miércoles, 3 de agosto de 2016

Villaviciosa toma el pulso al arándano

Isolina Cueli

Planta de frambuesa. IC
Fruto de arándano. IC
Villa. Vicio. SA. Esta es la leyenda que vi en una camiseta hace tiempo. Además de ser ingeniosa, las tres palabras encierran una gran verdad -tomada en el mejor sentido de la palabra- y es que en Villaviciosa se puede cultivar casi de todo. Tenemos un clima idóneo, una tierra fértil a la que se adaptan casi todos los cultivos, el problema es la constancia y el trabajo tan duro que conlleva la vida del campo.
Hace muchos años exportábamos avellanas por el puerto de Bilbao. Hoy, la mayoría se pierden en los árboles.
En los años sesenta éramos la capital manzanera y sidrera de España, pero nos fueron comiendo el terreno los catalanes en materia de manzana de mesa y los vascos en la de sidra y ahora perdimos ese título, con todo mi respeto para las fábricas de sidra y los lagares de Villaviciosa que están haciendo grandes esfuerzos por mantener las marcas y los puestos de trabajo.
Años más tarde nos convertimos en una reserva importante en el cultivo de fabes de la granja, pero también perdimos ese ránking, porque les fabes requieren mucho trabajo y no siempre se corresponde el esfuerzo con los resultados de la cosecha. Quedé impresionada con los fabales que hay en Lorenzana (Lugo), al otro lado de la frontera gallega. Nos copiaron y me consta que hasta allí vamos los asturianos a comprar fabes por toneladas..
Cuando se pusieron de moda los kiwis, Asturias también se apuntó a este fruto exótico que nos venía de nuestras antípodas (Nueva Zelanda). Y el kiwi se adaptó de forma ejemplar, hasta el punto que casi parece autóctono.
La última incorporación es el arándano y demás frutos rojos. Tengo que decir que unos de los primeros, al menos en Villaviciosa, fueron los propietarios de la finca El Malaín, en San Justo. Cuando apenas conocíamos las moras que poblaban nuestros matorrales, ellos nos presentaron los arándanos, las frambuesas y las grosellas. Nos demostraron que si a la gente le das confianza, puedes dejarla entrar en tu finca y que se sirva a discreción. Ellos inventaron la tienda a pie de mata (coges los frutos y los pagas a la salida) y les funciona muy bien, aunque, en un cartel recuerdan a sus clientes que las frutas se pueden probar, pero sin abusar.
El pasado fin de semana se celebró en Villaviciosa el Festival del arándano, un fruto que está de moda en toda Europa, que además es carísimo, con lo cual los cosecheros tienen mercado asegurado para una temporada. En el mercadillo del Festival se vendían a 12 euros el kilo. En Londres o París, no se encuentran por menos del doble, en ocasiones, el triple. Y si una hectárea de arándanos puede dar hasta 15.000 kilos, según datos del SERIDA (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario), las cuentas son fáciles de echar.
Una sugerencia para algún emprendedor que no sepa a qué dedicarse: también son carísimos y muy apreciados los physalis, que en Asturias se dan como la mala hierba. Hace un año me los trajo una amiga que vive en París como oro en paño. Y cual no sería su sorpresa cuando vio que aquellos frutos amarillos proliferaban en mi huerto. Supongo que el éxito de este pequeño fruto es que, entre las múltiples propiedades que se les atribuyen, está la de anti cancerígeno.
Fruto del physalis.  IC
Planta de physalis.     IC
Mis felicitaciones a quienes apuestan por nuevos frutos, y por cultivos novedosos, testados en el mercado, que dentro de poco ya serán autóctonos. Los adoptamos de muy buen grado, como ya hicimos con las fabes de la granja, las patatas, y el maíz, que nos llegaron de América, las cerezas, de Asia y los kiwis de Oceanía, por poner sólo unos ejemplos.




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