miércoles, 2 de agosto de 2017

¿Quién sabe dónde está Trini?

Isolina Cueli
Sí, la pregunta es ¿quién sabe dónde está Trini?. Trini es Trinidad Suardíaz Suero, nacida en Selorio (Villaviciosa) en 1962 y dada por desaparecida en el año 1987, junto a su hija Beatriz, nacida en junio de 1986 en Cabueñes, y de la que tampoco se sabe nada desde que tenía un año.
Estoy segura que Trinidad no se suicidó, ni mató a su hija, por tanto, si están vivas, alguien las retiene en contra de su voluntad, y, si están muertas, alguien las asesinó.
Mi compañera y amiga, Ana Gaitero, periodista del Diario de León, acaba de iniciar una investigación para encontrar el paradero de Trini Suardíaz y su hija a las que presuntamente se les pierde el rastro en Matadeón de los Oteros, un pueblo de León, cerca de Valencia de Don Juan.
Allí las buscó el Ejército bajo tierra, pero nadie se ocupó de buscarlas en Asturias, donde sí hay varios rastros que tendrían que seguir las autoridades policiales o judiciales.
Después de dos meses de noviazgo, a Trini la casaron a las siete de la tarde, el día de Reyes de 1985 en la iglesia de La Oliva, de Villaviciosa. Boda con nocturnidad, y no diré que con alevosía, pero sí que en ese enlace hubo muchos errores de bulto, entre otros, que el novio, Antonio María Da Silva, de 42 años, ya había hecho dos matrimonios civiles fraudulentos o falsos con otra persona y tenía siete hijos, según consta en el Registro Civil de Viana Do Castelo (Portugal).
Todo apunta a que el presunto responsable del paradero de Trini es este individuo con el que la emparejaron de forma brutal, pues de todos es conocido cómo la tenía prisionera en las casas por las que pasaban, tanto en Berbes (Ribadesella), como en Matadeón. Trini pedía auxilio por escrito, con notas que lanzaba por la ventana. Esta historia que nos remite a la España profunda, pasó hace treinta años y no supimos poner freno a los desatinos de un desalmado que se ensañó con una persona indefensa. En esas fechas se escuchaban verdaderas tropelías del portugués con esa familia y miramos para otro lado.
Casa de Berbes en la que vivió Trini Suardíaz con Antonio Da Silva. (I.C.)
Pasaron treinta años y aún hay personas e instituciones que tienen información clave para dar con el paradero de Trini. Para recomponer sus últimos pasos conocidos. Para saber qué hizo después de ir, con su hija en brazos, a despedirse de sus amistades de Bárzana (Selorio) porque regresaba con su marido a León, siguiendo el consejo de las monjas que la habían acogido en Gijón, en las semanas, o meses, anteriores y posteriores al parto.
En el pueblo de León recuerdan a Teresa, que era la anterior pareja de Da Silva, y dicen que allí había niños grandes, pero no tienen ni idea de Trini, ni de un bebé. Sin embargo, en el pueblo de Berbes sí vieron a Trini con la niña pequeña. Ahí se acuerdan perfectamente del portugués que compró una casa en medio del pueblo y rápidamente empezó a hacer chapuzas y ampliaciones. Y cuentan cómo ocupó un terreno comunal, contiguo a su solar sin que nadie se lo impidiera (En la foto, la parte pintada de amarillo). Lo que más llama la atención es que los vecinos de Berbes también hablan de un zulo que construyó en el suelo de la casa y tapó con hormigón. Hoy, ese espacio está cubierto de escombros. (En la foto, la parte central, sin tejado) El mismo modus operandi que le adjudicaban los vecinos de Matadeón, aunque en León, el Ejército rastreó hace un año el solar de su antigua casa y no encontró nada oculto.
¡Quién sabe dónde está Trini? En los últimos días muchos vecinos y vecinas de Villaviciosa, Colunga, Ribadesella, Langreo y Gijón me ayudaron a aclarar el oscuro paradero de Trini y buscar a la persona o personas que faciliten las pistas. Desde aquí, les doy las gracias por su colaboración desinteresada y por su tiempo. De momento, todo sigue en penumbra, pero no pierdo la esperanza que algún corazón se ablande y pida la palabra para contar lo que sabe ante la policía, la justicia o la prensa.
Trini y Beatriz son dos seres indefensos a las que nadie busca y muy pocos echan de menos, pero que debían estar en la conciencia colectiva de la España de charanga y pandereta.
Finalizo con la misma pregunta: ¿quién sabe dónde está Trini?
¡Buen camino!