Bárcena y Díez-Alegría en Rodiles, Villaviciosa. (Foto. I. Cueli) |
La Biblioteca Municipal de Piloña será la depositaria de la mayor parte de los libros y documentos del sacerdote José Manuel Bárcena (1930-2008). El acto oficial de entrega y recepción tuvo lugar ésta tarde en Infiesto. El alcalde, Camilo Montes, hizo un recorrido por la trayectoria de compromiso de Bárcena. Su amigo Luis Fernández Ardavín recordó al joven que salió de su pueblo para estudiar en el Seminario de Valdediós y siguió su labor pastoral y docente por toda Asturias. Un cura, que al igual que su admirado y amigo, el jesuíta José María Díez-Alegría, entendió la religión como servicio público y no como medio de servirse del público o de estar sólo al lado de los poderosos.
Yo entré en contacto con Bárcena a través de Bernardino Fernández, cura secularizado, que estaba en la misma línea de ayuda al prójimo y de dar voz a los sin voz. Desde mi parcela de periodista sé que Bárcena me utilizó de altavoz para esas causas con las que yo colaboré encantada.
Con una inteligencia por encima de la media, como sabían muchos de sus compañeros de carrera, Bárcena sigue vivo en colectivos vinculados a Cuba y Nicaragua, sus dos grandes causas.
De su mano llegué a finales de los noventa a Rivas, Tola y San Juan del Sur, lugares de Nicaragua a los que estaba muy vinculado Gaspar García Laviana. Coincidiendo con los veinte años de su muerte, recogí los testimonios de muchos de los fieles de sus parroquias y de sus amigos. Ahí vi que hay más santos de los que canoniza el Vaticano y Gaspar era uno de ellos. Estoy segura que habrán añadido a Bárcena a la lista de su santoral particular.
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