Isolina Cueli
Espíritu
de superación, eso es lo que les sobra a Judith Obaya (Villaviciosa,
1965), conocida por sus aventuras en moto por Europa, Asia y Norte de
África y a Juan Llames (Villaviciosa, 1987) atleta invidente que ya
tiene en sus piernas 296 carreras populares y de montaña, entre
otras muchas iniciativas.
El miércoles pasado iniciaron su
proyecto de ascensión a todos los puertos asturianos que hacen
frontera y a otras cuatro subidas emblemáticas para los moteros,
como es el caso de El Fitu, con la que se estrenaron, El Angliru, Los
Lagos de Covadonga y Casielles, en Amieva, que para los de las motos
es como el Stelvio italiano en versión asturiana.
Judith Obaya y Juan Llames. (I.C) |
En la misma carretera en la que el
ciclista Miguel Induráin se bajó de la bicicleta por su dureza y
porque le entró una pájara histórica, Judith y Juan, unidos por
una pequeña cuerda, arrancaron de la base de El Fitu (Colunga), a la altura de
Casa Pancho, cerca del ramal que comunica con Caravia. No se trataba
de competir, ni de hacer marcas, querían participar y alcanzar
retos, superarse, disfrutar de la naturaleza y del aire puro que aún
nos brinda El Sueve, el puerto que acoge la subida de El Fitu.
Hacía años que sabía del espíritu
aventurero de Judith Obaya, pero no la conocí hasta esta semana.
Recuperada de un accidente de moto, por exquivar un zorro, en tierras
extremeñas, ya prepara su próximo objetivo por el Norte de Europa
para el invierno del 2017. Pasarán del calor al frío extremo con 50
grados bajo cero.
La mayor parte de la gente, cuando hace
una ofrenda suele estar relacionada con temas religiosos. Ir a
Covadonga; subir las escaleras de la Cueva de rodillas; hacer el
camino de Santiago, peregrinar a Lourdes etc. Pero Judith no se para en barras y lo que
prometió, si se recuperaba de las heridas de su accidente, fue subir
todos los puertos asturianos que hacen frontera, casi una docena de ascensiones.
Hoy, miércoles, su previsión es subir
a Casielles, en Amieva, que tiene una carretera en zig-zag de unos
tres kilómetros, muy apreciada por los que viajan sobre dos ruedas.
En este caso, la recorrerán a pie y de ahí seguirán para el puerto
de El Pontón, hasta llegar a la frontera leonesa.
Judith no recuerda de donde le viene la
vena aventurera. Se propone hacer lo que nadie hizo antes, y, de
momento lo consigue. El problema es la financiación. La moto es una
afición cara y se necesitan patrocinadores que crean en la idea y
compartan el espíritu de riesgo y de superación del equipo de
Judith. Son deportistas que se lo toman en serio y se merecen que les
crean y les apoyen. Es el premio a la excelencia, a la originalidad,
al esfuerzo y al trabajo bien hecho.
En realidad, escribo sobre Judiht, pero
me gustaría ser Judith, tener el valor para emprender una aventura
tan dura y difícil. Es muy grato saber que, en su caso, después de
meses de trabajo, se quedan muy pocos cabos sueltos y se dejan pocas
cosas a la improvisación. Cada metro de camino está escudriñado y,
al menos, sobre el mapa, es terreno conocido.
Aunque el mundo de la moto es difícil,
Judith, Policía Local en Oviedo, nos demuestra estos días que sus
vértebras están recuperadas y su corazón y su generosidad se
agrandan subiendo los puertos agarrada a una pequeña cuerda, al lado
de Juan Llames.
No hay comentarios:
Publicar un comentario