Isolina Cueli
Las escuelas de peluquería suelen
ofrecer trabajos de corte o peinado a precios muy baratos y los
clientes que los solicitan saben que se van a poner en manos de
aprendices que necesitan practicar para coger experiencia. Pero
imagino que no serán muchas las novias o novios que van a peinarse a
la escuela de peluquería el día de su boda.
En hostelería suele pasar lo mismo.
Las escuelas tienen un restaurante en el que se come el menú hecho
por los estudiantes y supervisado por los profesores. El sistema me
parece una excelente idea. Pero supongo que tampoco habrá muchas
parejas que acudan a la escuela de hostelería para encargar el
banquete nupcial. Ese día está reservado para los profesionales.
Pues cual no sería mi sorpresa al
enterarme por el Diario de Pontevedra que la degustación
gastronómica que se ofrece a los invitados de los Premios Princesa
de Asturias ha sido elaborada, en gran parte, por 70 personas del
Centro Integral de Formación Profesional Carlos Oroza de Pontevedra,
en concreto 62 alumnos de los ciclos superiores de Dirección de
Cocina y Dirección de Servicios de Restauración y del ciclo medio
de Restaurante y Bar, más seis profesores y dos directivos.
El director del centro dice en el
Diario de Prontevedra que "non todos os días podemos facer
prácticas deste nivel". Y yo también lo digo. Vaya nivel y
vaya suerte que tienen los alumnos gallegos, que antes de graduarse
ya han podido cocinar el menú que representa a Asturias ante
centenares de personas de todo el mundo. Y también digo, qué mala
suerte tienen los alumnos de las escuelas de hostelería de Asturias
que no pueden ir ni de pinches de los gallegos. Porque además de los
62 citados más arriba, también estuvieron entre los pucheros otros
42 alumnos del Centro Integrado de Formación Profesional Paseo
Das Pontes, de La Coruña.
Imagino que el menú, a base de fabada,
escalopines al cabrales, rape a la sidra, arroz con leche y
carbayones, lo practicarán a diario los alumnos en sus centros de
formación y les habrá salido para chuparse los dedos.
(Hace más de veinte años, fui
testigo del esfuerzo de Rafael Secades por conseguir la primera
Escuela de Hostelería en Oviedo).
Estaba fuera de Asturias el día del
evento de los Premios y desconozco la reacción de los profesionales
asturianos ante esta situación, que se repite por tercer año
consecutivo. También me pregunto qué dijo el Gobierno del
Principado. Da la casualidad que ese mismo Gobierno se gasta nuestros
euros de forma violenta promocionando Asturias en el extranjero y
cuando el extranjero viene a Asturias, como es el caso del día de la
entrega de los Premios, dejamos nuestro escaparate gastronómico en
manos de los gallegos.
Desde Asturias exportamos talento en
cantidades industriales. Y al mismo tiempo que cientos, por no decir
miles, de licenciados universitarios asturianos se buscan la vida por
el mundo porque aquí no tienen puesto de trabajo, les facilitamos
las prácticas a alumnos de Formación Profesional de Galicia, que en
su vida habrían imaginado un debut semejante.
Vaya desde aquí mi aplauso para los
directivos gallegos que lograron colarnos un gol tan monumental.
No es por echarles un jarro de agua
fría a nuestros vecinos, pero ahora me explico porqué la Reina
Letizia, cuando puede, se escaquea del ágape y se va a cenar con sus
amigas.
¡Buen camino!
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