viernes, 23 de noviembre de 2012

De fartones, gordos y chupones

Acampada ilegal de caracoles.
En mi pueblo a los que tienen poder -político o económico-, a los que mandan, en general, se les llamó siempre fartones (en castellano comilones), gordos y chupones, por no decir ladrones. Y, haciendo honor a su nombre, la mayor parte de los políticos de mi juventud eran gordos y orondos, no en vano se pasaban la vida de comida en comida, a costa del contribuyente.
Curiosamente, los gordos de ahora son flacos. Todos los políticos se cuidan mucho y son capaces de mantener la línea, a pesar de que sus comidas y cenas se ampliaron a los desayunos -la aúltima moda son los desayunos de trabajo-. Casi todos los días nos pasan en las noticias unos desayunos lujuriantes, con unas mesas escandalosas para los que no tienen qué llevarse a la boca. Pero ellos no se enteran, no saben que hay gente sin casa, sin comida, ellos viven a la sombra de los Presupuestos Generales del Estado, y, si no alcanza, pues se recorta de otro sitio, pero de comilonas, no. Y si la fartura es a costa de una empresa, pues peor todavía, pues repercutirá en los trabajadores o en los clientes.
Las noticias de hoy son demoledoras con la actitud de los mandones ante la res pública. Lo de menos ya es el partido al que pertenecen, lo más gordo es el ansia que tienen todos de apropiarse de lo público, o de hacer la vista gorda cuando otros se lo llevan. Incluso en el Congreso de los Diputados es frecuente escucharlos echarse a la cara el: "y tú más". Todos saben de todos, pero también todos saben que muchas de sus cosas se van a quedar en el baúl de los recuerdos, como denunció hoy la propia Policía. "Cuando los casos afectan a políticos o partidos, lo más normal es que se haga la vista gorda", decía un representante policial. Y yo me pregunto, si lo normal es que se haga la vista gorda, y cada día nos levantamos con un caso nuevo de corrupción, ¿cuántos casos nos quedan por conocer, o cuántos casos no conoceremos nunca?. Pues imagino que nunca sabremos la cifra. Tendremos que conformarnos con los casos ejemplarizantes que salen a la luz y que, para colmo, se eternizan en los juzgados, o se pierden en el limbo de la Justicia.
Ante tantos desastres se me acaba el espíritu crítico. Lo más que puedo hacer es contarlo, para que conste.


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Despensa de frutales para cuando no pueda pagar la frutería

Naranjo.
Sí, me estoy haciendo una despensa de árboles frutales para poder comer fruta fresca cuando no pueda pagarla. Me gustaría equivocarme y, si llego a jubilada, nadar en la abundancia, pero creo que todo apunta a que seguiremos siendo pobres.
Y, si como dice el refrán, cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar. Lo que yo veo ahora es que son los jubilados los que están sacando las castañas del fuego a muchas familias, pero eso durará poco, porque ya suenan las campanas de la reducción de las pensiones, por más que el gobierno diga que quiera subirlas. Es una propuesta muy cínica, porque el mismo Gobierno, que tiene los números en la mano, sabe que las cuentas no salen y, para que cuadren, tendrán que bajar las pensiones, y mucho me temo, que también tendrán que quitar una paga extra a los jubilados.
Yo, que nunca creí en la jubilación, y siempre tuve claro que, si llego a la edad, no habrá ya ni jubilaciones. Por eso me ocupo en plantar frutales para garantizar los nutrientes que aportan las frutas.
Por ahora tengo reservas de manzana, pera, cereza, higuera, naranja, limonero, uva, ciruela, melocotón, guinda, kiwi, frambuesa, fresa y mora.
Arándano.
Repito, quisiera equivocarme y que todo el esfuerzo por plantar frutales haya sido en vano. Mucha gente se agarra a las palabras que pronuncian los políticos para pensar que lo más gordo ya pasó, y yo estoy segura que lo peor no llegó aún. Sólo hay que escuchar las palabras del responsable del Banco de España y nos daremos cuenta por dónde andamos.
Si todos hiciéramos la reserva de frutales contribuiríamos a la recuperación del Medio Rural. Creo que esta vuelta al campo se va a producir de forma paulatina y será bueno para todos.
Nací en una economía de supervivencia y no me gustaría morirme igual, pero como no depende de mí, lejos de meter la cabeza debajo del ala, intento afrontar los problemas, o adelantarme a los acontecimientos. Y si tuviera que arrepentirme, porque todo va sobre ruedas, no tendría inconveniente en hacerlo. Eso sí, los frutales no los arrancaría.

martes, 20 de noviembre de 2012

Mucha más Iberoamérica


Carta comercial enviada en 1924 a México, desde Villaviciosa.
Me llamó la atención que la conclusión de la Cumbre Iberoamericana del pasado fin de semana, celebrada en Cádiz, haya sido el llamamiento a fomentar las relaciones entre ambas comunidades: la península Ibérica (España y Portugal) y los países de América desde México a Argentina. Y este objetivo se resumía en: "Más Iberoamérica" desde las pequeñas y medianas empresas.
Pues, a pesar de los políticos, y de sus políticas, los pequeños y medianos empresarios hace muchos años que comercian con América. Es más, las GRANDES fantasías de inversión corresponden a épocas muy recientes, con aventuras de hidrocarburos, telefonía y demás familia del Ibex. Los otros lazos con las antiguas colonias se tejieron poco a poco y en pequeñas dosis.
Tengo en mi poder las cartas comerciales que una empresa de Villaviciosa (Asturias) intercambiaba con sus clientes en México, Venezuela, Cuba o Argentina. Corresponden a la venta de sidra que se enviaba, en la mayor parte de los casos, en el Vapor "Alfonso XIII".
Es un pequeño ejemplo de las redes que se tejieron durante siglos con América. La única diferencia es que hasta ahora la Península, que ya en el Tratado de Tordesillas se repartió el Continente, se atrevía a mirar al resto por encima del hombro. Pero ahora los demás crecieron o están creciendo mucho y nosotros nos quedamos muy pequeños, menguados.
Los políticos llaman a los empresarios a hacer más Iberoamérica. Y yo les digo a los políticos que se aparten, que se quiten del medio, que dejen de ponerles trabas a los emprendedores y ya verán como ellos -los de allá y los de acá- son capaces de salir adelante.
Las cartas manuscritas -como la que se reproduce más arriba- que atestiguan las relaciones comerciales de una pequeña empresa de Villaviciosa con numerosas compañías y Bancos de Iberoamérica son el ejemplo de la seriedad del intercambio comercial por ambas partes.
Con los medios de transportes y de comunicaciones que existen hoy el flujo de personas y mercancías tendría que ser mucho más ágil y el éxito debería estar asegurado.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Los bancos reciben otra ayudita

A los ciudadanos, o mejor dicho, a los paganos, nos acaban de dar hoy otra vuelta de tuerca y ahora nos controlan hasta la forma de pago. Por lo visto, a partir de hoy no se podrá pagar en efectivo una cantidad mayor de 2.500 euros. Eso significa que serán los bancos los notarios de todos nuestros movimientos. Como lo eran poco, con todas las domiciliaciones posibles, ahora más. Ese control es, como siempre, para los pobres, no vaya a ser que defrauden un euro, pero para los verdaderos defraudadores, ahí están las amnistías fiscales y las otras.
Qué casualidad, que el mismo día que anuncian esta medida de control férreo de la economía nacional, anuncian que los extranjeros que compren viviendas de más de 160.000 euros tendrán el permiso de Residencia. ¡Viva la Pepa! y ¡Viva la corrupción!, porque ya me dirán quiénes van a comprar esas casas. Pues mafias que necesitan airear el dinero, sino, ¿qué persona que tiene ese dinero para comprar una casa, se va de su país?.
El Gobierno, una vez más, y en un alarde de originalidad, echa mano del sector inmobiliario para crecer. No se enteraron que fue el ladrillo el que nos llevó a esta situación de ensueño colectivo. Quieren que se vendan las casas que hoy no tienen salida en el mercado, y que están en manos de bancos o inmobiliarias, imagino que para que los especuladores contruyan otras, que también les ayudarán a vender.
Para colmo, Rajoy nos dice hoy que dentro de un año, en concreto, en 2014, todo irá mejor. Pues, para quien quiera creerlo. Es la misma forma de echar balones fuera, y ganar tiempo, que cuando el chapapote salía del petrolero en finos hilillos.

sábado, 17 de noviembre de 2012

¡Cristo en la televisión!, reto para evangelizar en Perú

Rifa de un coche para financiar el canal de TV.


Multitudinaria Misa de Sanación en Lima (Perú).
Imposición de manos del padre Manuel Rodríguez.
En España las iglesias están cada vez más vacías. Pocos son los curas que consiguen atraer a los fieles y si lo hacen es gracias a su esfuerzo y a pesar de sus jefes superiores, que viven al margen de la realidad.
En América Latina aún disfrutan de una etapa muy dulce y la gente vive la religión con mucho interés. En América hay que añadir otro factor muy llamativo: la competencia entre religiones, entre predicadores, sectas. Se mueve mucho dinero y nadie quiere quedarse atrás.
Yo lo comprobé en un viaje, junto a Susana Peruyera, por República Dominicana, Ecuador y Perú en el año 1996.
Eran nuestras vacaciones, pero, por deformación profesional, aprovechamos para hacer varios reportajes con Asturianos (boinas, como les llaman ahora). En Santo Domingo, la familia Corripio; en Quito, los misioneros (Paco Chicharro; Amadeo Artime, ya fallecido, y Jorge Fernández) y los bancarios (Marcos Suárez y José Luis Tirador). En Lima encontramos al cura Manuel Rodríguez, claretiano que había trabajado en Oviedo durante años. Un personaje llamativo. Era un cura sanador, que oficiaba misas de sanación con la asistencia de miles de personas, que abarrotaban las gradas y la pista de un polideportivo.
Hace años que tengo pendiente este texto y aprovecho este fin de semana para sacarme la espina y la deuda pendiente con este sacerdote claretiano que nos concedió una entrevista que no pude publicar en el periódico para el que trabajaba en aquella época. Un jefecillo que había tenido al cura Manuel Rodríguez como profesor, y no le caía bien, consideró que el reportaje no era de interés y ahí se quedó, ¡16 años en el cajón de los recuerdos!.
Uno de los retos del cura-sanador era conseguir un canal de televisión. Ya tenía una emisora de radio, pero era poco para llegar a la gente. Necesitaba la televisión como medio de llegas a los fieles: "Nuestro reto de evangelización, Cristo en la Televisión" era su lema, y me consta que muy pronto la consiguió. Es el canal JN19TV que emite en Perú.
La Fe mueve montañas y el sacerdote Manuel Rodríguez juega con esa consigna para hacer feliz a mucha gente que, cuando acaba la celebración y la imposición de manos, se considera sanada.
Los que mandan en la Iglesia, en la Organización Eclesiástica, como diría el desaparecido Joaquín Manzanares, reniegan de los cambios y del progreso cuando no les interesan, pero cuando les favorecen miran para otro lado y dejan hacer.
Hace 16 años me había comprometido con el padre Manuel Rodríguez en remitirle el reportaje que se publicara en Asturias, pero nunca pude enviárselo, porque fue censurado. Valgan estas líneas como agradecimiento por su amabilidad y, aunque no me convenza su modus operandi, respeto a los miles de personas que, en situaciones desesperadas, acuden a él y a sus misas de sanación.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Diferentes varas de medir

Me escandaliza ver a las familias deshauciadas de la barriada El Chovito, en Tenerife, a las que se les aplica la Ley de Costas con carácter retroactivo. Se trata de viviendas construidas mucho antes de que entrara en vigor la actual legislación. Peso eso no les importa a quienes aplican la Ley a rajatabla, como han demostrado en el día de hoy, en Canarias. En cualquier otro país esas viviendas estarían protegidas por pintorescas, pero aquí, las tiramos nosotros, o, sino, como las casas-cueva del sur, las lleva por delante  fuerza de la naturaleza.
Lo que no llevo con paciencia es que esa misma Ley que se aplica a los de Tenerife se haya vulnerado en otros muchos casos, más recientes, con la Ley de Costas en vigor. El primero y más chirriante que se me viene a la cabeza es el Centro Nienmeyer, levantado en medio de la Ría de Avilés (Asturias), como se puede ver en la foto, vulnerando todas las leyes posibles, pero como la idea se les ocurrió a los políticos, están encantados.
En Llanes también querían plantar un auditorio en la Playa del Sablón y se quedaban tan anchos. Espero que con la crisis se les hayan quitado las ganas de tirar el dinero, además de llevarse por delante la Ley de Costas que con tanto celo aplican en otras partes, cuando los afectados son gente indefensa. 
Centro Niemeyer: el mejor regalo para Asturias
Centro Nienmeyer, en medio de la Ría de Avilés.

Palas excavadoras derruyen El Chovito, en la costa de Tenerife.

jueves, 15 de noviembre de 2012

También se puede morir de éxito

Sí, también se puede morir de éxito y eso es lo que le está pasando a Europa. Ahora, según las últimas noticias, le toca a la grandeur de la France. La noticia de que los cañones de la economía y el frac de los hombres de negro ya acechan la estabilidad francesa me confirma la tesis de que en el viejo Continente europeo todos estamos en la cuerda floja. Se podría decir que tocamos techo, que nos salimos por la chimenea, y la única forma de reconducirnos es pisando un poco el freno. Sé que esta idea es contraria a las tesis que claman por más crecimiento. Y yo me pregunto, ¿por dónde quieren crecer?. ¿Qué significa crecer?. ¿Seguir produciendo coches, lavadoras, casas, carreteras?. Pues creo que de todo eso estamos surtidos para una temporada y mantener ese ritmo sería una huida hacia adelante que sólo nos serviría para alargar más el momento de empezar de nuevo.
Sé que el pato lo vamos a pagar los de siempre, pero, no nos engañemos más, el ritmo de vida que llevamos hasta ahora, creo que ya no volverá. Cuando visité Egipto y conocí de cerca su Historia no daba crédito de la vida que llevaban los Faraones, del nivel de progreso que alcanzaron -yo creo que desde entonces está todo inventado-. Sólo hace falta mirar las Pirámides de la zona de Gizah, construidas hace cinco mil años. Pues aquella cultura, aquella forma de vida se fue al garete. Ellos, los faraones y sus dinastías, también se murieron de éxito.
Y qué decir del Imperio Romano, mucho más reciente. Esos ejércitos que conquistaron medio mundo y sometieron al otro medio, acabaron mirándose al ombligo, en sus termas, en sus circos, en sus bacanales, en sus orgías. También ellos se murieron de éxito.
Nosotros habíamos alcanzado el bienestar nunca imaginado, pero no supimos, o mejor, los políticos no supieron administrar los tiempos ni los dineros y ahora no hay para tanta demanda.
Y como este blog practica el espíritu crítico, y el autocrítico, tengo que decir que los ciudadanos también nos pasamos al mirar para otro lado cuando veíamos cómo se malgastaban nuestros impuestos. En ese momento sí tendríamos que haber salido a la calle para parar el despilfarro, pero nos iba bien a todos y era bueno hacer la vista gorda.
En las últimas semanas, la Sexta nos ofrece un programa muy singular. Chicote, un chef de prestigio, se dedica a asesorar a propietarios de restaurantes que no consiguen sacar adelante su empresa. ¡Es impresionante ver lo que hay en algunas cocinas!. La solución que ofrece el experto en la mayor parte de los casos es reinventarse, empezar casi de cero.
Pues eso es lo que tendría que hacer Europa, en cuya despensa también se guardan muchas materias primas putrefactas. Por eso debe reinventarse, mirando al futuro, aunque eso suponga vaciar muchos despachos e instituciones.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Hace 22 años, sí hubo maratón

Hace veintidós años, por estas fechas, estaba en Nueva York con mi amiga Raquel Lumbreras. Habíamos cruzado el charco para devolverle la visita a nuestro compañero de stage Ken Moritsugu y, de paso, para conocer de primera mano el milagro americano.
Llegamos a la ciudad de las Torres Gemelas y coincidimos con el famoso Marathon de New York, en el que participaban varios asturianos, entre ellos, Paco Hevia, que trabajaba en la administración de Hoja del Lunes de Oviedo y al que pude inmortalizar en la foto que ilustra la página.
Recuerdo que volví con varias imitaciones de relojes carísimos que compré por 10 dólares. No podía entender cómo los manteros se instalaban delante de la firma original y vendían sin complejo. Con el paso del tiempo -el otro maratón que todos corremos cada día-, las imitaciones llegaron a España y es un descaro verlas por todas partes.
Por esas fechas acababa de llegar a Asturias una empresa original americana, la Du Pont, y aprovechando que estaba muy cerca de su sede, me fui a Delaware, a la matriz de la compañía, para entrevistar a sus principales responsables. En el Principado ya tenían los terrenos adjudicados, ya había un amplio despliegue de ingeniería, ya había llegado Willian Walker el primer director, -que mantiene su contacto con Asturias-, pero aún no las teníamos todas con nosotros y creíamos que se trataba de un timo, a pesar de las gestiones del bueno de Germán Lastra. Allí, en los despachos donde se había dado el visto bueno al proyecto asturiano, me confirmaron lo que más tarde sería una realidad, que Du Pont venía para quedarse.
Con el paso del tiempo se ve que el problema no era Du Pont, éramos los asturianos que, salvo honrosas excepciones, no sabemos sacarle partido y valor añadido a los productos que cada día salen de la Planta industrial de la empresa de Tamón y se exportan a otros lugares donde sí han desarrollado investigaciones punteras.
Recuerdo que cuando me subí al mirador de las Torres Gemelas, la perspectiva era muy distinta de la que veía el Magistral -La Regenta- desde la Torre de la Catedral de Oviedo, aquella ciudad americana no dormía la siesta, sus ciudadanos, sus empresas, estaban activos. A esas personas, el desastre de los atentados de Manhattan, diez años más tarde, las cogió trabajando.
Sí, nosotros también trabajamos mucho, pero tenemos que trabajar mejor. No siempre es la cantidad, lo importante es la calidad.
En estos 22 años de maratón diario por la supervivencia, en Asturias vimos cómo cerraban las minas y no hicimos nada, ya no por evitarlo, sino por compensarlo. Bueno, sí, tiramos el dinero en proyectos fantasma que hoy están cerrados. Vimos cómo se desmantelaba el campo y tampoco nos molestamos en frenar el avance del matorral y del despoblamiento del medio rural.
Mi solidaridad con todos los afectados por el desastre del huracán Sandy, y mi apoyo a la decisión de las autoridades de suspender el Marathon de éste año. Cualquiera con dos dedos de frente puede entender que los neoyorkinos no están para muchas fiestas, por más que el evento les aporte muchos ingresos. De ahí también tenemos que aprender.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Un salto atrás de medio siglo

Recogida del trigo en Asturias hace sesenta años.
Estos días nos sirvieron la noticia de que el consumo de cemento en España había bajado a niveles de los años sesenta (más de cincuenta años). Es todo un indicador de hacia donde nos dirigimos y del salto atrás que estamos dando a cámara lenta. También se puede mirar con optimismo, y pensar que el retroceso nos puede servir para coger impulso, porque los sesenta fueron los años en los que se empezaron a poner las bases del progreso. Pero como todo fue tan rápido, esas bases no debían estar muy bien cimentadas, y ahora asistimos a su derrumbe.
En los sesenta seguíamos siendo un país emigrante. Ya no íbamos tanto a América y mirábamos más para Europa. Alemania, Francia, Bélgica, Suiza, eran los países de acogida y de donde procedían las remesas que ayudaban a la supervivencia de los que se habían quedado. Hoy nos llegan muchas pensiones, de aquellos trabajadores que pudieron retornar en la jubilación, a la vez que seguimos exportando mano de obra, pero ahora es mano de obra cualificada. Son universitarios que cuesta mucho dinero formar, tanto a las familias, como al Estado, y cuya rentabilidad y valor añadido beneficiará a otras sociedades. Una amiga que acaba de llegar de París me contaba que los hospitales franceses están llenos de fisioterapeutas españoles, y es sólo un pequeño ejemplo.
Va a ser duro despertarnos del sueño del Estado de Bienestar en los años sesenta, cuando el actual sistema sanitario estaba en fase embrionaria; la educación aún se consideraba un bien escaso y el acceso a los estudios universitarios era cosa de unos pocos.
Para un viaje tan corto no hacían falta tantas alforjas y ahí está la falta de previsión y de cordura de quienes nos condujeron al callejón sin salida en el que nos encontramos. Nos creímos que el viaje no tenía retorno, que íbamos a crecer, y crecer, y crecer, como las pilas del anuncio, pero eso es imposible. Lo sabrán bien los economistas y lo podemos imaginar quienes aplicamos el sentido común. Lamentablemente, los políticos no están en ninguno de los dos grupos, de lo contrario, habrían variado el rumbo del gasto y habrían administrado la pobreza como pobres, no como nuevos ricos que no saben lo que vale un café. Aunque bien mirado, lo más seguro es que sí sabían que el barco estaba al borde del naufragio, pero como ellos tenían en su poder los botes salvavidas, no les preocupaba la suerte de los demás.
Un paso atrás de medio siglo me lleva a los años de mi infancia, cuando caminaba cuatro kilómetros diarios para ir a la escuela y las noticias llegaban por la radio, el que la tenía. Cuando se disfrutaba con la comida de los domingos y se estrenaba un vestido de Pascuas a Ramos. Y los que estamos curtidos de esas vivencias no nos coge desprevenidos el retroceso.
Los más jóvenes tendrán que ponerse las pilas para dar el impulso que necesitan para actualizarse una economía y una sociedad decadente.

jueves, 1 de noviembre de 2012

¡Qué cínicos somos!

Estas líneas pensé escribirlas cuando se airearon los duros métodos empleados por la entrenadora del equipo nacional femenino de Natación Sincronizada. Me alarmaba el cinismo de quienes criticaban los medios de conseguir las medallas olímpicas, pero estaban encantados con los resultados. Si se dedican dos minutos a pensar en lo que hacen esas mujeres se tiene que deducir que no son humanas, que son máquinas. Pero como no es el caso, lo más lógico es pensar que esa perfección sólo se consigue con técnicas y métodos muy duros y muy sacrificados.
También pensé escribirlas cuando se reían del futbolista portugués Cristiano Ronaldo cuando dijo que estaba triste, o algo parecido. Resulta que ese chaval, que cobra una millonada porque alguien se la paga, no tiene derecho a estar triste. No se le permite un fallo, se le exige la perfección de una máquina a la que se le da un botón y ya ejecuta. Imagino que los mismos que criticaban la dureza de la entrenadora de natación, no dudaban en dejar en ridículo a un deportista que mostró un momento de flaqueza.
El colmo ya es la reacción de quienes se escandalizan al saber que el ciclista americano Lance Amstrong se dopaba. ¿Cómo, sino, iba a hacer las proezas que nos brindó por las carreteras y puertos de montaña franceses?. A mí, que me encanta la bicicleta, siempre me pareció inhumano que a los deportistas se les exija más cada año y en cada competición, que se les pida que batan los récord. Que suban puertos, casi imposibles para las cabras.
Pues para rematar, hoy me envían un archivo adjunto con un video en el que se muestran las artes de los entrenadores chinos con los niños que en un futuro serán atletas. ¡Los pliegan como servilletas!. Nunca había visto ese sistema de trabajo, pero siempre me imaginé que tendría que ser algo parecido. ¿Cómo, sino, iban a alcanzar la perfección que nos muestran en sus ejercicios?. Pues con mucho sacrificio, esfuerzo y dedicación.
Somos cínicos al asustarnos, porque esa trastienda se tiene que presuponer. Y si se presupone, o se acepta como parte del juego perfecto, o se anula y no se ponen metas inalcanzables.
Vivimos en el mundo del absurdo, hasta el punto que pedimos imposibles, pero que sean fáciles. Pues no, si es imposible, tendrá que ser difícil.
El absurdo y el cinismo que nos ocupa se lleva a situaciones tan patéticas como las de ver a los ricos que para llamar la atención, ahora lucen pantalones rotos y ¡carísimos!. Con lo que vale un pantalón roto de cientos de euros o dólares, se vestirían unas cuantas familias.
El no va más del absurdo es la noche de Halloween que nos inventamos para hoy. Se supone que la importamos de Estados Unidos. Pues qué casualidad, que cuando yo era muy pequeña ya utilizaba de máscara la cáscara de las calabazas, cuya pulpa habíamos empleado para hacer morcillas.
¡Qué ociosos estamos y qué cínicos somos!
Deberíamos copiar a los deportistas y saber que el que algo quiere, algo le cuesta. ¡Se acabó la cultura del mínimo esfuerzo!