jueves, 27 de octubre de 2016

El náufrago de "La bien pagá"

Noticia en LNE 8/10/96
Isolina Cueli
Hace unos meses me encontré con el reportaje que publiqué el 6 de octubre de 1996 en La Nueva España sobre un náufrago hallado el 27 de octubre de 1954 cerca de la costa entre Ribadesella y Colunga, por los tripulantes de "La bien pagá", una embarcación pesquera del puerto de Lastres. En ese momento, y hasta hoy, me planteé la conveniencia, o no, de remover esta historia al cabo de 62 años. Pero estoy segura que en algún hogar, no sé dónde, ésta fecha del 27 de octubre es muy señalada. A una familia le falta un miembro y no saben donde está desde hace seis décadas.
Cuando se publicó la noticia en el año 1996 llegó a un universo muy reducido, el de los lectores del diario. Hoy, gracias a las redes sociales, puede ampliarse el radio de búsqueda. Nada me gustaría más que poder colaborar a poner nombre a la persona fallecida que aparece en la fotografía, hecha en Lastres en el momento que los pescadores desembarcaron el cuerpo.
Me enteré de esta desaparición de casualidad, mientras hacía otro trabajo en el Juzgado de Paz de Colunga. Fue Rubén Rodríguez Abad, titular del juzgado en esa época, quien me informó que en los archivos de la casa se encontraba la foto de un náufrago sin identificar.
Las fotos se encuentran en el Juzgado de Paz de Colunga (Isolina Cueli)
Tal día como hoy, hace 62 años, era miércoles y los pescadores de Lastres, que por la mañana habían puesto rumbo Este en busca de anchoa o sardina, volvían a casa con las redes vacías. A su regreso a puerto, a primera hora de la tarde, a la altura del monte El Arrobau, frente a la playa de Berbes (Ribadesella) avistaron el cadáver de un náufrago que flotaba en vertical y se encontraba a tres millas de la costa. El cuerpo aún estaba vestido, con sangre en la frente y en el bolso del pantalón llevaba 11 pesetas.
En su momento, recogí versiones para todos los gustos sobre los motivos que llevaron al fatal desenlace y sobre la identidad del varón recogido en el mar por los pescadores. Hoy sólo quiero constatar el hecho del hallazgo de un náufrago y buscar ayuda para identificarlo.
Os agradezco de antemano la divulgación de esta noticia, a ver si entre todos conseguimos que una familia descubra el paradero de un ser querido, desaparecido hace 62 años.


miércoles, 26 de octubre de 2016

Frutos de otoño

Isolina Cueli
Como la economía siempre levanta ampollas, en esta ocasión voy a mirar al otoño a través de los productos del campo. Dice María José, vecina de Liñero, que podría vivir de los frutos del otoño. Yo también. En Asturias, cualquiera que salga del asfalto se dará cuenta que estamos en plena recolección de las cosechas del año. Aquí se dan nueces, avellanas, castañas, higos, uvas. También es el momento de recoger el maíz, les fabes, los pimientos, los últimos tomates y las calabazas de todos los colores, formas y tamaños. Están en el punto álgido los carápanos, las manzanas y piescos.
Cesto con piescos en el mercado de Villaviciosa (I.C)
Me decía un taxista de El Bierzo (León) que si compraba castañas de su tierra debía elegir las de tamaño pequeño, que eran mejores que las grandes, más atractivas a la vista, pero con menos sabor. Le grdecí la sugerencia, pero no necesito comprar castañas de fuera, las hay en mi pueblo. De todas formas no estaba muy descaminado, porque las castañas de aquí se pierden la mayor parte debajo del árbol o se las comen los roedores y las ardillas. Supongo que también les gustarán a los jabalíes y a los osos, donde los haya.
Mientras, en los puestos callejeros de los castañeros y en muchos supermercados, nos ofrecen castañas de fuera.
Alardeamos del castaño como árbol autóctono y seguro que lo es, porque hace muchos años la castaña debía ser el alimento básico en la dieta de nuestros ancestros y de sus animales domésticos, pero los tenemos abandonados a su suerte. En Asturias, los castaños están en decadencia porque no se renuevan, porque no les hacemos ni caso y porque enferman. A pesar de todo hay testimonios reales del arraigo de éste árbol. Me vienen a la cabeza los castaños varias veces centenarios que sobreviven en Hontoria (Llanes) o el fructífero castañéu de Toroyes (Villaviciosa).
Los franceses alardean del marron glacé, que no es otra cosa que castañas con azúcar, y le sacan un impresionante valor añadido al fruto. En la zona de El Bierzo se han convertido en alumnos aventajados de los franceses y rentabilizan las castañas hasta límites insospechados. Te ofrecen, incluso, cerveza de castaña. De paso, también plantan árboles nuevos y remozan sus castañares.
En Asturias, hace más de cien años, exportábamos las avellanas por el puerto de Bilbao, hoy es un fruto cuya producción no consigue abastecer ni la demanda de los compradores que acuden al Festival de la Avellana, en Piloña. Todas las crónicas decían que se habían agotado las existencias en unas horas. Eso significa que había pocas. 
Por cierto, mis vecinos, Mariano y Raquel me comentan, muy disgustados, que en ese Festival de la Avellana les dieron gato por liebre y les vendieron avellanas de otra cosecha, que estaban vacías.
Llegaron a media mañana a Infiesto y vieron que no había donde comprar. Hasta que se percataron que una persona llevaba en un carretillo varios sacos para un puesto. Es ahí donde les engañaron. Quiero pensar que los estafadores, que vieron el negocio y fueron a buscar las avellanas viejas que guardaban en el hórreo, no eran de Piloña, pero alguien debería haber dado la voz de alarma y evitar el timo a personas que acuden a comprar de buena fe, sin plantearse que también allí les pueden engañar.
Tengo que confesar que esta semana estuve a la pía o rebusco de nueces en La Riera, por la zona de Valdediós. Iba a conocer el pueblo, pero las nueces me salían al paso y no podía dejarlas allí, a su suerte, para que las atropellara un coche. Los que somos de pueblo llevamos la recolecta en los genes.
¡Buen camino!

miércoles, 19 de octubre de 2016

Cobayas de la economía

Isolina Cueli
En Sexto de Primaria les enseñan a los niños de once años los tipos de gastos que existen y la conveniencia de hacer un presupuesto para cuadrar ingresos y gastos.
Pero esa teoría que estudian los más jóvenes, los adultos no la ponen en práctica. Mejor dicho, no se puso en práctica durante la primera década de este siglo XXI. Parecía que alguien estaba diciéndonos al oído, ¡tonto el que no se endeude!

Portada del libro de Niño-Becerra
Acabo de leer La Economía. Una Historia muy personal (Los libros del lince), escrito por el economista Santiago Niño-Becerra, que nos cuenta, de forma detallada, cómo la gente picó el anzuelo del dinero fácil; cómo nos metimos en la rueda del consumo, "el elemento perpetuador del sistema capitalista" y cómo llegamos al "despilfarro".
Aunque el libro se remonta a los anales de la historia, y el autor repite una y otra vez que lo de ahora viene de muy lejos, voy a centrarme en lo que todos vivimos.
Niño-Becerra nos recuerda que "entre 1996 y 2007 España estuvo sumida en una irrealidad que le hizo vivir en un mundo inexistente, apoyado en el euro y canalizado a través del subsector de la construcción; el motor y el endeudamiento privado". En esas mismas fechas, apunta el economista y catedrático de la Universidad Ramón Llull de Barcelona, "la deuda privada en España aumentó el 135 por ciento. Se creció mucho y muy rápidamente, pero a costa de generar una deuda gigantesca. Fueron años maravillosos de sueños y bienestar, pero financiados con crédito que en algún momento habría que pagar".
Y por si no nos habíamos enterado el autor recuerda que "aquel estado de bienestar que se implantó después de la Segunda Guerra Mundial puede darse por acabado. El individuo, en términos de ayudas, cada vez está más solo, por lo que cada vez debe ser más responsable de sí mismo".
Nos lo pueden decir más alto, pero no más claro: somos pobres y lo seremos aún más. Nos vienen tasas fiscales por todas partes, no se librarán de ellas ni los defraudadores más hábiles. La vaca -léase papá Estado- que todos tratamos de ordeñar está escosa. Los impuestos, que intentamos eludir, con todas las trampas a nuestro alcance, imitando a muchos políticos, ya no dan para más.
Si los gobernantes no fueron a clase el día que les explicaron cómo se cuadraba un presupuesto, tendríamos que ser los gobernados quienes les enseñemos a administrar la cosa pública con conciencia y con el mismo método casero que utilizan las familias para llegar a fin de mes.  Nunca se nos ocurrirí comprar langosta si sólo tenemos dinero para sardinas.
Como dice Niño-Becerra, la Economía es una Historia personal y, a diario, todos influimos en la Economía con mayúsculas. El simple hecho de comprar en una tienda o en otra, ya es economía. Cuando elegimos entre un producto local, nacional o de importación influimos en la economía.
En España seguimos sin Gobierno y metidos de lleno en un cambio de modelo económico. Sin enterarnos, somos las cobayas con las que se está experimentando una salida al atolladero en el que estamos inmersos. Un redil en el que también entramos sin enterarnos y del que no hay escapatoria. A ver a qué abismo nos llevan esta vez, mientras nos dicen que será para nuestra salvación.
¡Buen camino!

miércoles, 12 de octubre de 2016

Día Internacional de la Mujer Rural

Isolina Cueli
Ganadera en el concejo de Triacastela, Galicia. (I.C)
El próximo sábado, 15, fiesta de Santa Teresa -defensora de los derechos de la mujer- se celebra en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer Rural, aunque la campaña de sensibilización ya se inició a principios de este mes y continúa hasta el 17, fecha del Día Internacional de Erradicación de la Pobreza, un problema endémico en el mundo en cuya solución tiene mucho que ver el trabajo de la mujer, por eso las fechas van encadenadas.
La erradicación de la pobreza es un tema repetitivo que nos debería avergonzar sólo con nombrarlo y que el mundo occidental ve como un mal menor, cuya solución se va posponiendo. Ahora se ha fijado el año 2030 para conseguir ese objetivo, que tiene en las mujeres campesinas las agentes indispensables para el desarrollo del medio rural, tanto en asuntos económicos, como ambientales y sociales.
En el mundo hay millones de familias que no tienen agua corriente en su casa y que para conseguirla necesitan horas de camino. Ese trabajo, generalmente, lo hace la mujer. Conseguir el agua, la leña o la comida suele ser cosa de la mujer, por eso en las organizaciones internacionales se las considera piezas básicas para el desarrollo.
Abrir un grifo y que salga agua sólo puede apreciarlo, en su medida, quien careció de ése servicio.
Campesina Asturiana, de Augusto Junquera
La Fundación Mujeres del Mundo (WWSF), en sus siglas en inglés, premia este año a nueve mujeres de Asia, África y América por su implicación en el desarrollo de las gentes que viven de la agricultura y la ganadería en sus respectivas comunidades. Es uno de tantos reconocimientos que se harán esta semana. Uno de los premios Princesa de Asturias 2015 se dio a la economista francesa Esther Duflo, que desarrolló un método para paliar la pobreza. Y una de las conclusiones a las que llega es que dar una vaca a quien sufre pobreza y enseñarle a cuidarla, en vez de comérsela, con el tiempo, mejora su situación económica. Es el proverbio: enseña a pescar, en vez de regalar pescado.
Hace meses colaboré en la traducción del texto de un proyecto de ayuda a un grupo de mujeres de Congo (África), financiado desde Asturias. Se trataba de ayudarlas a comprar cabras para que fuesen haciendo rebaño y sacasen estiércol como abono y, por otro, se les daba formación en corte y confección y se les proporcionaban máquinas de coser para que, a partir del aprendizaje, pudiesen ganarse la vida. A mí la letra me sonaba familiar. Hace cincuenta años, ése era el sistema de desarrollo en los pueblos del Principado, además de las clases de cocina.
En Europa, y más en concreto en Asturias, superamos la hambruna y cuando abrimos el grifo sale agua, pero quedan muchos retos por alcanzar. Tenemos un medio rural envejecido y poco atractivo para los jóvenes: hombres y mujeres, que carecen del espíritu de sacrificio de sus mayores y que están deslumbrados por la forma de vida urbana.
Estos días ha sido noticia la enóloga e investigadora asturiana Carmen Martínez, natural de Carballo, un pueblo de Cangas del Narcea, distinguida por el Centro Superior de Investigaciones Científicas por su trabajo en la recuperación de variedades de uva en peligro de extinción. Muchas de esas cepas las había visto durante su infancia en las fincas familiares. Es una mujer del medio rural, y su esfuerzo intelectual servirá para el desarrollo de áreas deprimidas. Mi felicitación por su aportación a la ciencia y al campo.


jueves, 6 de octubre de 2016

Caminos y túneles

Isolina Cueli
El desgobierno al que estamos sometidos desde hace un año repercute de forma negativa en muchos ámbitos de la vida económica, cultural y política. Para no meterme en mucha harina voy a referirme al freno que supone avanzar en ralentí en inversiones estratégicas como las comunicaciones por vía férrea. Tenemos a la puerta de casa la línea de AVE que nos comunicaría con Madrid y el resto de España, pero a efectos prácticos es como si no existiese. Nos falta el último empujón para poner en funcionamiento el túnel de la variante que asoma en Campomanes (Lena) y que nos situaría en el siglo XXI.
Camino Real de la Mesa por el puerto de San Lorenzo (Teverga).
Las montañas que nos rodean nunca fueron para Asturias motivo de aislamiento. En otras épocas las sorteábamos con caminos, como el Camino Real de la Mesa, de Grado a Somiedo, trazado con más de dos mil años y que hasta el siglo XIX fue una de las principales salidas de Asturias a la Meseta. O la Senda del Arcediano, por Amieva, documentada desde el año 973, muy transitada hasta el siglo XIX, que lleva el nombre del Arcediano Pedro Díaz de Oseja -equivalente a un vicario-, nacido en Sajambre (León) en 1583, y que ejerció el cargo en Villaviciosa desde 1621 a 1665. Ahora esas montañas las horadamos y atrochamos por los túneles. Pasadizos inimaginables para aquellas gentes que empedraron los caminos, para los carros, y que son utilizados hoy como rutas para montañeros y caminantes.
Cómo se nota que Asturias no tiene ningún peso político en Madrid y nadie vela por nuestros intereses a la hora de repartir presupuestos, cuando los hay. Hasta el arcediano de Villaviciosa barría para casa. Hace meses tuve ocasión de asistir a una conferencia en la que se explicaba cómo Pedro Díaz de Oseja enviaba a su tierra natal parte de los impuestos o diezmos que recaudaba en su jurisdicción, que abarcaba catorce concejos del área oriental de Asturias, desde Villaviciosa, Nava y Piloña a Llanes, Ribadedeva, Cabrales y Amieva. Con ese dinero se mejoró el camino de acceso a Sajambre, de gran importancia para los vecinos, hasta el punto que el tramo lleva su nombre, -aunque, cuando se enteren algunos que el arcediano era un cura, es posible que la senda se quede sin apellido-.
Hagamos votos para que en el próximo Gobierno, si es que lo hay algún día, Asturias pueda tener representación en el Consejo de Ministros. No se me ocurre ningún nombre, pero estoy segura que tenemos candidatos y candidatas que defiendan nuestros intereses, y no sólo en comunicaciones.
No estaría de más que los dirigentes de los cuatro partidos con mayor representación parlamentaria, de los que depende nuestro presente y nuestro futuro, estudiasen el trabajo que hizo en Asturias, en la legislatura de la pre-autonomía, el socialista Rafael Fernández (1913-2010). Fue capaz de formar un Gobierno con consejeros de todos los partidos de entonces: AP, UCD, PSOE y PC. Rafael, que había vivido la guerra civil junto a su suegro Belarmino Tomás y sufrido el exilio durante 37 años, me decía en una entrevista en el año 1996, que "había aprendido a no ser beligerante ni con las personas ni con las instituciones".
Espero que los de ahora no necesiten echarse al monte para aprender esa lección de tolerancia y patriotismo.
Para eso se hacen los túneles, para atajar.