy a referir a los niños inocentes que se mueren a diario en todo el mundo, víctimas de enfermedades evitables, o de violencia familiar, o bien atrapados en conflictos bélicos, esas guerras de todos los días que arman los adultos de forma inconsciente.
Quiero acotar más el espacio y dedicarle estas líneas a los miles de niños bolivianos que se mueren cada año por problemas, como una simple diarrea, que en otra parte se habrían curado.
Acabo de vivir un mes como voluntaria en el Proyecto Hombres Nuevos, en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) y comprobé cómo la ayuda de cooperación puede salvar vidas. Además tuve la suerte de poder prestarle mis brazos y mis piernas a Poldo Recamal, vecino de Villaviciosa, que por motivos de salud no pudo viajar, y que es gran entusiasta del proyecto de cooperación que desarrolla en esta zona de América, Nicolás Castellanos, obispo emérito de Palencia.
Poldo, sé que tú tienes mucha ilusión por realizar trabajos de cooperación con niños. En Bolivia hice un poco de todo y sé que también te habría interesado a tí. Coincidí con los hijos de Teodora, de 46 años, asesinada a principios de diciembre, junto a su sobrino Luis, de 11 años. Acompañaba a Nicolás Castellanos a la misa que dice cada sábado en el pueblo de Jorori, a las afueras de Santa Cruz de la Sierra. Le comunicaron el suceso y que la gente no vendría a la iglesia. Sobre la marcha, la misa se convirtió en velorio en la casa de los fallecidos. Esos niños y sus vecinos, unos 150, también acudieron el día de Nochebuena a recoger los regalos de la parroquia. Es posible que ese haya sido su único juguete en estas fechas. Sus caras lo decían todo.
Me tocó conocer a José Andrés, un niño de 12 años, que lleva la silla de ruedas de su madre, con polio desde niña. Necesitaba una silla y se la facilitaron en el Hospital del Proyecto Hombres Nuevos.
También conocí a María Selva, Diego o Elizabeth, jóvenes del centro Acción Médica (Ame) Bolivia, dirigido por el médico rumano Gheorghe Micoti, que ayuda a personas con problemas psíquicos y con movilidad física, que han sido abandonadas por sus familias. Este ha sido uno de los momentos más emotivos y duros de todo el mes en Bolivia y que a tí, Poldo, te habría gustado vivir. Es difícil explicar con palabras el cariño que recibes de unas personas que acaban de conocerte.
Estos y otros muchos, entre ellos los miles de niños trabajadores que aún se ven por las calles, son los verdaderos santos inocentes del mundo en que vivimos, personalizados también en los menores que se ven envueltos en la guerra de Siria y en las otras guerras solapadas que, además, afectan a los países más pobres.
¡Buen camino!

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Mujeres que piensan

Isolina Cueli
Acabo de asistir en Santiago de Chile a un congreso de mujeres periodistas y escritoras y de escuchar el largo camino que nos queda por recorrer para que una mujer tenga el mismo reconocimiento y las mismas oportunidades que un hombre a la hora de publicar, de dirigir una empresa periodística, de opinar, o de cobrar el mismo salario a igual rendimiento.
Y no me olvido que hace medio siglo las cosas estaban muchísimo peor, aunque con excepciones
como la de la escritora asturiana Marta Portal (Nava 1930-Madrid 2016), premio Planeta en el año
1966, toda una proeza si tenemos en cuenta que hace cincuenta años en España las mujeres
escritoras eran una inmensa minoría oculta y ocultada y en Asturias aún más, con el permiso de
Dolores Medio (Oviedo, 1911-1996) o María Xosefa Canellada (Piloña 1913-1995).
Marta Portal -fui alumna suya en clases de Literatura, en la Complutense- me descubrió la
escritura latinoamericana y a Juan Rulfo, que era su autor de cabecera, pero curiosamente, creo que
no había muchas autoras femeninas en su repertorio de clase. Allí también se veía el vacío que
sufrían las mujeres en los libros de texto.
En mi ponencia en el congreso de periodistas y escritoras recordé el trabajo de autoras españolas del siglo XIX como Emilia Pardo Bazán o Rosalía de Castro, cuyo éxito y reconocimiento les llegó a título
póstumo. La sociedad decimonónica era un coto cerrado masculino y los hombres no estaban
dispuestos a ceder ninguna ventaja a las mujeres. Aún se escucha el eco de las palabras que
Marcelino Menéndez Pelayo le dedicó a Emilia Pardo Bazán: "Literata fea con peligro de volverse
librepensadora". No podía atacarla por su obra y la menospreciaba por su físico.
En el fondo, el miedo que tenían los hombres de entonces y, no sé si los de ahora, era que las
mujeres pensasen, que tuviesen opinión y que la expresasen. Aquellas que lo hacían no eran bien
vistas.
Es grata la noticia de que el Gobierno de Asturias va a empezar a dar ejemplo y tratará de
equiparar el salario del funcionariado. A igual trabajo o igual cargo, ganarán lo mismo hombres
que mujeres. Aunque parezca mentira, en este momento no ganan lo mismo. Es un pequeño
ejemplo del camino que nos queda por recorrer.
El Fielato, periódico local en papel y global en internet, es uno de los medios con más presencia de
mujeres en las columnas de opinión. Y eso también es raro. En el número del 5 de octubre, se
producía un hecho insólito: aprovechando unas vacaciones de Borja, las tres firmas de ésta página
Tres eran femeninas: Susana Peruyera desde París; Marije Amieva que anda a caballo entre
Asturias y Londres y una servidora, a pie de caleya en mi particular Macondo.
Las mujeres sabemos que no nos van a regalar nada, pero con el espíritu de sacrificio y de
superación que nos caracteriza seguiremos arrimando el hombro para facilitar el camino de otras
generaciones y seguiremos dando ejemplo, como antes lo dieron por nosotras.
Como decía la escritora chilena Gabriela Mistral: Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú./
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú./ Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú./ Se tú él (la) que aparta la piedra del camino.

¡Buen camino!

martes, 20 de diciembre de 2016

Ordenación diaconal en la prisión de Sucre (Bolivia)

Milton Cruz, hermano de la orden de los Trinitarios, se ordenó como diácono el pasado fin de semana en la prisión de Sucre (Bolivia), de la que es capellán.
No se permitió el acceso de cámaras de fotos. Las que adjunto fueron hechas por un funcionario del recinto penitenciario.
El acto, al que asistieron 150 reclusos, tuvo lugar en el patio del módulo Cuatro, y estuvo presidido por monseñor Walter Pérez, obispo jubilado y por Nicolás Castellanos, obispo emérito de Palencia y misionero en Bolivia desde hace 25 años.
Milton Cruz recibe el abrazo de su madre
Milton Cruz, de 50 años, estudió Me
dicina en Sucre. A los 25 años ingresó en la orden Trinitaria. Estudió Teología en España.
La orden Trinitaria centra su apostolado en el apoyo a los reclusos, de acuerdo con el mensaje cristiano de liberar a los cautivos.
 Ordenación del hermano Milton Cruz en la prisión de Sucre

miércoles, 14 de diciembre de 2016

La desaparición de las cajeras

Isolina Cueli
Me encanta conducir coches, tractores, motos, bicicletas, lanchas o pilotar avionetas, vamos, todo lo que se mueva, pero les tengo pavor a las máquinas modernas: los ordenadores, los móviles, los cajeros del banco, el dispensador automático de la gasolinera o el de pagar los peajes.
Soy de las que va a la ventanilla del banco y de las que evita la gasolinera con autoservicio, pero sé que a esos lujos les quedan dos telediarios y en nada tendré que enfrentarme a las maquinitas, sí, o sí.
La última sorpresa la llevé hace poco en Londres. De un viaje para otro habían desaparecido las cajeras de los supermercados. Donde había una batería de veinte cajas quedaba una, testimonial, para los inútiles como yo. En las demás, cada cliente pasa el código de barras de su compra por el detector y paga el importe. Hace el trabajo que antes realizaba una persona, hombre o mujer, aunque no sé porqué, ese trabajo siempre se adjudica a mujeres.
En España, y en concreto en Asturias, ya se ve venir la maniobra. Acabo de darme cuenta que en varios supermercados ya hay máquinas en las que el usuario lo hace todo. En otros, aún son los empleados los que pasan los productos, pero se ve que el artilugio está diseñado para que el día menos pensado nos digan que debemos ponernos manos a la obra y hacer la caja.
Que no cunda el pánico, no sólo desaparecerán los puestos de trabajo de las cajas, sino muchos más, como los de los bancos, y aparecerán otros nuevos que ni imaginamos.
Sin darnos cuenta nos hacemos, o nos hacen, cada día más dependientes de las pantallas. Y lo que es más grave, sin percatarnos, serán esas máquinas las que nos digan lo que tenemos que hacer. Máquinas dirigidas por humanos avanzados que mandarán a la masa, entre la que me encuentro. No sé si me tocará verlo, pero al paso que vamos, llegará antes de lo que pensamos. Y a ese monstruo lo estamos alimentando nosotros cada día, también sin enterarnos, o sin querer enterarnos. Le damos todo tipo de información. Yo, que interactúo poco, creo que me paso en la exposición, no digamos las personas que dejan hasta su ADN. Eso es oro molido para el ojo que nos mira desde la nube, y no es precisamente el Espíritu Santo. Es un ojo más terrenal y la nube es un gran almacén de datos, a base de algoritmos, al que no se le escapa ni la hora a la que vamos al baño.
Que no las entienda, no significa que esté en contra de las maquinitas, pues reconozco que, bien utilizadas, son muy útiles en áreas como la sanidad o la seguridad. El pasado fin de semana descubrí el GPS de mi teléfono móvil. Era la primera vez que utilizaba ese servicio y me quedé impresionada. Aún no salí de mi asombro. Pero todas esas ventajas tienen un peaje que nos puede salir muy caro en el momento que les demos tanto poder a todas las pantallas que no podamos vivir sin ellas.
Y el grito en el cielo no lo pongo yo, lo hace una persona mucho más cualificada e informada, me refiero al pensador israelí Yuval Noah Harari (1976). En su libro Homo Deus (Debate) dice que si seguimos dejando a las empresas multinacionales y a los mercados que tomen las grandes decisiones por nosotros, se formará una clase especial de humanos, supercualificados en inteligencia artificial, que serán los que nos lleven a los demás como corderos. No nos dejarán ni pensar.
No sé si será el mundo feliz del que hablaba Aldoux Huxley, pero si será el mundo de los humanos-autómatas, a los que les extirparon el libre albedrío. Y eso será nuestra autodestrucción.
Hay gente que me dice que soy muy negativa cuando escribo, y creo que van a tener razón.
¡Buen camino!


miércoles, 7 de diciembre de 2016

El porcellino de La Toscana

Isolina Cueli
En Florencia hay una escultura de bronce que reproduce un jabalí y que es la atracción de los turistas que visitan el Mercado Nuevo. Se la conoce como la fuente de El Porcellino. La gracia está en frotar el hocico del jabalí al que los supersticiosos le atribuyen cualidades sobrenaturales. No pude comprobar este extremo, pero sí vi que en la Toscana italiana el jabalí cuenta mucho en su gastronomía, en su chacinería y en su cultura.
"El jabalí no tiene pasaporte, es libre", me decía un charcutero cuando le pregunté si los jabalíes se criaban en cautividad, mientras ojeaba la mercancía de su tienda en Siena, en la que no faltaba la cabeza disecada a la puerta.
Creo que no estaría mal que una delegación asturiana visitase la Toscana para aprender el valor añadido que se le saca al jabalí, uno de los animales preferidos para sus numerosos platos de carne salvaje. En noviembre y diciembre tienen al menos dos festivales del jabalí.
Los italianos también están desesperados con los daños que les causan los suidos en los viñedos, a pesar de los pastores eléctricos y las vallas de protección, pero después de muchas denuncias, con las que intentan salvar la producción del chianti, su vino de cabecera, han conseguido que el Gobierno regional apruebe varias medidas para reducir a más de la mitad la población de ciervos y jabalíes. De los 400.000 que se estima campan a sus anchas por la Toscana pretenden bajar a 150.000.
Mi prima Macri, gran amante de los animales, ya habría dado un grito sólo con pensar que en Italia quieren matar más de 200.000 jabalíes y ciervos.
Desde que tuve uso de razón viví la matanza del cerdo en Priesca. Se contemplaba como algo natural y de supervivencia, porque ese cerdo nos daba mucha comida, tanto en carne, como en embutidos. Sólo fui consciente del dolor que causábamos, cuando en mi casa se empezaron a criar y matar dos cerdos. Era muy duro ver la reacción del segundo cuando esperaba su turno y escuchaba los rugidos de muerte del primero. Cuando lo iban a buscar a él, lloraba como lo haría un humano. Sabía muy bien lo que le esperaba. Ahí tomé conciencia de lo que hacíamos con aquellos animales que, curiosamente, habíamos criado con tanto esmero durante un año.
También sé que hay muchos agricultores y ganaderos que cultivan con esmero sus cosechas y en una noche se la lleva por delante una piara de jabalíes.
El año pasado me salió uno al paso en la carretera y lo atropellé. A pesar de que era de noche y venía tráfico en ambas direcciones aguanté el golpe sin consecuencias graves, pero no todo el mundo tiene la misma suerte.
Me viene a la memoria una imagen de los años sesenta: el pellejo de vino de Castilla, propio de los bares y de algunas casas, no era más que la piel de un jabalí.
Es necesario un equilibrio y la clave está en encontrarlo, por el bien de todos. Hasta hace unos años, el jabalí vivía salvaje en la naturaleza y al ser nocturno apenas coincidía con los humanos. Tenía suficiente comida en la montaña y no necesitaba bajar a los valles ni a las zonas pobladas. Ahora los vemos por todas partes, bien porque no tienen comida en su hábitat, o porque como son tantos, no alcanza para todos y se buscan la vida como pueden.
Aquí, igual que en la Toscana, los protegemos y controlamos su caza, sin tener en cuenta su capacidad reproductora y como son más listos que nosotros, nos ganaron la partida.
¡Buen camino!

jueves, 1 de diciembre de 2016

¡Es la leche!

Isolina Cueli
Cuando argayaba la montaña, a la entrada del túnel de Fabares, por la cara de Villaviciosa, siempre decía, incluso escribí, que si los técnicos, los ingenieros y demás licenciados hubiesen ido antes a preguntarles a los vecinos de los pueblos cercanos les habrían dicho que aquel terreno se iba a derrumbar si no ponían las medidas oportunas para sujetarlo. Escribí algo parecido con los túneles de la variante de Pajares que se convirtieron en un río, al horadar directamente en los manantiales que abastecían de agua a los pueblos de la zona.
Estos días nos inundan con informes, estudios y noticias que nos cuentan lo buena que es la leche asturiana. Y nos lo dicen a nosotros, que llevamos tanto tiempo catándola, tanto en el sentido de ordeñar las vacas, como en el de beberla y saborearla. Si hace años les hubiesen preguntado a los ganaderos qué daban de comer a sus vacas y cómo las trataban, era fácil deducir que tenían que dar buena leche. No se necesitaba ningún informe técnico. Pero como vivimos a base de informes, el de la leche, que nos es favorable, nos llegó un poco tarde, pero llegó. Por lo visto, hasta ahora había uno desfavorable y la gente dejó de tomar leche.
Me crié con leche de vaca ratina, que se utilizaba para tiro, pero también daba algo de leche. Conservo un talón del mes de diciembre de 1960 en el que mi padre entregó a la fábrica de Arias 642 litros de leche y se la pagaron a 3,50 pesetas litro, con lo que cobró 2.247 pesetas, que equivalen a unos 505 euros actuales. ¡Ya quisieran los ganaderos de hoy cobrar ese precio por litro!
Por esas fechas también me tocó tomar la leche en polvo que nos daban en la escuela como suplemento alimenticio, creo que venía de un fondo de Unicef que trataba de ayudar a niños desnutridos. Después de desayunar en casa un tazón de chocolate de Manolina, con leche de primera, en la escuela, a media mañana, nos obligaban a tomar un vaso de leche en polvo diluida en el agua que habíamos ido a buscar a la fuente de La Vallina, en La Quintana. Era vomitivo, pero no quedaba más remedio que tragarlo para no ser descorteses con la ayuda humanitaria internacional.
Más tarde, cuando se retiraron los carros y los arados romanos, las ganaderías fueron incorporando vacas frisonas y Asturias se convirtió en una potencia lechera. Y sabíamos que producíamos leche de primera, pero entre los políticos de la Unión Europea que se ahogan en un vaso de leche, y los de aquí, que estaban a su menester, fueron borrando las explotaciones de un plumazo y hoy, en cada pueblo sobran dedos de una mano para contar las ganaderías de leche. (En Asturias son unas 2.000 y algunas apenas sacan para gastos, con un precio base de 0,27 céntimos litro, tanto para la buena, como para la menos buena). Con la desaparición de las explotaciones lácteas se fue incrementando el despoblamiento del medio rural. Y algunos de los protagonistas de este desatino claman hoy por repoblar los pueblos. Primero fueron verdugos y ahora van de salvadores de la patria.
Sabíamos que teníamos unos pastos de primera, vacas de primera y por tanto tendría que producir leche buena, pero no se primaba la calidad, sino la cantidad. Ahí metieron a los ganaderos en la lucha por las cuotas. Los abocaron a ampliar explotaciones, a realizar grandes inversiones y, al final, los dejan abandonados a su suerte. Salen adelante gente con mucha vocación, amplia formación y un fuerte capital para poder hacer frente a la guerra comercial. En algún supermercado se vendía el litro de leche más barato que el precio que se paga en origen al ganadero. No se sabe bien cómo hacían el milagro.
¡Buen camino!


jueves, 24 de noviembre de 2016

El Gordo le tocó a Villaviciosa

Isolina Cueli
Los escenarios del anuncio de la Lotería de Navidad de este año pertenecen a Villaviciosa y ya despertaron la curiosidad de los viajeros y de los supersticiosos, que vienen en procesión a comprar lotería a la Villa, con la esperanza de que se produzca el milagro y les toque el Gordo. Y justo por esas visitas masivas de incautos que aún creen en los Reyes Magos, a quien le tocó el Gordo es a la propia Villaviciosa, a sus comercios y establecimientos de hostelería, que bien necesitan un empujón para aumentar sus ventas. Me alegro por ellos y por Villaviciosa, que este año aparecerá en dos anuncios en estas fechas tan comerciales: imagino que no fallará el clásico de Sidra El Gaitero y el de la Lotería de Navidad. Una publicidad que no se pagaría con los presupuestos municipales de varias décadas. Enhorabuena a quien haya conseguido ese protagonismo para Villaviciosa. Supongo que habrá sido alguien de la Villa que se encontraba en el sitio adecuado en el momento adecuado y apostó por su pueblo.
Quien más y quien menos, organizó alguna vez una lotería y todo el mundo debería de saber que es una forma muy rápida de conseguir dinero. En este caso, es el Estado el que nos trata de convencer que comprando el décimo de lotería que nunca nos va a tocar seremos más felices, pues podremos demostrar nuestra empatía con los que saltan, gritan y descorchan botellas de sidra para festejar el premio y, de paso, consolarnos con mantener la salud.
La Loteria tal como la conocemos hoy se puso en marcha en el reinado de Carlos III (1759-1788), en concreto en el año 1763. Huelga decir que hace 253 años el monarca y su Gobierno necesitaban dinero y a alguien se le ocurrió -creo que fue el marqués de Esquilache- copiar el juego que ya existía en Italia y que consistía en vender muchas participaciones, a precios muy asequibles a cambio de un premio sustancioso. Ni qué decir tiene que la mayor parte del dinero se quedaba en manos del organizador, en este caso el Estado, igual que ahora. Sino, cuantas veces escuchamos que tal o cual premio no se vendió. Parece que si no se vendió no tocó a nadie. Pues si, le tocó al Estado, que sería lo mismo que decir que nos tocó a todos, porque ese dinero que no sale de las arcas públicas tendría que invertirse en servicios a la comunidad.
Cómo se financian los viajes de estudios y muchas otras historias, cuyas papeletas nos venden o compramos por compromiso, aunque alguna vez suena la flauta y por un euro nos devuelven mil. Es el caso de los vecinos de Llames (Nava) que hace años sí les sonó la flauta y algunos casi se hicieron millonarios en euros.
Mucha gente compra de forma compulsiva porque tiene miedo que toque a su vecino y ellos se queden sin nada. Gente que llega al 22 de diciembre con cientos de euros invertidos en papeletas que no pasarán de ahí, un papel que partirán en trozos muy pequeños, por si se reencarna en otro número. Yo sé que no saldré de pobre y tengo poca fe en los juegos de azar.
El colmo de la lotería son los agraciados con el gordo que no saben administrar ese aumento de ceros en su cuenta bancaria -sólo piensan en lucir coches de mucha cilindrada- y en poco tiempo son más pobres que antes de tocarles el premio.
Raquel, que viene todos los años a visitarme desde su Extremadura natal, compra lotería en Villaviciosa cada verano. Es ya un clásico, pero de momento, no hemos tenido suerte. Bueno, nos queda el consuelo de que pueda volver al año siguiente y repita el ritual.
¡Buen camino!

jueves, 17 de noviembre de 2016

Gobiernos a la carta

Isolina Cueli
Acabamos de presenciar la formación del nuevo gobierno de España y las elecciones en Estados Unidos y Nicaragua, dos países que no nos son ajenos. Tres casos distintos y distantes: el de España se declara de derechas y quiere aparentar de centro, o al revés; el de USA es un republicano de derechas y actúa como de extrema derecha y el nicaragüense se le supone de izquierdas, con políticas de derechas. En los tres hay un poso común de insatisfacción, incertidumbre, derroche y populismo. ¡Vanitas vanitatis!
Sí cambian las formas. Los americanos aún las mantienen, a juzgar por las palabras del presidente Obama en el momento de recibir en la Casa Blanca a Donald Trump que será nuevo presidente en enero: "quiero decirle, señor presidente electo, que ahora vamos a hacer todo lo que podamos para ayudarle a tener éxito, porque si usted tiene éxito, el país tendrá éxito".
No sé lo que durará esa aparente entente cordial, pero es una frase para enmarcar y para enseñársela en España a muchos aspirantes a demócratas y a políticos. Aquí, nada más formarse el último Gobierno, la mayoría ya lo quieren enterrar, no le dan un año de vida y sueñan con otras elecciones, sin pararse a pensar que si fracasa el Gobierno, fracasamos todos y si triunfa, triunfamos todos.
Al presidente americano le deseo que triunfe, no sólo por el bien de su país, sino de todo el mundo. Si es coherente y hace todo lo que dijo, echémonos a temblar. Aunque es posible que, una vez sentado en su despacho, recapacite los improperios misóginos y racistas de su campaña electoral, se desdiga de todo el odio que sembró y nos de una lección de sensatez.
Me sorprendo a mi misma dándole un voto de confianza a Donald Trump, un personaje que mostró muy poco respeto por la rival y por las personas en general.
Y pra sorpresa, la que nos brinda estos días el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, un sandinista reconvertido, que se deshizo de la oposición en su país y entre otras ocurrencias está tentado en darles licencia a empresarios chinos para que construyan otro canal que compita con el de Panamá, como atajo para el tráfico marítimo entre el Pacífico y el Atlántico. Vendría a ser el canal bolivariano, pero no creo que los chinos se gasten su dinero con ese concepto comercial.
En el año 1998 por estas fechas viajé a Nicaragua para hacer un reportaje con motivo del vigésimo aniversario de la muerte, el 11 de diciembre de 1978, del misionero asturiano Gaspar García Laviana, que se sumó a la causa sandinista cuando vio que desde el púlpito no podía hacer nada para acabar con las injusticias de la dictadura de Somoza.
No sé qué diría hoy Gaspar García Laviana si viese cómo gobierna Nicaragua su compañero de armas Daniel Ortega, instalado en el poder absoluto y muy lejos de la causa sandinista, hasta el punto que acaba de nombrar vicepresidenta a su esposa, al más puro estilo somozista. En realidad, sí sé lo que diría Gaspar y lo que pensaría, y lo saben las gentes sencillas de Rivas y Tola, los pueblos en los que el misionero-guerrillero aún sigue presente, a pesar de los 38 años de ausencia.
En este esbozo de tres formas de Gobierno y de gobernantes el denominador común es la demagogia con la que los políticos nos camelan a los votantes. Saben que nos venden motos sin ruedas, pero nos las pintan tan reales, que bnos parece que vamos a rodar y rodar.
Es grave que esas motos trucadas que nos ofrecen los políticos no se desenmascaren desde los medios de comunicación. Al contrario, tanto prensa, como radio o TV, se encargan de darles una pátina de veracidad a tales fantasías y entre unos y otros conseguimos que Juan Pueblo trague con todo y llegue a creer que alguien le va a quitar el dinero a los ricos para dárselo a los pobres, o, como el caso del multimillonario Donald Trump, que nos va a dar las claves de su éxito en los negocios para que todos nos convirtamos en magnates, sin pestañear.
¡Buen camino!



jueves, 10 de noviembre de 2016

Un puerto de marea en Güetes, homenaje a Carlos I

Isolina Cueli
El ayuntamiento de Villaviciosa convoca a los vecinos para un concurso de ideas que se puedan incorporar al programa conmemorativo del 500 aniversario del desembarco en Tazones, en 1517, del que hoy conocemos como Carlos I de España (1500-1558), nieto de los Reyes Católicos e hijo de Juana I de Catilla y Felipe I el Hermoso, de Flandes.
A principios de verano escribí que Villaviciosa estaba de espaldas a la Ría y sugería que se habilitase un puerto de marea en El Salín para abrir a la ría la fachada marítima Oeste del casco urbano.
Hoy vuelvo a repetirlo como idea para quien corresponda y la cedo a todos los vecinos que deseen respaldarla y remitirla como suya, al ayuntamiento.
A Carlos I lo subieron aguas arriba a bordo de una falúa -embarcación con camarote- desde Tazones al puerto del Puente Güetes, a las afueras de Villaviciosa, aprovechando la marea de la tarde, según el testimonio de Laurent Vital, cronista flamenco que viajaba en el séquito.
Sería una buena ocasión para recuperar ese puerto o esos amarres centenarios que ya existían en Villaviciosa y que se fueron perdiendo por la desidia. No planteo dragar la Ría, que sería muy caro. Con las mareas medianas y grandes se puede llegar a El Salín y a Güetes sin problema. Bueno, con las mareas grandes, que suben mucho, sí hay un problema, porque los ingenieros que diseñaron el puente de madera que cruza el brazo de ría en la zona del parque de Riaño lo dejaron tan bajo que, incluso, una pequeña falúa de las actuales tiene problemas para pasar.
No se trata de echar hormigón en ningún sitio, sólo de clavar unas estacas que sirvan de amarre para embarcaciones. Lo normal en cualquier pueblo que tenga un acceso fluvial o marítimo.
Para la efeméride, se quieren recrear las rutas por las que pasó el entonces príncipe Carlos I, un adolescente de 17 años, que pocos meses más tarde juraba la Corona de Castilla y tres años después, en 1520, accedía al trono del Imperio Germánico. Sería una buena ocasión para potenciar esa ruta marítima desde Tazones a Güetes, o desde El Puntal para evitar atravesar la barra en la costa de Rodiles. Y también sería un buen pretexto para cortar los matorrales que adornan la ría.
En la hoja de ruta del viaje desde Flandes -actual Bélgica- se había fijado la costa de Cantabria como punto de entrada en España, pero una tormenta desvió las embarcaciones casi cien millas hacia el Oeste y, contra todo pronóstico, aparecieron en Tazones.

Imagino que buena parte de la comitiva de cuarenta barcos habrá hecho el recorrido hasta Villaviciosa, por tierra A esa gente también se la puede recordar y homenajear recuperando el camino milenario que va de Tazones a la Villa, que tiene unas vistas impresionantes sobre la costa cantábrica en el primer tramo, desde El Catalín a Liñero; cuando se baja a San Martín y Bedriñana el espectáculo natural nos lo ofrece la ría. Arreglar este camino tampoco supone mucho gasto para las arcas municipales y podrías sustituir a la fantasiosa ruta que se quiere hacer paralela a la carretera, y que costaría muchos miles de euros que no tenemos. Lo más importante en ese camino que utilizaron durante cientos de años los vecinos de Tazones, es el mantenimiento. Se trata de una ruta en plena naturaleza, sin los ruidos de la carretera, que permite contemplar la flora y la fauna en su hábitat.
¡Buen camino!

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Aprendices importados de Galicia

Isolina Cueli
Las escuelas de peluquería suelen ofrecer trabajos de corte o peinado a precios muy baratos y los clientes que los solicitan saben que se van a poner en manos de aprendices que necesitan practicar para coger experiencia. Pero imagino que no serán muchas las novias o novios que van a peinarse a la escuela de peluquería el día de su boda.
En hostelería suele pasar lo mismo. Las escuelas tienen un restaurante en el que se come el menú hecho por los estudiantes y supervisado por los profesores. El sistema me parece una excelente idea. Pero supongo que tampoco habrá muchas parejas que acudan a la escuela de hostelería para encargar el banquete nupcial. Ese día está reservado para los profesionales.
Pues cual no sería mi sorpresa al enterarme por el Diario de Pontevedra que la degustación gastronómica que se ofrece a los invitados de los Premios Princesa de Asturias ha sido elaborada, en gran parte, por 70 personas del Centro Integral de Formación Profesional Carlos Oroza de Pontevedra, en concreto 62 alumnos de los ciclos superiores de Dirección de Cocina y Dirección de Servicios de Restauración y del ciclo medio de Restaurante y Bar, más seis profesores y dos directivos.
El director del centro dice en el Diario de Prontevedra que "non todos os días podemos facer prácticas deste nivel". Y yo también lo digo. Vaya nivel y vaya suerte que tienen los alumnos gallegos, que antes de graduarse ya han podido cocinar el menú que representa a Asturias ante centenares de personas de todo el mundo. Y también digo, qué mala suerte tienen los alumnos de las escuelas de hostelería de Asturias que no pueden ir ni de pinches de los gallegos. Porque además de los 62 citados más arriba, también estuvieron entre los pucheros otros 42 alumnos del Centro Integrado de Formación Profesional Paseo Das Pontes, de La Coruña.
Imagino que el menú, a base de fabada, escalopines al cabrales, rape a la sidra, arroz con leche y carbayones, lo practicarán a diario los alumnos en sus centros de formación y les habrá salido para chuparse los dedos.
(Hace más de veinte años, fui testigo del esfuerzo de Rafael Secades por conseguir la primera Escuela de Hostelería en Oviedo).
Estaba fuera de Asturias el día del evento de los Premios y desconozco la reacción de los profesionales asturianos ante esta situación, que se repite por tercer año consecutivo. También me pregunto qué dijo el Gobierno del Principado. Da la casualidad que ese mismo Gobierno se gasta nuestros euros de forma violenta promocionando Asturias en el extranjero y cuando el extranjero viene a Asturias, como es el caso del día de la entrega de los Premios, dejamos nuestro escaparate gastronómico en manos de los gallegos.
Desde Asturias exportamos talento en cantidades industriales. Y al mismo tiempo que cientos, por no decir miles, de licenciados universitarios asturianos se buscan la vida por el mundo porque aquí no tienen puesto de trabajo, les facilitamos las prácticas a alumnos de Formación Profesional de Galicia, que en su vida habrían imaginado un debut semejante.
Vaya desde aquí mi aplauso para los directivos gallegos que lograron colarnos un gol tan monumental.
No es por echarles un jarro de agua fría a nuestros vecinos, pero ahora me explico porqué la Reina Letizia, cuando puede, se escaquea del ágape y se va a cenar con sus amigas.
¡Buen camino!


jueves, 27 de octubre de 2016

El náufrago de "La bien pagá"

Noticia en LNE 8/10/96
Isolina Cueli
Hace unos meses me encontré con el reportaje que publiqué el 6 de octubre de 1996 en La Nueva España sobre un náufrago hallado el 27 de octubre de 1954 cerca de la costa entre Ribadesella y Colunga, por los tripulantes de "La bien pagá", una embarcación pesquera del puerto de Lastres. En ese momento, y hasta hoy, me planteé la conveniencia, o no, de remover esta historia al cabo de 62 años. Pero estoy segura que en algún hogar, no sé dónde, ésta fecha del 27 de octubre es muy señalada. A una familia le falta un miembro y no saben donde está desde hace seis décadas.
Cuando se publicó la noticia en el año 1996 llegó a un universo muy reducido, el de los lectores del diario. Hoy, gracias a las redes sociales, puede ampliarse el radio de búsqueda. Nada me gustaría más que poder colaborar a poner nombre a la persona fallecida que aparece en la fotografía, hecha en Lastres en el momento que los pescadores desembarcaron el cuerpo.
Me enteré de esta desaparición de casualidad, mientras hacía otro trabajo en el Juzgado de Paz de Colunga. Fue Rubén Rodríguez Abad, titular del juzgado en esa época, quien me informó que en los archivos de la casa se encontraba la foto de un náufrago sin identificar.
Las fotos se encuentran en el Juzgado de Paz de Colunga (Isolina Cueli)
Tal día como hoy, hace 62 años, era miércoles y los pescadores de Lastres, que por la mañana habían puesto rumbo Este en busca de anchoa o sardina, volvían a casa con las redes vacías. A su regreso a puerto, a primera hora de la tarde, a la altura del monte El Arrobau, frente a la playa de Berbes (Ribadesella) avistaron el cadáver de un náufrago que flotaba en vertical y se encontraba a tres millas de la costa. El cuerpo aún estaba vestido, con sangre en la frente y en el bolso del pantalón llevaba 11 pesetas.
En su momento, recogí versiones para todos los gustos sobre los motivos que llevaron al fatal desenlace y sobre la identidad del varón recogido en el mar por los pescadores. Hoy sólo quiero constatar el hecho del hallazgo de un náufrago y buscar ayuda para identificarlo.
Os agradezco de antemano la divulgación de esta noticia, a ver si entre todos conseguimos que una familia descubra el paradero de un ser querido, desaparecido hace 62 años.


miércoles, 26 de octubre de 2016

Frutos de otoño

Isolina Cueli
Como la economía siempre levanta ampollas, en esta ocasión voy a mirar al otoño a través de los productos del campo. Dice María José, vecina de Liñero, que podría vivir de los frutos del otoño. Yo también. En Asturias, cualquiera que salga del asfalto se dará cuenta que estamos en plena recolección de las cosechas del año. Aquí se dan nueces, avellanas, castañas, higos, uvas. También es el momento de recoger el maíz, les fabes, los pimientos, los últimos tomates y las calabazas de todos los colores, formas y tamaños. Están en el punto álgido los carápanos, las manzanas y piescos.
Cesto con piescos en el mercado de Villaviciosa (I.C)
Me decía un taxista de El Bierzo (León) que si compraba castañas de su tierra debía elegir las de tamaño pequeño, que eran mejores que las grandes, más atractivas a la vista, pero con menos sabor. Le grdecí la sugerencia, pero no necesito comprar castañas de fuera, las hay en mi pueblo. De todas formas no estaba muy descaminado, porque las castañas de aquí se pierden la mayor parte debajo del árbol o se las comen los roedores y las ardillas. Supongo que también les gustarán a los jabalíes y a los osos, donde los haya.
Mientras, en los puestos callejeros de los castañeros y en muchos supermercados, nos ofrecen castañas de fuera.
Alardeamos del castaño como árbol autóctono y seguro que lo es, porque hace muchos años la castaña debía ser el alimento básico en la dieta de nuestros ancestros y de sus animales domésticos, pero los tenemos abandonados a su suerte. En Asturias, los castaños están en decadencia porque no se renuevan, porque no les hacemos ni caso y porque enferman. A pesar de todo hay testimonios reales del arraigo de éste árbol. Me vienen a la cabeza los castaños varias veces centenarios que sobreviven en Hontoria (Llanes) o el fructífero castañéu de Toroyes (Villaviciosa).
Los franceses alardean del marron glacé, que no es otra cosa que castañas con azúcar, y le sacan un impresionante valor añadido al fruto. En la zona de El Bierzo se han convertido en alumnos aventajados de los franceses y rentabilizan las castañas hasta límites insospechados. Te ofrecen, incluso, cerveza de castaña. De paso, también plantan árboles nuevos y remozan sus castañares.
En Asturias, hace más de cien años, exportábamos las avellanas por el puerto de Bilbao, hoy es un fruto cuya producción no consigue abastecer ni la demanda de los compradores que acuden al Festival de la Avellana, en Piloña. Todas las crónicas decían que se habían agotado las existencias en unas horas. Eso significa que había pocas. 
Por cierto, mis vecinos, Mariano y Raquel me comentan, muy disgustados, que en ese Festival de la Avellana les dieron gato por liebre y les vendieron avellanas de otra cosecha, que estaban vacías.
Llegaron a media mañana a Infiesto y vieron que no había donde comprar. Hasta que se percataron que una persona llevaba en un carretillo varios sacos para un puesto. Es ahí donde les engañaron. Quiero pensar que los estafadores, que vieron el negocio y fueron a buscar las avellanas viejas que guardaban en el hórreo, no eran de Piloña, pero alguien debería haber dado la voz de alarma y evitar el timo a personas que acuden a comprar de buena fe, sin plantearse que también allí les pueden engañar.
Tengo que confesar que esta semana estuve a la pía o rebusco de nueces en La Riera, por la zona de Valdediós. Iba a conocer el pueblo, pero las nueces me salían al paso y no podía dejarlas allí, a su suerte, para que las atropellara un coche. Los que somos de pueblo llevamos la recolecta en los genes.
¡Buen camino!

miércoles, 19 de octubre de 2016

Cobayas de la economía

Isolina Cueli
En Sexto de Primaria les enseñan a los niños de once años los tipos de gastos que existen y la conveniencia de hacer un presupuesto para cuadrar ingresos y gastos.
Pero esa teoría que estudian los más jóvenes, los adultos no la ponen en práctica. Mejor dicho, no se puso en práctica durante la primera década de este siglo XXI. Parecía que alguien estaba diciéndonos al oído, ¡tonto el que no se endeude!

Portada del libro de Niño-Becerra
Acabo de leer La Economía. Una Historia muy personal (Los libros del lince), escrito por el economista Santiago Niño-Becerra, que nos cuenta, de forma detallada, cómo la gente picó el anzuelo del dinero fácil; cómo nos metimos en la rueda del consumo, "el elemento perpetuador del sistema capitalista" y cómo llegamos al "despilfarro".
Aunque el libro se remonta a los anales de la historia, y el autor repite una y otra vez que lo de ahora viene de muy lejos, voy a centrarme en lo que todos vivimos.
Niño-Becerra nos recuerda que "entre 1996 y 2007 España estuvo sumida en una irrealidad que le hizo vivir en un mundo inexistente, apoyado en el euro y canalizado a través del subsector de la construcción; el motor y el endeudamiento privado". En esas mismas fechas, apunta el economista y catedrático de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, "la deuda privada en España aumentó el 135 por ciento. Se creció mucho y muy rápidamente, pero a costa de generar una deuda gigantesca. Fueron años maravillosos de sueños y bienestar, pero financiados con crédito que en algún momento habría que pagar".
Y por si no nos habíamos enterado el autor recuerda que "aquel estado de bienestar que se implantó después de la Segunda Guerra Mundial puede darse por acabado. El individuo, en términos de ayudas, cada vez está más solo, por lo que cada vez debe ser más responsable de sí mismo".
Nos lo pueden decir más alto, pero no más claro: somos pobres y lo seremos aún más. Nos vienen tasas fiscales por todas partes, no se librarán de ellas ni los defraudadores más hábiles. La vaca -léase papá Estado- que todos tratamos de ordeñar está escosa. Los impuestos, que intentamos eludir, con todas las trampas a nuestro alcance, imitando a muchos políticos, ya no dan para más.
Si los gobernantes no fueron a clase el día que les explicaron cómo se cuadraba un presupuesto, tendríamos que ser los gobernados quienes les enseñemos a administrar la cosa pública con conciencia y con el mismo método casero que utilizan las familias para llegar a fin de mes.  Nunca se nos ocurrirí comprar langosta si sólo tenemos dinero para sardinas.
Como dice Niño-Becerra, la Economía es una Historia personal y, a diario, todos influimos en la Economía con mayúsculas. El simple hecho de comprar en una tienda o en otra, ya es economía. Cuando elegimos entre un producto local, nacional o de importación influimos en la economía.
En España seguimos sin Gobierno y metidos de lleno en un cambio de modelo económico. Sin enterarnos, somos las cobayas con las que se está experimentando una salida al atolladero en el que estamos inmersos. Un redil en el que también entramos sin enterarnos y del que no hay escapatoria. A ver a qué abismo nos llevan esta vez, mientras nos dicen que será para nuestra salvación.
¡Buen camino!

miércoles, 12 de octubre de 2016

Día Internacional de la Mujer Rural

Isolina Cueli
Ganadera en el concejo de Triacastela, Galicia. (I.C)
El próximo sábado, 15, fiesta de Santa Teresa -defensora de los derechos de la mujer- se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer Rural, aunque la campaña de sensibilización ya se inició a principios de este mes y continúa hasta el 17, fecha del Día Internacional de Erradicación de la Pobreza, un problema endémico en el mundo en cuya solución tiene mucho que ver el trabajo de la mujer, por eso las fechas van encadenadas.
La erradicación de la pobreza es un tema repetitivo que nos debería avergonzar sólo con nombrarlo y que el mundo occidental ve como un mal menor, cuya solución se va posponiendo. Ahora se ha fijado el año 2030 para conseguir ese objetivo, que tiene en las mujeres campesinas las agentes indispensables para el desarrollo del medio rural, tanto en asuntos económicos, como ambientales y sociales.
En el mundo hay millones de familias que no tienen agua corriente en su casa y que para conseguirla necesitan horas de camino. Ese trabajo, generalmente, lo hace la mujer. Conseguir el agua, la leña o la comida suele ser cosa de la mujer, por eso en las organizaciones internacionales se las considera piezas básicas para el desarrollo.
Abrir un grifo y que salga agua sólo puede apreciarlo, en su medida, quien careció de ése servicio.
Campesina Asturiana, de Augusto Junquera
La Fundación Mujeres del Mundo (WWSF), en sus siglas en inglés, premia este año a nueve mujeres de Asia, África y América por su implicación en el desarrollo de las gentes que viven de la agricultura y la ganadería en sus respectivas comunidades. Es uno de tantos reconocimientos que se harán esta semana. Uno de los premios Princesa de Asturias 2015 se dio a la economista francesa Esther Duflo, que desarrolló un método para paliar la pobreza. Y una de las conclusiones a las que llega es que dar una vaca a quien sufre pobreza y enseñarle a cuidarla, en vez de comérsela, con el tiempo, mejora su situación económica. Es el proverbio: enseña a pescar, en vez de regalar pescado.
Hace meses colaboré en la traducción del texto de un proyecto de ayuda a un grupo de mujeres de Congo (África), financiado desde Asturias. Se trataba de ayudarlas a comprar cabras para que fuesen haciendo rebaño y sacasen estiércol como abono y, por otro, se les daba formación en corte y confección y se les proporcionaban máquinas de coser para que, a partir del aprendizaje, pudiesen ganarse la vida. A mí la letra me sonaba familiar. Hace cincuenta años, ése era el sistema de desarrollo en los pueblos del Principado, además de las clases de cocina.
En Europa, y más en concreto en Asturias, superamos la hambruna y cuando abrimos el grifo sale agua, pero quedan muchos retos por alcanzar. Tenemos un medio rural envejecido y poco atractivo para los jóvenes: hombres y mujeres, que carecen del espíritu de sacrificio de sus mayores y que están deslumbrados por la forma de vida urbana.
Estos días ha sido noticia la enóloga e investigadora asturiana Carmen Martínez, natural de Carballo, un pueblo de Cangas del Narcea, distinguida por el Centro Superior de Investigaciones Científicas por su trabajo en la recuperación de variedades de uva en peligro de extinción. Muchas de esas cepas las había visto durante su infancia en las fincas familiares. Es una mujer del medio rural, y su esfuerzo intelectual servirá para el desarrollo de áreas deprimidas. Mi felicitación por su aportación a la ciencia y al campo.


jueves, 6 de octubre de 2016

Caminos y túneles

Isolina Cueli
El desgobierno al que estamos sometidos desde hace un año repercute de forma negativa en muchos ámbitos de la vida económica, cultural y política. Para no meterme en mucha harina voy a referirme al freno que supone avanzar en ralentí en inversiones estratégicas como las comunicaciones por vía férrea. Tenemos a la puerta de casa la línea de AVE que nos comunicaría con Madrid y el resto de España, pero a efectos prácticos es como si no existiese. Nos falta el último empujón para poner en funcionamiento el túnel de la variante que asoma en Campomanes (Lena) y que nos situaría en el siglo XXI.
Camino Real de la Mesa por el puerto de San Lorenzo (Teverga).
Las montañas que nos rodean nunca fueron para Asturias motivo de aislamiento. En otras épocas las sorteábamos con caminos, como el Camino Real de la Mesa, de Grado a Somiedo, trazado con más de dos mil años y que hasta el siglo XIX fue una de las principales salidas de Asturias a la Meseta. O la Senda del Arcediano, por Amieva, documentada desde el año 973, muy transitada hasta el siglo XIX, que lleva el nombre del Arcediano Pedro Díaz de Oseja -equivalente a un vicario-, nacido en Sajambre (León) en 1583, y que ejerció el cargo en Villaviciosa desde 1621 a 1665. Ahora esas montañas las horadamos y atrochamos por los túneles. Pasadizos inimaginables para aquellas gentes que empedraron los caminos, para los carros, y que son utilizados hoy como rutas para montañeros y caminantes.
Cómo se nota que Asturias no tiene ningún peso político en Madrid y nadie vela por nuestros intereses a la hora de repartir presupuestos, cuando los hay. Hasta el arcediano de Villaviciosa barría para casa. Hace meses tuve ocasión de asistir a una conferencia en la que se explicaba cómo Pedro Díaz de Oseja enviaba a su tierra natal parte de los impuestos o diezmos que recaudaba en su jurisdicción, que abarcaba catorce concejos del área oriental de Asturias, desde Villaviciosa, Nava y Piloña a Llanes, Ribadedeva, Cabrales y Amieva. Con ese dinero se mejoró el camino de acceso a Sajambre, de gran importancia para los vecinos, hasta el punto que el tramo lleva su nombre, -aunque, cuando se enteren algunos que el arcediano era un cura, es posible que la senda se quede sin apellido-.
Hagamos votos para que en el próximo Gobierno, si es que lo hay algún día, Asturias pueda tener representación en el Consejo de Ministros. No se me ocurre ningún nombre, pero estoy segura que tenemos candidatos y candidatas que defiendan nuestros intereses, y no sólo en comunicaciones.
No estaría de más que los dirigentes de los cuatro partidos con mayor representación parlamentaria, de los que depende nuestro presente y nuestro futuro, estudiasen el trabajo que hizo en Asturias, en la legislatura de la pre-autonomía, el socialista Rafael Fernández (1913-2010). Fue capaz de formar un Gobierno con consejeros de todos los partidos de entonces: AP, UCD, PSOE y PC. Rafael, que había vivido la guerra civil junto a su suegro Belarmino Tomás y sufrido el exilio durante 37 años, me decía en una entrevista en el año 1996, que "había aprendido a no ser beligerante ni con las personas ni con las instituciones".
Espero que los de ahora no necesiten echarse al monte para aprender esa lección de tolerancia y patriotismo.
Para eso se hacen los túneles, para atajar.



miércoles, 28 de septiembre de 2016

Bulnes, la atalaya de Guillermina Mier

Isolina Cueli
La primera vez que subí a Bulnes (Cabrales), en los años ochenta, lo hice a pie por la canal del Texu, desde Poncebos. Era la única vía de acceso al pueblo en el que habitaban casi una docena de familias, dedicadas a la ganadería. También se ocupaban del turismo. Había que dar de comer y de beber a los montañeros que se aventuraban a visitar el pueblo y a los que seguían hacia otras metas más altas del macizo central de los Picos de Europa, como el Picu Urriellu.
Guillermina Mier Campillo (I.C)
Para ocuparse de los forasteros estaba el bar del guarda Marcelino, regentado hoy por sus descendientes, y Casa Guillermina, donde nunca faltaba un buen plato de patatas fritas con huevos y chorizos de casa. Una exquisitez que en Bulnes se saborea más.
Al pueblo de Bulnes,  a 650 metros de altitud, también se puede subir en funicular desde el año 2001, lujo del que pueden disfrutar los vecinos y muchas otras personas -un alto porcentaje de extranjeros- interesados en conocer un pueblo singular, que da nombre al Picu Urriellu, conocido también como Naranjo de Bulnes.
Desde aquella primera subida, hasta finales de los noventa, hice numerosos reportajes en Bulnes, con otras tantas ascensiones, triscando por la canal, que cada vez se me hacía más fácil de subir y más corta, y siempre conté con la colaboración y la hospitalidad de Guillermina y su familia. Uno de los últimos trabajos consistió en escribir un reportaje para contar cómo era su cena de Nochebuena bajo la nieve. Ahora, ni nieva.
La semana pasada subí con dos amigas -esta vez en funicular- a recordar viejas andanzas y me encontré con Guillermina Mier Campillo, a punto de cumplir 99 años, animando la tertulia en el bar que regenta su hijo José Manuel, que iba para marino mercante y se quedó en tierra para continuar con la tradición familiar.
Guillermina, nacida en Bulnes hace casi un siglo, huérfana de madre con pocos meses y criada por una tía, vivió toda su vida en el pueblo. Antes, cuando era joven, subía y bajaba con más frecuencia. Reconoce que si no tuvieran el funicular ya sería más difícil salir de Bulnes, pero ahora podrá pasar el invierno en Arenas. En sus conversaciones es inevitable que nos cuente su desgracia personal. La muerte de su marido Rafael, despeñado en un recodo de la canal del Texu, por un lugar que conocía como la palma de su mano. Para Rafael el funicular llegó tarde y Guillermina mitiga su pena contando cómo su esposo seguía apostando por el pueblo y venía de comprar un nuevo rebaño de 300 ovejas que, tras su muerte, acabaron en Mansilla de las Mulas (León).
El Picu Urriellu  o  Naranjo de Bulnes, visto desde  Bulnes. (I.C)
Ahora hay más bares y restaurantes, con terrazas al borde del río y con vistas a la montaña. Pero ningún lujo es comparable con el plato de patatas fritas, huevos y chorizo!
Hasta allí llegan los curiosos, que ya lo vieron todo; los románticos que buscan ese lugar idílico donde tumbarse a la sombra de un nogal y escudriñar la piedra de las montañas que les protegen de los vientos dominantes; los montañeros aficionados que no saben a dónde van, y los avezados expertos que se conocen los senderos y las rutas tan bien como los lugareños.
Hace pocos días tuvimos que socorrer a una chica que llegó perdida y descalza, apunta Guillermina, dichosa de poder ayudar al desvalido, dar posada al peregrino, ofrecer comida a los hambrientos caminantes y, por supuesto, dar conversación, contar cómo era el Bulnes de su infancia. Es a sus antepasados, y a los de otros vecinos como Esteban, Esperanza o Amparo, ya fallecidos, a quienes se debe el asentamiento de Bulnes. En vez de embarcar para la emigración, se embarcaron montaña arriba en busca de un trozo de tierra para cultivo y para pastos, algo que les diese de comer a ellos y a sus rebaños. Y ése el dorado estaba en las praderías de La Jelguera y la Trenosa, y como Bulnes no es una excepción en Asturias, esas tierras fértiles de la montaña, para desgracia de todos, y si alguien no lo remedia, están a punto de convertirse en matorral.
Cuando a Guillermina le piden la receta de su longevidad, dice que no la tiene. A pesar de todo, creo que esa larga vida se la da, además del aire puro que se respira en Bulnes, su actitud positiva ante la vida misma.















miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿Qué es verdad en Venezuela?

Isolina Cueli

Hay gente que niega el nazismo. Suelen ser personas, de distintas ideologías, que no lo padecieron, incluso ni existían en ésa época. A mí me entraron dudas cuando se lo escuché a un señor que había nacido en el año 11 del siglo pasado, y con una buena formación a sus espaldas. En el momento de esa afirmación tenía más de noventa años y por eso no se lo tuve en cuenta.
Cola en Venezuela para acceder a un supermercado.
Ahora me sorprende que haya gente que niegue o dude que sea cierto lo que nos cuentan que pasa en Venezuela. En primer lugar me duele que la voz de los periodistas esté tan devaluada que se pongan en duda los reportajes y las noticias del desastre que viven millones de personas; me escandaliza que se dude de la objetividad, la principal herramienta de un profesional del periodismo, y que todo se vea con los prismas de la política rancia.
Formo parte de una Red Internacional de Periodistas, en la que se supone reina la solidaridad y la empatía, y a la que también pertenecía Marta Aguirre, periodista española arraigada en Venezuela, pero hace unos meses comunicó, con amargura, su retirada del grupo al comprobar el poco interés mostrado a la actualidad en su país de acogida.
Cada uno contamos la feria según nos va, pero en periodismo la feria somos todos, y tendríamos que saber qué les pasa a los que están mal y cómo viven los que están bien, y quiénes son ambos. En el caso de Marta Aguirre, me contaba en un correo privado los problemas que tienen con la falta de alimentos y de medicinas. Osea, que pueden llegar a pasar mucha necesidad. No sé si hambre. Me lo comentó en un mensaje interno, no tendría porqué mentirme. Yo la creo. Lo peor es que puedo hacer muy poco por ayudarla, salvo decir aquí, en estas cuatro líneas, que en Venezuela hay millones de personas que lo están pasando verdaderamente mal. Y algo de verdad debe haber cuando veo fotos e imágenes de gente que para entrar en una tienda de alimentación tiene que hacer colas interminables.
Es más, debe ser bastante cierto lo que se cuenta cuando el propio presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, nombró a 18 generales del ejército como responsables del abastecimiento a los consumidores de los 18 productos básicos, tanto farmacéuticos, como de alimentación. ¿Qué haríamos aquí si nos limitasen la cesta de la compra a 18 productos? Pues podemos ir pensando en ello, por si acaso.
Por lo visto, en Venezuela los alimentos acaban en manos de revendedores, que fijan unos precios desorbitados y hay familias que no pueden comprarlos. En España, en la postguerra, eso se llamaba estraperlo, y mucha gente se hizo rica con el comercio fraudulento. Aún hay familias que comen hoy en España con los réditos de lo que robaron sus antepasados en el estraperlo.
No dudo de las noticias que leo y escucho sobre Venezuela, pero me niego a creer lo que escribía Raúl del Pozo la semana pasada. Decía que el presidente Maduro veía Sálvame, un programa de televisión en España y, más fuerte aún, que, a veces, le acompañaba en el visionado el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, quien, de paso, anda por allí intentando arreglar el lío entre venezolanos. Cualquier día le oiremos gritar: ¡salvadme!, que esto es mucho tomate para mí, me voy a unir civilizaciones, que debe ser más fácil. No estaría de más que se ocupase de los asuntos domésticos e intentase poner de acuerdo a todos los reinos de taifas que hay en su partido.


miércoles, 14 de septiembre de 2016

Las estrellas de la cara Sur de El Sueve

Isolina Cueli

La montaña de El Sueve tiene dos caras bien delimitadas: la Norte, que mira al mar Cantábrico y las playas de Colunga, Caravia, incluso Ribadesella y hasta la Ría de Villaviciosa; y la Sur, más soleada, que se encara a los Picos de Europa, con el valle de Parres a sus pies. Esta ladera del Sueve orientada al mediodía también tiene su propia iluminación nocturna, me refiero al brillo que le dan las tres estrellas Michelín que lucen en la zona: dos de Nacho Manzano en Casa Marcial (La Salgar) y una de José Antonio Campoviejo en El Corral del Indianu (Arriondas).
Casa Marcial, en La Salgar (Parres). (I:C)
Esta columna nació con vocación de dar voz a los sin voz. Hoy, no obstante, quiero reconocer el esfuerzo de estos cocineros que tienen su propio altavoz, cuyo eco lleva a Parres y Asturias por todo el mundo. Pero,  a esa atalaya, tan alta como el Picu Pienzu, que corona El Sueve, no se llega sin esfuerzo y el esfuerzo y la excelencia, que suponen dejarse las pestañas en los fogones, también merecen unas líneas de apoyo y de ánimo para que no cejen en el intento de seguir adelante.
Dijo Salvador Dalí en 1969 que "El fin del arte es lograr que lo habitual tenga apariencia de nuevo".
Y eso es precisamente lo que hacen los cocineros de la falda Sur de El Sueve. Nacho Manzano convirtió en pitu de caleya el arroz con pollo, un plato de toda la vida en Asturias, que se comía los días de fiesta, y, además, lo sitúa como referencia internacional.
En su mesa te deja sin palabras lo que puede dar de sí la sardina, el bacalao, la alcachofa o el perejil licuado.
Arte es que te quedes con la boca abierta cuando te sirven los dulces en un gachapu, el artilugio de madera ahuecada, que conserva el agua y en el que los segadores llevan la piedra para afilar la guadaña. Es lo de toda la vida, pero parece nuevo. Aquí la piedra es de chocolate, sublime.
Por la derecha, Manzano, Ron, Campoviejo y De Diego.
A Manzano y a Campoviejo los conocí en el año 1996, en un reportaje para LNE -foto de la derecha-, cuando empezaban a labrarse su futuro, pero ya apuntaban maneras y se les veía venir con mucha fuerza y con ganas de hacerse un hueco en el sector de la restauración.
Ellos y su esfuerzo emprendedor son el valor añadido que necesitan Asturias y España. Gente con tesón, con imaginación y con ganas de trabajar y contagiar su entusiasmo a los demás. Las envidias que puedan suscitar, las dejamos aparte.
Yo les reconozco también el mérito de conseguir que clientes de todo el mundo se gasten el dinero sin reparos y crucen océanos para probar sus menús, su carta y, en definitiva, sus creaciones y su trabajo.
En la última semana tuve ocasión de degustar la cocina de Nacho Manzano en Casa Marcial (La Salgar) y en Ibérica Victoria, una de las cinco que hay en Londres, estilo Casa Gloria (Oviedo). Dos conceptos muy distintos. El primero más selecto y el segundo, con muchísimo éxito, más popular y a precios más competitivos, hasta el punto que llenan todos los días en una plaza tan difícil como es la capital británica.
A Nacho también le reconozco el mérito de que se arriesgue a servir un menú de muchos euros en una mesa sin mantel y los comensales lo acaten como decisión original del chef. Cuando comía el arroz con pollo de mi madre el día de fiesta, no faltaba el mantel, que siempre me pareció un lujo frente a una mesa desnuda, por muy buena madera que tenga.
Aprovecho para destacar el gasto que hacen en lavandería en otros sitios más modestos, como La Venta de Valloberu (Villaviciosa), donde te sientas a una mesa con mantel de hilo y servilletas a juego para comer un menú de 12,5 euros, con bebida incluída.




viernes, 9 de septiembre de 2016

África, el vecino incómodo

Isolina Cueli
Somos los vecinos más cercanos del continente africano y aún es el gran desconocido para nosotros, aunque ellos sí saben bien donde estamos y cómo vivimos. Nos quieren imitar y por eso se esfuerzan en saltar las vallas y los muros que les ponemos.
Según los científicos, el primer humano salió de África, así que les debemos hasta la especie, pero nos empeñamos en darles la espalda y cerrarles la puerta.
Mercedes con un grupo de jóvenes del internado en Lilongwe.
Hay excepciones en casos de algunas empresas que saben del potencial africano y empiezan a producir en ésa tierra y, de paso, a crear trabajo sobre el terreno. También nos acordamos de África en momentos de Cooperación Internacional y ayuda al desarrollo. Son migajas, pero llegan. Los que también llegan y permanecen son los misioneros, que echan raíces como las del baobab y ya no son capaces de dejar el continente.
Hoy quiero escribir sobre mi amiga Mercedes Arbesú (Santa Marina, Siero, 1964). Mercedes es una periodista que nunca dejó de escribir (ahora en su blog El silencio del baobab: mercedesarbesu.com), pero sí abandonó las redacciones por la vida religiosa y desde hace casi veinte años pertenece a la congregación de las Hermanas de María Mediadora. Pasó la mayor parte de éste tiempo en África, en concreto en Malawi, un país pobre del Sur, que aquí ni nos suena, pero que existe y este año pasará hambruna, una vez más, a causa de las malas cosechas.
Mercedes en el 98, su primera etapa. (I.C)
Mercedes sí conoce Malawi y sabe que será muy difícil que salgan de la miseria. Saldrán en el momento que apuesten seriamente por la educación. Estos países se la juegan con la educación, afirma la misionera asturiana. Es un círculo vicioso que describe muy bien Paul Collier en su libro El club de la miseria, donde nos cuenta qué falla en los países pobres y cómo se podría corregir el rumbo.
Mercedes, superiora regional en Malawi, vive el día a día de la pobreza en la misión de Lilongwe, la capital del país. También regentan un hospital en Mlale y otra misión para huérfanos en Chezzi.
En su caso, están centradas en contribuir a que puedan estudiar 75 niñas y jóvenes de barrios marginales, a las que ofrecen un internado próximo al centro escolar. Un programa financiado por la organización Mujeres por África y tiene como efecto colateral evitar muchos matrimonios de adolescentes. Las familias optan por buscarles marido para librarse de una boca en la casa. Si la niña está en un internado y no es una carga, no se preocuparán en casarla.
El programa Sunrise, amanecer en castellano, ayuda a un grupo de ancianos. Les ofrecen una comida caliente una vez a la semana, una especie de fariñes muy nutritivas que llevan cacahuete, aceite, leche, azúcar y soja, entre otros ingredientes, y les dan alimentos para llevar.
Plato de comida para los mayores.
En esta misión también tienen huerta, su gran despensa para alimentar tantas bocas. Y agua de riego, almacenada en un gran aljibe en la época de lluvias, la consiguen gracias a un proyecto financiado por Manos Unidas de España.
(Aprovecho para felicitar al equipo de Manos Unidas de Villaviciosa que se dejan la piel y muchas horas de su tiempo en el mercadillo que organizan cada año para reunir euros que financian programas de cooperación. Es otra forma de ser misionera o misionero).
El anciano que está junto a Mercedes en ambas fotos es la misma persona: el abuelo de Maite, -huérfana en la misión de Chezzi-, al que ayudaban a finales del siglo XX y siguen haciéndolo ahora, 18 años después.


miércoles, 31 de agosto de 2016

Una circunvalación para Lastres y rotondas en Villaviciosa

Isolina Cueli

Juan Venta, con quien coincidí en el Concierto sobre la Hierba de Misiego, junto a su esposa Pepa Granda, me dice que me repito en los temas. Pues esta semana será una de esas que la letra y la música suenen a antiguo, pero no me queda más remedio que recordar la necesidad de una rotonda para Villaviciosa y una carretera de circunvalación para Lastres (Colunga).
Cruce de Riaño, en Villaviciosa, N-632, izquierda y AS-256, derecha. (I.C)
Se acaba otro verano y los pobres turistas que nos visitan no se pueden creer que tienen que volver a sufrir los atascos del cruce de Riaño, a las afueras de Villaviciosa, por el que pasa el tráfico hacia Oviedo y Gijón, para enlazar con la autopista (A-8), el que sigue por la N-632 para El Pedrosu y todo lo que desvía para Tazones y Venta de las Ranas (AS-256). Tampoco me puedo olvidar del calvario que supone circular, incluso caminar, por Lastres.
En el mandato del alcalde Felgueres (Villaviciosa) se habilitó la rotonda de acceso al casco urbano de la Villa. No era la más importante, pero se hizo y está muy bien. En la era del alcalde Vega seguimos sin distribuir el tráfico de forma adecuada en uno de los cruces más concurridos del concejo, después de Rodiles.
Ya sé que no es un tema municipal, pero los alcaldes están para eso, para dar la lata allá donde sea. Imagino que esa rotonda tendría que estar diseñada y presupuestada en las obras de la Autovía del Cantábrico (A-8), que ya se inauguró hace más de una década. Alguien tendrá que responsabilizarse de esa negligencia que sufrimos a diario todos los usuarios. Desconozco en qué lugar están ahora los papeles de esa obra. Teniendo en cuenta el desgobierno al que estamos sometidos, es posible que ya hayan pasado por las cuchillas de alguna trituradora. Me encantaría ver en los medios de comunicación y en titulares bien grandes esta denuncia, pero como no es posible, aprovecho este rincón para aportar mi grano de arena en semejante reivindicación.
Si Tráfico, por su parte, impulsa campañas publicitarias de prevención de accidentes y no tiene en cuenta el estado de las carreteras, lo que hace es una pérdida de tiempo y derroche del dinero de todos los contribuyentes.
Tráfico en Lastres, sin aceras. (I.C)
Aprovecho para sugerir otra rotonda en el cruce de la N-632 con la carretera que va a Rodiles (VV-6). Ahí están anticuadas hasta las señales, como el Stop que deben hacer los coches que circulan en dirección a la playa para dejar pasar al tráfico que viene por la derecha y que es muy escaso, ya que ahora todo baja por autopista.
No sé si escribí sobre el caos de tráfico en Lastres (Colunga) en los meses de verano, pero sí lo comenté con mucha gente. Creo que una vía de circunvalación, con el tráfico en un solo sentido y un carril, sería una forma de ganar espacio para aparcamientos en toda la carretera de la cara Norte y para ensanchar las aceras.
Ya sé que Lastres es muy bonito, se come muy bien, y se vende solo, pero no está de más tener en cuenta a los sufridos visitantes y facilitarles la estancia.

miércoles, 24 de agosto de 2016

El Fitu de Judith Obaya y Juan Llames

Isolina Cueli

Espíritu de superación, eso es lo que les sobra a Judith Obaya (Villaviciosa, 1965), conocida por sus aventuras en moto por Europa, Asia y Norte de África y a Juan Llames (Villaviciosa, 1987) atleta invidente que ya tiene en sus piernas 296 carreras populares y de montaña, entre otras muchas iniciativas.
El miércoles pasado iniciaron su proyecto de ascensión a todos los puertos asturianos que hacen frontera y a otras cuatro subidas emblemáticas para los moteros, como es el caso de El Fitu, con la que se estrenaron, El Angliru, Los Lagos de Covadonga y Casielles, en Amieva, que para los de las motos es como el Stelvio italiano en versión asturiana.
Judith Obaya y Juan Llames. (I.C)
En la misma carretera en la que el ciclista Miguel Induráin se bajó de la bicicleta por su dureza y porque le entró una pájara histórica, Judith y Juan, unidos por una pequeña cuerda, arrancaron de la base de El Fitu (Colunga), a la altura de Casa Pancho, cerca del ramal que comunica con Caravia. No se trataba de competir, ni de hacer marcas, querían participar y alcanzar retos, superarse, disfrutar de la naturaleza y del aire puro que aún nos brinda El Sueve, el puerto que acoge la subida de El Fitu.
Hacía años que sabía del espíritu aventurero de Judith Obaya, pero no la conocí hasta esta semana. Recuperada de un accidente de moto, por exquivar un zorro, en tierras extremeñas, ya prepara su próximo objetivo por el Norte de Europa para el invierno del 2017. Pasarán del calor al frío extremo con 50 grados bajo cero.
La mayor parte de la gente, cuando hace una ofrenda suele estar relacionada con temas religiosos. Ir a Covadonga; subir las escaleras de la Cueva de rodillas; hacer el camino de Santiago, peregrinar a Lourdes etc. Pero Judith no se para en barras y lo que prometió, si se recuperaba de las heridas de su accidente, fue subir todos los puertos asturianos que hacen frontera, casi una docena de ascensiones.
Hoy, miércoles, su previsión es subir a Casielles, en Amieva, que tiene una carretera en zig-zag de unos tres kilómetros, muy apreciada por los que viajan sobre dos ruedas. En este caso, la recorrerán a pie y de ahí seguirán para el puerto de El Pontón, hasta llegar a la frontera leonesa.
Judith no recuerda de donde le viene la vena aventurera. Se propone hacer lo que nadie hizo antes, y, de momento lo consigue. El problema es la financiación. La moto es una afición cara y se necesitan patrocinadores que crean en la idea y compartan el espíritu de riesgo y de superación del equipo de Judith. Son deportistas que se lo toman en serio y se merecen que les crean y les apoyen. Es el premio a la excelencia, a la originalidad, al esfuerzo y al trabajo bien hecho.
En realidad, escribo sobre Judiht, pero me gustaría ser Judith, tener el valor para emprender una aventura tan dura y difícil. Es muy grato saber que, en su caso, después de meses de trabajo, se quedan muy pocos cabos sueltos y se dejan pocas cosas a la improvisación. Cada metro de camino está escudriñado y, al menos, sobre el mapa, es terreno conocido.
Aunque el mundo de la moto es difícil, Judith, Policía Local en Oviedo, nos demuestra estos días que sus vértebras están recuperadas y su corazón y su generosidad se agrandan subiendo los puertos agarrada a una pequeña cuerda, al lado de Juan Llames.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Solidaridad a través de la música

Isolina Cueli

Cualquier pretexto es bueno para practicar la solidaridad, pero si además se apoya en la música es más llevadero. El jueves asistí en la Casina de la Oliva (Villaviciosa) a un concierto benéfico del cuarteto Arpeggio, organizado por la Fundación Cardín en favor de la Asociación Raitana, centrada en el apoyo a personas con discapacidad, según se puede leer en su folleto de presentación.
La Asociación toma el nombre, y puede que su filosofía de trabajo, de un pájaro diminuto, muy común y muy querido en el medio rural: el raitán o petirrojo, con plumaje rojo-anaranjado en el pecho y parte de la cara. Podríamos decir que es un pájaro de compañía, muy cercano, con un cántico-silbo melódico inconfundible.
No conocía la sede de Raitana, Asociación sin ánimo de lucro, ni había asistido a otros actos organizados por este colectivo con el objetivo de recaudar fondos para su causa, que no es otra que la de ayudar a que las personas con discapacidad se integren en la sociedad y, de paso, apoyar a sus familias para que no cejen en el intento.
El cuarteto Arpeggio en el concierto benéfico en favor de Raitana (I:C)
En el concierto benéfico del jueves había bastante gente, pero podíamos haber sido muchos más. Reconozco que nos faltan esos cinco minutos para pensar que los discapacitados podíamos ser cualquiera de nosotros que nos consideramos normales.
Desde el primer día de nuestra vida, hasta el último, nunca estaremos libres de formar parte del grupo de los que se suelen enviar al furgón de cola, ya sea por causas físicas o psíquicas, por enfermedad o desgaste vital. Y me parece muy bien el objetivo de Raitana para rescatar de la marginación social a sus miembros.
Conozco a varias personas de las normales que este verano están aprendiendo a andar, a recordar, a hablar y a comer, después de que un infarto cerebral las dejara en la cuneta. Afortunadamente, gracias a la medicina, a las familias y al tesón personal, se están incorporando al pelotón.
El cuarteto Arpeggio, integrado por Cecilia Aivar (violín), Iria Rodríguez (violín), Adrián Arechavala (viola) y Laura Algueró (violoncello) interpretó música de películas y series como La vida es bella o Juego de tronos y melodías de varias canciones. En la propina nos ofrecieron la banda sonora de Mi gran noche. Casi todo el público cantó y tarareó aquello de: hoy para mí es un día especial, hoy saldré por la noche!
No deberíamos olvidarnos de intentar que todos los días sean especiales y saborearlos como si fuese el último.
Tenemos una vida tan fugaz y efímera como las perseidas o lágrimas de San Lorenzo que se pudieron contemplar a finales de semana en noches despejadas.
Nos lo dice Machado (1875-1939) en sus Proverbios y cantares: Caminante, son tus huellas/ el camino, y nada más;/ caminante, no hay camino/ se hace camino al andar.
Y lo corrobora el brasileño Mario Andrade (1893-1945) en su poema Mi alma tiene prisa cuando viene a decir que se acaba de dar cuenta que le queda menos vida que la ya vivida por eso escribe: "quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas/ gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma".