domingo, 27 de febrero de 2011

Sátrapas mimados por las democracias con sed de petróleo

En los años ochenta la información que nos llegaba de Gadafi, líder de la Revolución Libia de los sesenta, lo presentaba como la escoria, al margen de toda Ley. Recuerdo que en los mismos términos se trataba al líder palestino Arafat, ya fallecido.
Después de una larga travesía del desierto informativo, y nunca mejor dicho, Gadafi resucitó poco menos que como el salvador de Occidente, de esos países ricos que no tenían petróleo, pero sí dólares para comprarlo. A partir de ese momento, demócratas del primer mundo, y sátrapas de otros mundos, le rendían pleitesía en sus palacios o en su jaima. Las hemerotecas están llenas de reportajes gráficos que dan náuseas y vergüenza.

Para estas alturas de la película, cuando yo ya tenía criterio y espíritu crítico, mi visión de Gadafi, además del marginal y otras palabras que no quiero reproducir, era la de un loco o un iluminado, pero muy listo.
Una locura que deslumbró a los demócratas que le recibían con los brazos abiertos, convencidos de que el loco era tonto y les daría petróleo a chorros, pero muy al contrario de lo que parecía, se estaba aprovechando de ellos y rentabilizando la oportunidad que le daban de lavar su imagen al tratarlo como un igual.
Tuvieron que ser los libios, los que sufrieron su férrea dictadura, quienes le coloquen en su sitio en la historia, ya que trataba de perpetuarse en la figura de su hijo, creando una dinastía. Es la lección de las nuevas revoluciones, las del siglo XXI, que no estaban contempladas en ningún manual, ni libro de historia, y que acaban de editar a marchar forzadas las víctimas de la tiranía ejercida durante de cuatro décadas..
Es curioso que la agenda de nuestros dirigentes les haya jugado una mala pasada y hoy tengamos al Rey en Kuwait y al presidente del Gobierno en Qatar y los Emiratos Árabes. Imagino que sería de muy mala educación cancelar los viajes, pero un oportunismo carroñero puede pasarnos factura.
El petróleo manchado de sangre tiene muy mala combustión.

sábado, 26 de febrero de 2011

Plan de Recaudación por las multas del exceso de velocidad

Cuando escuché el viernes que el Consejo de Ministros estaba reunido para elaborar un plan de ahorro energético pensé que nos sorprenderían con una iniciativa original para implicarnos a todos en el ahorro de energía. Pues la sorpresa fue soberana cuando escucho que el ahorro se lo imponen a los que van en coche, que, de sobra saben ellos que la gasolina está cara y que hay que administrarla bien.
Tal parece que se les fundieron todas las neuronas y que no dan más que para cosas obvias. 
Yo, que hace tiempo descubrí que yendo a 100 ahorraba bastante combustible, trato de ponerlo en práctica sin que me lo mande ningún iluminado del Gobierno, pero cuando tengo prisa, o necesito ir a 120 lo hago sin problema. 
Hay mil posibilidades de ahorrar sin meterse en la vida del pobre ciudadano, que ya no puede ni respirar, pero como ven que somos tan sufridos, pues venga, una vuelta más de tuerca.
Se les podía haber ocurrido eliminar las campañas electorales -en las que se van a gastar miles de millones de euros- con las que nos amenazan para esta primavera y los actos de grandilocuencia que se montan cada fin de semana todos los partidos, en los puntos más dispares de nuestra geografía, para satisfacer el ego de cuatro amigos.
El siguiente paso coherente sería prihibir que se fabriquen coches tan potentes como los que hay en el mercado. Con el 600 vamos sobrados¡¡¡¡¡¡¡¡¡

jueves, 24 de febrero de 2011

En 1972 la Escandalera también era un párking impopular

"Todo Oviedo protesta contra el aparcamiento mientras ve extenderse las vallas, escucha el ruido de los martillos perforadores y contempla el desguace de la superficie de la plaza. En todas partes, bares, tertulias, despachos, oficinas, redacciones y lugares de reunión pública se pulsa una abrumadora corriente de oposición, una defraudada protesta contra el atentado, una profunda desilusión por el fin de toda esperanza". Este párrafo pertenece al reportaje que la revista Asturias Semanal dedicaba en febrero de 1972 al primer aparcamiento de La Escandalera, en Oviedo.
Qué sería hoy de Oviedo sin ese aparcamiento¡¡¡¡¡¡ En su día se acusaba a los políticos, a la empresa adjudicataria, a todo el mundo, por hacer una obra que parecía fuera de lugar y que con la perspectiva histórica se puede decir que se quedó corta.
El tema está demasiado politizado para intentar hacer aportaciones sensatas.
Los ciudadanos no sabemos quien era alcalde cuando se creó el Campo de San Francisco, pero está claro que fue un acierto. Tampoco sabemos, ni nos interesa, quien decidió construir el actual aparcamiento, pero nadie se cuestiona que es un buen servicio a la ciudad.
La nueva solución tendría que pensar en la ciudad y las generaciones del futuro. !Eso sí, sin perder de vista que somos pobres y estamos en crisis¡.

martes, 22 de febrero de 2011

Con 30 años de perspectiva

Me estreno la víspera de un 23-F y, como a casi todos los que tenemos unas décadas, me viene a la cabeza qué estaba haciendo en esos días fatídicos.
A la hora de las metralletas acababa de hacer un alto en la tarde de estudios y me encontraba, con Cristina Fernández y otras compañeras, en la cocina del piso compartido, tomando un cola-cao, mientras escuchábamos la radio. Iba a votar Manuel Núñez Encabo, profesor de la Facultad de Periodismo, cuando escuchamos la interrupción de Tejero y el pánico de los locutores. En ese momento empecé a gritar, ¡Ya está armada¡. Por supuesto, que no me refería al militar Armada que luego supimos que estaba implicado en el Golpe, sino que veía otra dictadura militar. ¡Afortunadamente, me equivoqué¡
Ni qué decir tiene que, inmediatamente, Cristina y yo nos fuimos a la Carrera de San Jerónimo, en las proximidades del Congreso de los Diputados. La gente que viajaba en el metro aún era ajena a lo que pasaba en la superficie. No pudimos pasar más allá de la línea de seguridad, pero, como buenas estudiantes de periodismo, teníamos que vivir ese momento con todos los riesgos.
Pero la realidad es tozuda, y yo, que estudiaba y trabajaba, al día siguiente, la mañana del 24, seguí la evolución a través de la radio mientras limpiaba una cocina llena de mugre.
Ya habían salido los periódicos y el panorama se iba despejando.
Eduardo García Matilla, nuestro profesor de Audiovisuales, nos encargó hacer una encuesta por las calles de Madrid. Ahí comprobamos que la gente no estaba por la labor de dar marcha atrás.

Mi admiración para los jóvenes que aún compatibilizan sus estudios con trabajos remunerados y para los que se toman el estudio como un trabajo.

Mi compasión para los jóvenes que se definen como Ni-Ni (ni estudian ni trabajan) y para sus padres que no supieron enseñarles el camino.