viernes, 30 de marzo de 2012

Lo nuestro (España) viene de lejos

Sí, el desastre de España viene de lejos, y no me refiero al Desastre de Annual (1921), que fue antes de ayer. Podría retrotraerme a las Cuevas de Altamira o Atapuerca, pero como no soy erudita, se puede hacer un poco más fácil con regresar al siglo XVI, aquellos años del Imperio, cuando en nuestros dominios no se ponía el Sol.
Y qué hicimos, o qué hicieron con todo aquello, pues dilapidarlo y llevárselo los tres o cuatro listos de turno, porque nunca falta un aprovechado para embolsarse el oro de América o el oro de Moscú.
Recientemente, con la recuperación del fondo del mar de las toneladas de monedas que transportaba la fragata "Nuestra Señora de Las Mercedes", de la Armada Española, hundida por la Armada Británica en 1804, comprobamos que los metales preciosos llegaron a España durante siglos en cantidades industriales. Sabemos que muchos barcos naufragaron, pero muchos más llegaron a destino con sus tesoros, pero esa riqueza nunca repercutió en el avance del país, siempre había un Rey, un duque, un conde, o uno de Flandes, que lo ponía a buen recaudo, y los demás, a dos velas. (La única diferencia es que lo que se fue a Flandes sí afloró y creó riqueza. De hecho, los Países Bajos, Holanda para entendernos, tiene hoy ocho universidades entre las 200 más importantes del mundo. España no tiene ninguna en ése ránking).
Nosotros, en Asturias, también tuvimos metales preciosos propios. Sin ir más lejos el oro de la zona Occidental del Principado (Allande, Tineo, Cangas del Narcea) se lo llevaron los romanos. El de ahora, que se disputa más al Occidente, en Castropol o Tapia de Casariego, eso puede ir a Canadá o más lejos. Mientras, nosotros discutimos si son galgos o podencos y ponemos la mano a ver si nos cae una limosna. El oro de Belmonte se lo llevaron fresco hace bien poco, y que me digan a mí en qué repercutió para el concejo. No me valen museos o aulas de la naturaleza, que me hablen de Investigación más Desarrollo  más Innovación (I-D-I).
En el siglo XVI España tenía los principales economistas del mundo civilizado, pertenecían a la Escuela de Salamanca y, generalmente eran parte del clero, el grupo que tenía acceso a la cultura y a la formación. Esos expertos intentaron ayudar a los dirigentes políticos para rentabilizar el gran capital humano y económico procedente de las colonias, pero no les hicieron caso, más bien los mandaron al ostracismo, por no decir a la hoguera, si miramos a las regiones de Flandes. Pues ahí, con Carlos I de España y V de Alemania, y con su hijo Felipe II, radican muchas de nuestras actuales miserias.


jueves, 22 de marzo de 2012

!Ya nos lo advirtió Alvin Toffler¡

Acaba de caer en mis manos El "shock" del futuro, un libro escrito en 1971 por  Alvin Toffler (Nueva York, 1928), divulgador americano que me deja impresionada con lo que nos decía y nos advertía hace más de cuarenta años. Intentó que el futuro no nos cogiese por sorpresa, que llegásemos preparados para los cambios tan brutales que nos esperaban, pero, como casi todo lo que es bueno para la gran mayoría, se quedó silenciado por el ruido. Y aquí estamos, en medio de la vorágine, sin saber qué rumbo tomar, cuando Toffler, en varias de sus obras, ya nos  marcó las derivas a tomar.
En el primer párrafo del primer capítulo dice lo siguiente: "En los tres decenios escasos que media entre ahora (1971) y el siglo XXI, millones de personas corrientes, psicológicamente normales, sufrirán una brusca colisión con el futuro. Muchas de ellas, ciudadanos de las naciones más ricas y tecnológicamente avanzadas del mundo, encontrarán creciente dificultad en mantenerse al nivel de las incesantes exigencias de cambio que caracterizan nuestro tiempo. Para ellas, el futuro llegará demasiado pronto".
Con esto ya sería suficiente para ponerse en guardia, pero Toffler va más allá y advierte del impacto que puede suponer en las personas el shock del futuro que nos llegará por sorpresa y escribe: "El shock del futuro no figura en el Index Medicus, ni en ninguna lista de anomalías psicológicas. Pero, a menos que se tomen inteligentes medidas para combatirlo, millones de seres humanos se sentirán cada vez más desorientados, progresivamente incapaces de actuar de un modo racional dentro de su medio".
!No sigo copiando, porque está a punto de producírseme un shock cerebral¡.
Pues esos seres sin rumbo que advertía Toffler somos nosotros en este maremagno de ideas, de cambios, de crisis, de elecciones, de ansiedades, de frustraciones. Pobres de nosotros¡¡¡¡¡¡¡¡
Siempre me dio pena de los ciudadanos de los países comunistas a los que el papá Estado llevó de la mano como corderitos durante décadas y con la caída de los regímenes correspondientes, los dejaron a su suerte. Pues lo mismo nos está pasando a nosotros, ciudadanos-beneficiarios del Estado del Bienestar, a los que papá Estado nos llevó de la mano, nos amamantó como a niños indefensos, nos lo daba todo: sanidad, educación, ocio, cultura, y, en cuestión de meses, eso se va diluyendo como un azucarillo y aquí estamos nosotros, compuestos y sin caramelo. También abandonados a nuestra suerte. (Me hace gracia, o mejor, me dan ganas de gritar, cuando veo que en Cádiz celebran por todo lo alto los 200 años de una Constitución que ya no existe y muchos colegios no puedan impartir clase porque no hay dinero para la limpieza. !Viva la Pepa¡).

Voy a acabar con dos frases lapidarias de Toffler:
-"La sociedad necesita personas que se ocupen de los ancianos y que sepan cómo ser compasivos y honestos. La sociedad necesita gente que trabaje en los hospitales. La sociedad necesita todo tipo de habilidades que no son sólo cognitivas, son emocionales, son afectivas. No podemos montar la sociedad sobre datos".
-"Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender."

martes, 20 de marzo de 2012

!Dichosos vosotros que creéis¡

!Dichosos los que creen desde el punto de vista religioso, porque, por lo menos tienen una esperanza en el más allá, o en otra vida¡. Es una frase que le suelo escuchar con frecuencia a mi amigo José Luis Castro.
Yo extrapolo esa exclamación al terreno de los políticos y, por eso digo: !Dichosos los que creéis en los políticos y aún tenéis la esperanza de que os resuelvan los problemas y administren bien el dinero de vuestros impuestos¡.
Podría decir que aún creo en la POLÏTICA con mayúsculas en el sentido de la función de gobernar o dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad, pero en el momento que entran las ideologías y, sobretodo, los intereses personales, se va todo al garete.
Me pasa lo mismo con la religión. Me sobra la Organización Eclesiástica, como diría Joaquín Manzanares, refiriéndose a la Curia, y me quedo con casi todos los peones.
Mi creencia o mi fe en la política también va por ahí. Me quedo con los militantes, con las personas comprometidas, y coherentes con lo que piensan, a la hora de actuar. Pero, curiosamente, esos no suelen tocar poder. También los admiro porque, igual que los creyentes religiosos, a pesar de los desastres que ven en la trayectoria de sus dirigentes, siguen fieles a la causa.
Nunca milité en ningún partido ni sindicato, ni orden religiosa, porque mi religión personal, o mejor dicho, mi ética, no me permite comulgar con ruedas de molino, ni mirar para otro lado ante la injusticia, la mentira o la corrupción.
Soy una víctima de mi espíritu crítico y los de derechas me consideran de izquierdas; para los de izquierdas soy una facha. Para los beatos soy una atea y para los que no creen en nada una meapilas. !Tremendo¡.
Por eso digo, !Dichosos vosotros que creéis¡, que votáis a pesar de los desastres y los cadáveres políticos por corrupción que vais dejando a vuestro paso. Dichosos los que creéis los slogam de las campañas electorales; los que esperáis algo de lo que os dicen en el Parlamento; dichosos y felices los que os tragáis los mítines como si estuvieseis en misa; dichosos los que pensáis que algo va a cambiar.
Yo, que me llegó la democracia con 20 años, quisiera creer como el primer día, pero, después de más de treinta años, me llegó el desengaño. !No me puedo creer que les di tres décadas de confianza¡.
En los púlpitos de la Iglesia te dicen que si no crees te condenas y en los púlpitos civiles te dicen que si no votas también te condenas. !Qué manera de comer el coco a la gente, sólo para tenerlos bajo el yugo¡.
Mi hoja de ruta: intentar que sea primavera todo el año, aunque nieve¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

martes, 13 de marzo de 2012

La función social del fútbol

Acabo de conocer las cifras que ya intuía. Que los clubes de fútbol, los de Primera y Segunda división, deben cientos de millones de euros a Hacienda (la deuda con la Seguridad Social no se atreven a hacerla pública).
Lo que más llama la atención es la permisividad y la benevolencia de Hacienda con éstas empresas, frente a lo impaciente y lo implacable que es la Agencia Tributaria con las debilidades de otros morosos, tanto personas físicas, como entes jurídicos o empresariales.
La explicación es clara: el fútbol desempeña una función social que no tiene precio, por eso les perdonan los pufos. Me refiero a la hipnosis que ejerce sobre millones de personas, generalmente hombres, que asisten a los estadios o se sientan pacíficamente ante el televisor, tanto en casa, como en el bar.
Todas esas personas, sin ese opio deportivo (antes era la religión) podrían resultar peligrosos. La adrenalina que descargan contra el árbitro, contra el entrenador o el delantero de turno, no la encaran contra las autoridades, los políticos, o su jefe en el trabajo. Esto que cuento yo de una manera muy ruda, se lo saben bien los expertos, encargados de asesorar a quienes manejan los hilos. Porque aunque los hinchas no lo sepan, no son otra cosa que marionetas manejadas a su antojo por los directivos, por los propios políticos y por los deportistas. Todos se aprovechan de ellos, aunque no se enteren, o prefieran no enterarse. Por lo visto, también la sociedad se ahorra una revolución, porque esas energías hay que liberarlas y si se dejan en el estadio de fútbol, mejor que llevarlas para casa, para el trabajo o para la calle.
También chirría la complacencia de todos los periodistas deportivos, incapaces de sacarles los colores a esas empresas hasta que paguen el último céntimo. Es mucho mejor quedarse en la anécdota, en las banalidades que dicen, tanto los deportistas, como sus dirigentes y entrenadores. Eso también es opio deportivo.
¡Y pensar que muchos tontos se gastan lo que no tienen en comprarse un coche como el que enseña el futbolista de moda, sin pararse a pensar que al deportista se lo regalan para que sirva de reclamo a las masas poco pensantes y sin espíritu crítico!

sábado, 10 de marzo de 2012

Economía y ecología

Acabo de leer una carta publicada en el año 2002 en la revista Crónica de los Tiempos en la que se recrea cómo será el planeta Tierra en el año 2070. El panorama que se dibuja es desolador para los humanos que sobrevivan en ésa época, en especial por la falta de agua. Se supone que el legado que les dejaremos es un paisaje yermo por la falta de agua, que ya no será un bien escaso, como lo consideramos ahora, sino un bien inexistente. Según ésta carta, nos situaremos al nivel de lo que hoy se observa en Etiopía (ver imágenes). No me puedo creer que seamos tan tozudos, pero, por lo visto vamos directos al matadero y estamos encantados de conocernos.
A pesar de todo, hay grupos de personas preocupadas por el problema, aunque no sé si tendrán capacidad de decisión para corregir el rumbo. Así, por ejemplo, este lunes 12 de marzo, comienza en Marsella (Francia) el Sexto Forum Mundial del Agua. Imagino que llegarán a conclusiones demoledoras, pero no sé si las podrán exponer en los despachos adecuados. Sí sé que ahí se va a visionar, una vez más, el video titulado Soif du Monde Trailer.mov, que nos explica cómo derrochamos en agua de la que nos acordaremos dentro de pocos años, cuando ya no haya marcha atrás.
Hace una semana también me enteré de la existencia de un banco pensado para beneficiar al medio ambiente. Se llama Triodos Bank y según su publicidad institucional, "es una entidad de crédito independiente, con 30 años de experiencia en banca ética y sostenible". Tuve la oportunidad de asistir a la conferencia que pronunció en Oviedo uno de los gurús de la empresa, Joan Melé, que más parece un misionero predicador, que un banquero, dos cosas, a mi entender, incompatibles. A pesar de todo, en la conferencia, Melé intentaba hacernos ver que otro mundo es posible, y que un banco puede pensar en el futuro de la humanidad y no sólo en el suyo propio. Por eso financian proyectos y empresas con valor añadido social, cultural o medioambiental. Yo estoy dispuesta a creer, pero, como Santo Tomás, tendré que convencerme con hechos, a medio plazo.
En el primer aniversario del desastre de Fukushima (Japón), con un tsunami que provocó miles de muertos y una central nuclear anegada y dañada, con lo que eso conlleva, no está de más reflexionar sobre nuestro papel en el futuro del medio ambiente.
Creo que cada uno, a título individual, aún seríamos capaces de corregir errores y enderezar el rumbo, pero en masa ya es otra cosa.
Hace justo tres años visité en el Grand Palais de París la exposición 6 milliards d'Autres, (ahora ya pasamos de los 7 mil millones de personas) un proyecto de Yan Arthus-Bertrand, iniciado en 2003 y que consistió en realizar 5000 entrevistas a hombres y mujeres de todo el planeta, de diferentes oficios y status sociales y que respondían a un cuestionario fijo de 40 preguntas elementales, centradas en su experiencia vital, sus recuerdos, sus aspiraciones, sentimientos, su calidad de vida, creencias, etc. Un proyecto que está abierto a través de internet y que intenta conocer mejor al ser humano. Viendo y escuchando las entrevistas aún me queda esperanza en la humanidad, en los 6.999 millones de personas, pero me queda la duda el millón restante. Son muy pocos, como una gota en el océano, pero si es de cianuro, puede hacer mucho daño¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

lunes, 5 de marzo de 2012

Cuando hay que matizar lo obvio


Grapadora en una copistería. (C/ M.Marina. Oviedo)
Cartel en un taller de arreglos de ropa. (C/ M.Marina. Oviedo)

Siempre me hicieron gracia los carteles que pedían lo obvio: Dejen salir antes de entrar; Ceda el asiento a los mayores y minusválidos; ceda el paso; no fumen -en hospitales-; respeten la cola, etc.
En los últimos meses estamos en otras obviedades más sangrantes: no se puede gastar lo que no tenemos; no se debe vivir por encima de nuestras posibilidades; no se debe ir al médico si no estás enfermo; no se deben acaparar las medicinas que no vamos a consumir. Clama al cielo que nos tengan que decir esas cosas, pero, por lo visto, es necesario, porque sino, mucha gente no se entera.
Esta misma semana encontré en dos establecimientos de la calle Martínez Marina de Oviedo dos carteles que me dejaron sin palabras. En la grapadora de una copistería avisan a los usuarios que no hace falta golpear la grapadora para grapar el papel. Imagino que los clientes descargan su adrenalina en la grapadora y, hartos, los empleados optaron por avisar de ésa forma tan singular.
A muy pocos metros de las fotocopias se encuentra un pequeño local de arreglos de ropa. Pues allí, después de aguantar los malos olores de la ropa que les dejan para coser, tuvieron que advertir que les lleven la ropa limpia, en especial los pantalones. Es asqueroso pensarlo, pero existe.
No me puedo creer que éstas cosas sean fruto de la crisis. Las asocio más con la educación y las normas básicas de convivencia y urbanidad, como se decía antes. No sé si entran en la Educación para la Cuidadanía que se imparte ahora, o como se llame la asignatura, sino debería incluírse, para que nadie nos lo tenga que enseñar de mayores, a base de cartelitos.
Y, con mucho espíritu crítico, un cachete cariñoso a los hombres o mujeres que lleven los pantalones sucios a los talleres de arreglo. Creo que, como plus, deberían cobrarles también la tintorería.

viernes, 2 de marzo de 2012

Legalizar las drogas: primeros pasos

El Economista Santiago Niño Becerra dijo hace tiempo que uno de las consecuencias que nos depararía o nos traería la crisis económica sería la legalización de las drogas, una vez más el opio del pueblo, nunca mejor dicho. Cuando se lo escuché me parecía que exageraba, pero ahora veo que iba en la buena dirección, como en casi todas sus tesis.
El municipio de Rasquera, en Tarragona, se plantea adjudicar siete hectáreas de terreno al cultivo de la marihuana , cuyos frutos serían adquiridos por un club de fumadores-usuarios. En el País Vasco tampoco le hacen ascos al asunto y lo están estudiando, según se puede leer en varias publicaciones.
Pues ya llegó el vaticinio de Niño Becerra, o por lo menos sus prolegómenos. Y quien lo iba a decir, que desde varios frentes se caldea el ambiente y se habla del tema sin tapujos.
Hace dos días detuvieron a un cosechero de la maría y ahora se estudia una plantación equivalente a siete campos de fútbol. Ahí es nada. En realidad, tendríamos que agradecérselo, porque, en el fondo hacen todo lo posible para que seamos muy felices, o nos sintamos muy felices: más o menos en el séptimo cielo. Lo peor es que los problemas terrenales siguen sin arreglarse y, si estamos colocados, no creo que los vayamos a solucionar mejor.
La principal ventaja de la legalización de las drogas sería que la gente estaría mucho más tranquila y protestaría menos, que no es poco, en especial para la tranquilidad de los políticos.
Me alegraría que se materialice la legalización de la maría, como se la conoce en la calle, por el bien de muchas personas que , con ésa planta, están tratando -y en algunos casos curando- sus enfermedades, algunas neurodegenerativas.