miércoles, 12 de octubre de 2016

Día Internacional de la Mujer Rural

Isolina Cueli
Ganadera en el concejo de Triacastela, Galicia. (I.C)
El próximo sábado, 15, fiesta de Santa Teresa -defensora de los derechos de la mujer- se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer Rural, aunque la campaña de sensibilización ya se inició a principios de este mes y continúa hasta el 17, fecha del Día Internacional de Erradicación de la Pobreza, un problema endémico en el mundo en cuya solución tiene mucho que ver el trabajo de la mujer, por eso las fechas van encadenadas.
La erradicación de la pobreza es un tema repetitivo que nos debería avergonzar sólo con nombrarlo y que el mundo occidental ve como un mal menor, cuya solución se va posponiendo. Ahora se ha fijado el año 2030 para conseguir ese objetivo, que tiene en las mujeres campesinas las agentes indispensables para el desarrollo del medio rural, tanto en asuntos económicos, como ambientales y sociales.
En el mundo hay millones de familias que no tienen agua corriente en su casa y que para conseguirla necesitan horas de camino. Ese trabajo, generalmente, lo hace la mujer. Conseguir el agua, la leña o la comida suele ser cosa de la mujer, por eso en las organizaciones internacionales se las considera piezas básicas para el desarrollo.
Abrir un grifo y que salga agua sólo puede apreciarlo, en su medida, quien careció de ése servicio.
Campesina Asturiana, de Augusto Junquera
La Fundación Mujeres del Mundo (WWSF), en sus siglas en inglés, premia este año a nueve mujeres de Asia, África y América por su implicación en el desarrollo de las gentes que viven de la agricultura y la ganadería en sus respectivas comunidades. Es uno de tantos reconocimientos que se harán esta semana. Uno de los premios Princesa de Asturias 2015 se dio a la economista francesa Esther Duflo, que desarrolló un método para paliar la pobreza. Y una de las conclusiones a las que llega es que dar una vaca a quien sufre pobreza y enseñarle a cuidarla, en vez de comérsela, con el tiempo, mejora su situación económica. Es el proverbio: enseña a pescar, en vez de regalar pescado.
Hace meses colaboré en la traducción del texto de un proyecto de ayuda a un grupo de mujeres de Congo (África), financiado desde Asturias. Se trataba de ayudarlas a comprar cabras para que fuesen haciendo rebaño y sacasen estiércol como abono y, por otro, se les daba formación en corte y confección y se les proporcionaban máquinas de coser para que, a partir del aprendizaje, pudiesen ganarse la vida. A mí la letra me sonaba familiar. Hace cincuenta años, ése era el sistema de desarrollo en los pueblos del Principado, además de las clases de cocina.
En Europa, y más en concreto en Asturias, superamos la hambruna y cuando abrimos el grifo sale agua, pero quedan muchos retos por alcanzar. Tenemos un medio rural envejecido y poco atractivo para los jóvenes: hombres y mujeres, que carecen del espíritu de sacrificio de sus mayores y que están deslumbrados por la forma de vida urbana.
Estos días ha sido noticia la enóloga e investigadora asturiana Carmen Martínez, natural de Carballo, un pueblo de Cangas del Narcea, distinguida por el Centro Superior de Investigaciones Científicas por su trabajo en la recuperación de variedades de uva en peligro de extinción. Muchas de esas cepas las había visto durante su infancia en las fincas familiares. Es una mujer del medio rural, y su esfuerzo intelectual servirá para el desarrollo de áreas deprimidas. Mi felicitación por su aportación a la ciencia y al campo.


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