!Dichosos los que creen desde el punto de vista religioso, porque, por lo menos tienen una esperanza en el más allá, o en otra vida¡. Es una frase que le suelo escuchar con frecuencia a mi amigo José Luis Castro.
Yo extrapolo esa exclamación al terreno de los políticos y, por eso digo: !Dichosos los que creéis en los políticos y aún tenéis la esperanza de que os resuelvan los problemas y administren bien el dinero de vuestros impuestos¡.
Podría decir que aún creo en la POLÏTICA con mayúsculas en el sentido de la función de gobernar o dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad, pero en el momento que entran las ideologías y, sobretodo, los intereses personales, se va todo al garete.
Me pasa lo mismo con la religión. Me sobra la Organización Eclesiástica, como diría Joaquín Manzanares, refiriéndose a la Curia, y me quedo con casi todos los peones.
Mi creencia o mi fe en la política también va por ahí. Me quedo con los militantes, con las personas comprometidas, y coherentes con lo que piensan, a la hora de actuar. Pero, curiosamente, esos no suelen tocar poder. También los admiro porque, igual que los creyentes religiosos, a pesar de los desastres que ven en la trayectoria de sus dirigentes, siguen fieles a la causa.
Nunca milité en ningún partido ni sindicato, ni orden religiosa, porque mi religión personal, o mejor dicho, mi ética, no me permite comulgar con ruedas de molino, ni mirar para otro lado ante la injusticia, la mentira o la corrupción.
Soy una víctima de mi espíritu crítico y los de derechas me consideran de izquierdas; para los de izquierdas soy una facha. Para los beatos soy una atea y para los que no creen en nada una meapilas. !Tremendo¡.
Por eso digo, !Dichosos vosotros que creéis¡, que votáis a pesar de los desastres y los cadáveres políticos por corrupción que vais dejando a vuestro paso. Dichosos los que creéis los slogam de las campañas electorales; los que esperáis algo de lo que os dicen en el Parlamento; dichosos y felices los que os tragáis los mítines como si estuvieseis en misa; dichosos los que pensáis que algo va a cambiar.
Yo, que me llegó la democracia con 20 años, quisiera creer como el primer día, pero, después de más de treinta años, me llegó el desengaño. !No me puedo creer que les di tres décadas de confianza¡.
En los púlpitos de la Iglesia te dicen que si no crees te condenas y en los púlpitos civiles te dicen que si no votas también te condenas. !Qué manera de comer el coco a la gente, sólo para tenerlos bajo el yugo¡.
Mi hoja de ruta: intentar que sea primavera todo el año, aunque nieve¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
1 comentario:
Genial, Iso... Tienes mucha razón en eso de ir a los mítines como el que va a decir amén a misa; igualmente esa fidelidad a un partido resulta,cuando menos, incomprensible.Pero, como bien dices, la Política es necesaria. Vamos a decir que es un mal menor. Yo no adoro a personajes concretos, pero sí necesito creer que algunas ideas distinguen a las personas... No seas tan crítica y vota, que cuando no se podía era aún peor...
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