Isolina Cueli
Planta de frambuesa. IC |
Fruto de arándano. IC |
Villa. Vicio. SA. Esta es la leyenda
que vi en una camiseta hace tiempo. Además de ser ingeniosa, las
tres palabras encierran una gran verdad -tomada en el mejor sentido
de la palabra- y es que en Villaviciosa se puede cultivar casi de
todo. Tenemos un clima idóneo, una tierra fértil a la que se
adaptan casi todos los cultivos, el problema es la constancia y el
trabajo tan duro que conlleva la vida del campo.
Hace muchos años exportábamos
avellanas por el puerto de Bilbao. Hoy, la mayoría se pierden en los
árboles.
En los años sesenta éramos la capital
manzanera y sidrera de España, pero nos fueron comiendo el terreno
los catalanes en materia de manzana de mesa y los vascos en la de
sidra y ahora perdimos ese título, con todo mi respeto para las
fábricas de sidra y los lagares de Villaviciosa que están haciendo
grandes esfuerzos por mantener las marcas y los puestos de trabajo.
Años más tarde nos convertimos en una
reserva importante en el cultivo de fabes de la granja, pero también
perdimos ese ránking, porque les fabes requieren mucho trabajo y no
siempre se corresponde el esfuerzo con los resultados de la cosecha.
Quedé impresionada con los fabales que hay en Lorenzana (Lugo), al
otro lado de la frontera gallega. Nos copiaron y me consta que hasta
allí vamos los asturianos a comprar fabes por toneladas..
Cuando se pusieron de moda los kiwis,
Asturias también se apuntó a este fruto exótico que nos venía de
nuestras antípodas (Nueva Zelanda). Y el kiwi se adaptó de forma
ejemplar, hasta el punto que casi parece autóctono.
La última incorporación es el
arándano y demás frutos rojos. Tengo que decir que unos de los
primeros, al menos en Villaviciosa, fueron los propietarios de la
finca El Malaín, en San Justo. Cuando apenas conocíamos las moras
que poblaban nuestros matorrales, ellos nos presentaron los
arándanos, las frambuesas y las grosellas. Nos demostraron que si a
la gente le das confianza, puedes dejarla entrar en tu finca y que se
sirva a discreción. Ellos inventaron la tienda a pie de mata (coges los frutos y los pagas a la salida) y les funciona muy bien, aunque, en un cartel recuerdan a sus clientes que las frutas se pueden
probar, pero sin abusar.
El pasado fin de semana se celebró en
Villaviciosa el Festival del arándano, un fruto que está de moda en
toda Europa, que además es carísimo, con lo cual los cosecheros
tienen mercado asegurado para una temporada. En el mercadillo del Festival se vendían a 12 euros el kilo. En Londres o París, no se
encuentran por menos del doble, en ocasiones, el triple. Y si una hectárea de arándanos
puede dar hasta 15.000 kilos, según datos del SERIDA (Servicio
Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario), las cuentas
son fáciles de echar.
Una sugerencia para algún emprendedor
que no sepa a qué dedicarse: también son carísimos y muy
apreciados los physalis, que en Asturias se dan como la mala hierba.
Hace un año me los trajo una amiga que vive en París como oro en
paño. Y cual no sería su sorpresa cuando vio que aquellos frutos
amarillos proliferaban en mi huerto. Supongo que el éxito de este pequeño fruto es que, entre las múltiples propiedades que se les atribuyen, está la de anti cancerígeno.
Fruto del physalis. IC |
Planta de physalis. IC |
Mis felicitaciones a quienes apuestan
por nuevos frutos, y por cultivos novedosos, testados en el mercado, que dentro de poco ya serán autóctonos. Los
adoptamos de muy buen grado, como ya hicimos con las fabes de la
granja, las patatas, y el maíz, que nos llegaron de América, las cerezas, de Asia y los kiwis de Oceanía, por poner sólo unos ejemplos.
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