sábado, 10 de marzo de 2012

Economía y ecología

Acabo de leer una carta publicada en el año 2002 en la revista Crónica de los Tiempos en la que se recrea cómo será el planeta Tierra en el año 2070. El panorama que se dibuja es desolador para los humanos que sobrevivan en ésa época, en especial por la falta de agua. Se supone que el legado que les dejaremos es un paisaje yermo por la falta de agua, que ya no será un bien escaso, como lo consideramos ahora, sino un bien inexistente. Según ésta carta, nos situaremos al nivel de lo que hoy se observa en Etiopía (ver imágenes). No me puedo creer que seamos tan tozudos, pero, por lo visto vamos directos al matadero y estamos encantados de conocernos.
A pesar de todo, hay grupos de personas preocupadas por el problema, aunque no sé si tendrán capacidad de decisión para corregir el rumbo. Así, por ejemplo, este lunes 12 de marzo, comienza en Marsella (Francia) el Sexto Forum Mundial del Agua. Imagino que llegarán a conclusiones demoledoras, pero no sé si las podrán exponer en los despachos adecuados. Sí sé que ahí se va a visionar, una vez más, el video titulado Soif du Monde Trailer.mov, que nos explica cómo derrochamos en agua de la que nos acordaremos dentro de pocos años, cuando ya no haya marcha atrás.
Hace una semana también me enteré de la existencia de un banco pensado para beneficiar al medio ambiente. Se llama Triodos Bank y según su publicidad institucional, "es una entidad de crédito independiente, con 30 años de experiencia en banca ética y sostenible". Tuve la oportunidad de asistir a la conferencia que pronunció en Oviedo uno de los gurús de la empresa, Joan Melé, que más parece un misionero predicador, que un banquero, dos cosas, a mi entender, incompatibles. A pesar de todo, en la conferencia, Melé intentaba hacernos ver que otro mundo es posible, y que un banco puede pensar en el futuro de la humanidad y no sólo en el suyo propio. Por eso financian proyectos y empresas con valor añadido social, cultural o medioambiental. Yo estoy dispuesta a creer, pero, como Santo Tomás, tendré que convencerme con hechos, a medio plazo.
En el primer aniversario del desastre de Fukushima (Japón), con un tsunami que provocó miles de muertos y una central nuclear anegada y dañada, con lo que eso conlleva, no está de más reflexionar sobre nuestro papel en el futuro del medio ambiente.
Creo que cada uno, a título individual, aún seríamos capaces de corregir errores y enderezar el rumbo, pero en masa ya es otra cosa.
Hace justo tres años visité en el Grand Palais de París la exposición 6 milliards d'Autres, (ahora ya pasamos de los 7 mil millones de personas) un proyecto de Yan Arthus-Bertrand, iniciado en 2003 y que consistió en realizar 5000 entrevistas a hombres y mujeres de todo el planeta, de diferentes oficios y status sociales y que respondían a un cuestionario fijo de 40 preguntas elementales, centradas en su experiencia vital, sus recuerdos, sus aspiraciones, sentimientos, su calidad de vida, creencias, etc. Un proyecto que está abierto a través de internet y que intenta conocer mejor al ser humano. Viendo y escuchando las entrevistas aún me queda esperanza en la humanidad, en los 6.999 millones de personas, pero me queda la duda el millón restante. Son muy pocos, como una gota en el océano, pero si es de cianuro, puede hacer mucho daño¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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