Isolina Cueli
El desgobierno al que estamos sometidos
desde hace un año repercute de forma negativa en muchos ámbitos de
la vida económica, cultural y política. Para no meterme en mucha
harina voy a referirme al freno que supone avanzar en ralentí en
inversiones estratégicas como las comunicaciones por vía férrea.
Tenemos a la puerta de casa la línea de AVE que nos comunicaría con
Madrid y el resto de España, pero a efectos prácticos es como si no
existiese. Nos falta el último empujón para poner en funcionamiento
el túnel de la variante que asoma en Campomanes (Lena) y que nos situaría en el
siglo XXI.
Camino Real de la Mesa por el puerto de San Lorenzo (Teverga). |
Cómo se nota que Asturias no tiene
ningún peso político en Madrid y nadie vela por nuestros intereses
a la hora de repartir presupuestos, cuando los hay. Hasta el
arcediano de Villaviciosa barría para casa. Hace meses tuve ocasión
de asistir a una conferencia en la que se explicaba cómo Pedro Díaz
de Oseja enviaba a su tierra natal parte de los impuestos o diezmos que
recaudaba en su jurisdicción, que abarcaba catorce concejos del área
oriental de Asturias, desde Villaviciosa, Nava y Piloña a Llanes,
Ribadedeva, Cabrales y Amieva. Con ese dinero se mejoró el camino de
acceso a Sajambre, de gran importancia para los vecinos, hasta el
punto que el tramo lleva su nombre, -aunque, cuando se enteren algunos
que el arcediano era un cura, es posible que la senda se quede sin
apellido-.
Hagamos votos para que en el próximo
Gobierno, si es que lo hay algún día, Asturias pueda tener
representación en el Consejo de Ministros. No se me ocurre ningún
nombre, pero estoy segura que tenemos candidatos y candidatas que
defiendan nuestros intereses, y no sólo en comunicaciones.
No estaría de más que los dirigentes de los cuatro partidos con mayor representación parlamentaria, de
los que depende nuestro presente y nuestro futuro, estudiasen el
trabajo que hizo en Asturias, en la legislatura de la pre-autonomía,
el socialista Rafael Fernández (1913-2010). Fue capaz de formar un
Gobierno con consejeros de todos los partidos de entonces: AP, UCD, PSOE y PC.
Rafael, que había vivido la guerra civil junto a su suegro Belarmino Tomás y
sufrido el exilio durante 37 años, me decía en una entrevista en el
año 1996, que "había aprendido a no ser beligerante ni con las
personas ni con las instituciones".
Espero que los de ahora no necesiten
echarse al monte para aprender esa lección de tolerancia y
patriotismo.
Para eso se hacen los túneles, para
atajar.
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