martes, 13 de marzo de 2012

La función social del fútbol

Acabo de conocer las cifras que ya intuía. Que los clubes de fútbol, los de Primera y Segunda división, deben cientos de millones de euros a Hacienda (la deuda con la Seguridad Social no se atreven a hacerla pública).
Lo que más llama la atención es la permisividad y la benevolencia de Hacienda con éstas empresas, frente a lo impaciente y lo implacable que es la Agencia Tributaria con las debilidades de otros morosos, tanto personas físicas, como entes jurídicos o empresariales.
La explicación es clara: el fútbol desempeña una función social que no tiene precio, por eso les perdonan los pufos. Me refiero a la hipnosis que ejerce sobre millones de personas, generalmente hombres, que asisten a los estadios o se sientan pacíficamente ante el televisor, tanto en casa, como en el bar.
Todas esas personas, sin ese opio deportivo (antes era la religión) podrían resultar peligrosos. La adrenalina que descargan contra el árbitro, contra el entrenador o el delantero de turno, no la encaran contra las autoridades, los políticos, o su jefe en el trabajo. Esto que cuento yo de una manera muy ruda, se lo saben bien los expertos, encargados de asesorar a quienes manejan los hilos. Porque aunque los hinchas no lo sepan, no son otra cosa que marionetas manejadas a su antojo por los directivos, por los propios políticos y por los deportistas. Todos se aprovechan de ellos, aunque no se enteren, o prefieran no enterarse. Por lo visto, también la sociedad se ahorra una revolución, porque esas energías hay que liberarlas y si se dejan en el estadio de fútbol, mejor que llevarlas para casa, para el trabajo o para la calle.
También chirría la complacencia de todos los periodistas deportivos, incapaces de sacarles los colores a esas empresas hasta que paguen el último céntimo. Es mucho mejor quedarse en la anécdota, en las banalidades que dicen, tanto los deportistas, como sus dirigentes y entrenadores. Eso también es opio deportivo.
¡Y pensar que muchos tontos se gastan lo que no tienen en comprarse un coche como el que enseña el futbolista de moda, sin pararse a pensar que al deportista se lo regalan para que sirva de reclamo a las masas poco pensantes y sin espíritu crítico!

1 comentario:

berta dijo...

No se me encoge el corazón tanto como a ti con mi entrada, pero sí que soy "hincha" de tu espíritu crítico...El fútbol levanta pasiones y mucho dinero. Casi que sería digno de perdón si todos sus futbolistas fueran un buen ejemplo para esos jovencitos que siguen sus pasos.... Los adultos, ya no tienen remedio.