miércoles, 20 de febrero de 2013

La Camarga de Mistral y Van Gogh



Cada vez que veo el nombre de La Camarga en un restaurante de Barcelona, relacionado con asuntos turbios de espionaje, me da pena que los españoles no sepamos más cosas de la verdadera Camarga, La Camargue, una lengua de terreno situada al otro lado de los Pirineos, en la Provenza francesa, en la que destacan la flora y la fauna, dignas de mención. La Camarga, los terrenos del Delta del Ródano, en Arles, fueron descritos y recreados en casi todas las obras de Federico Mistral (1830-1914), un escritor campesino que recibió el premio Nobel de Literatura en el año 1904. Para muchos españoles La Camarga se asocia con un restaurante de Barcelona en el que comen gentes de bastante poder adquisitivo y cuyas vidas tienen mucho interés para el prójimo, a juzgar por las escuchas de sus conversaciones.  Pero la verdadera Camarga y la Provenza es un espacio único al que se desplazó el pintor Van Gogh y en las que pintó obras inolvidables. La Camargue, bañada por las aguas saladas del Mediterráneo y las dulces que bajan por todos los meandros del Ródano, es un espacio natural, un humedal que los franceses saben conservar y que Mistral consiguió rescatar, gracias a la literatura costumbrista y para expresarse en su lengua propia, la occitana. La obra más representativa de Mistral, Mirèio, escrita en 1859, describe la vida rural de la zona, más tarde llevada a los escenarios, gracias a la ópera Mireille (1864) con música del francés Charles Gounod.

Van Gogh en Arlés.

Esperemos que unos buenos documentales sobre este espacio natural puedan recuperar el buen nombre de La Camarga, más allá de los micrófonos camuflados y las cámaras ocultas.

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