Sí, también se puede morir de éxito y eso es lo que le está pasando a Europa. Ahora, según las últimas noticias, le toca a la grandeur de la France. La noticia de que los cañones de la economía y el frac de los hombres de negro ya acechan la estabilidad francesa me confirma la tesis de que en el viejo Continente europeo todos estamos en la cuerda floja. Se podría decir que tocamos techo, que nos salimos por la chimenea, y la única forma de reconducirnos es pisando un poco el freno. Sé que esta idea es contraria a las tesis que claman por más crecimiento. Y yo me pregunto, ¿por dónde quieren crecer?. ¿Qué significa crecer?. ¿Seguir produciendo coches, lavadoras, casas, carreteras?. Pues creo que de todo eso estamos surtidos para una temporada y mantener ese ritmo sería una huida hacia adelante que sólo nos serviría para alargar más el momento de empezar de nuevo.
Sé que el pato lo vamos a pagar los de siempre, pero, no nos engañemos más, el ritmo de vida que llevamos hasta ahora, creo que ya no volverá. Cuando visité Egipto y conocí de cerca su Historia no daba crédito de la vida que llevaban los Faraones, del nivel de progreso que alcanzaron -yo creo que desde entonces está todo inventado-. Sólo hace falta mirar las Pirámides de la zona de Gizah, construidas hace cinco mil años. Pues aquella cultura, aquella forma de vida se fue al garete. Ellos, los faraones y sus dinastías, también se murieron de éxito.
Y qué decir del Imperio Romano, mucho más reciente. Esos ejércitos que conquistaron medio mundo y sometieron al otro medio, acabaron mirándose al ombligo, en sus termas, en sus circos, en sus bacanales, en sus orgías. También ellos se murieron de éxito.
Nosotros habíamos alcanzado el bienestar nunca imaginado, pero no supimos, o mejor, los políticos no supieron administrar los tiempos ni los dineros y ahora no hay para tanta demanda.
Y como este blog practica el espíritu crítico, y el autocrítico, tengo que decir que los ciudadanos también nos pasamos al mirar para otro lado cuando veíamos cómo se malgastaban nuestros impuestos. En ese momento sí tendríamos que haber salido a la calle para parar el despilfarro, pero nos iba bien a todos y era bueno hacer la vista gorda.
En las últimas semanas, la Sexta nos ofrece un programa muy singular. Chicote, un chef de prestigio, se dedica a asesorar a propietarios de restaurantes que no consiguen sacar adelante su empresa. ¡Es impresionante ver lo que hay en algunas cocinas!. La solución que ofrece el experto en la mayor parte de los casos es reinventarse, empezar casi de cero.
Pues eso es lo que tendría que hacer Europa, en cuya despensa también se guardan muchas materias primas putrefactas. Por eso debe reinventarse, mirando al futuro, aunque eso suponga vaciar muchos despachos e instituciones.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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