Cuando escuché el viernes que el Consejo de Ministros estaba reunido para elaborar un plan de ahorro energético pensé que nos sorprenderían con una iniciativa original para implicarnos a todos en el ahorro de energía. Pues la sorpresa fue soberana cuando escucho que el ahorro se lo imponen a los que van en coche, que, de sobra saben ellos que la gasolina está cara y que hay que administrarla bien.
Tal parece que se les fundieron todas las neuronas y que no dan más que para cosas obvias.
Yo, que hace tiempo descubrí que yendo a 100 ahorraba bastante combustible, trato de ponerlo en práctica sin que me lo mande ningún iluminado del Gobierno, pero cuando tengo prisa, o necesito ir a 120 lo hago sin problema.
Hay mil posibilidades de ahorrar sin meterse en la vida del pobre ciudadano, que ya no puede ni respirar, pero como ven que somos tan sufridos, pues venga, una vuelta más de tuerca.
Se les podía haber ocurrido eliminar las campañas electorales -en las que se van a gastar miles de millones de euros- con las que nos amenazan para esta primavera y los actos de grandilocuencia que se montan cada fin de semana todos los partidos, en los puntos más dispares de nuestra geografía, para satisfacer el ego de cuatro amigos.
El siguiente paso coherente sería prihibir que se fabriquen coches tan potentes como los que hay en el mercado. Con el 600 vamos sobrados¡¡¡¡¡¡¡¡¡
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