lunes, 6 de mayo de 2013

¡Pobre prerrománico!

Iglesia prerrománica de San Salvador de Priesca.
Las fotos que ilustran este post no quieren denunciar a los propietarios de los vehículos y autobuses que invaden el espacio de la Iglesia prerrománica de San Salvador de Priesca (921), sino a las autoridades civiles y eclesiásticas, incapaces de solucionar un problema de aparcamiento en las inmediaciones del monumento nacional y patrimonio de la Humanidad, como prerrománico que es.
En realidad, el problema no es tal, se solucionaría habilitando una finca contigua, propiedad de obispado. Estoy segura que si el propietario fuese un vecino del pueblo ya estaba expropiado. Pero ¡con la Iglesia hemos topado!. Mientras, el prerrománico corre un serio peligro. Sólo hace falta imaginar las maniobras de coches y autocares aparcados a menos de medio metro del templo, como sucedió esta tarde, coincidiendo con la celebración de una misa-funeral.
No es la primera vez que escribo de este tema, pero no me cansaré de dejar en evidencia a las mentes bien pensantes de todas las administraciones (nacional, autonómica, local y eclesiástica), capaces de entretenerse años y años en tonterías, mientras dejan atrás lo importante.

Un iglesia con más de mil años, invadida por vehículos.
Se podría pensar que para empezar a actuar, lo que están esperando es que un incauto o despistado embista el edificio, situado en medio de la carretera. A ese o esa pobre se le caería encima la justicia humana y la divina por atentar contra una reliquia como es el prerrománico. Pero a ellos (no sé ponerles nombres) no hay forma de pedirles responsabilidades por desidia.

Y si por desidia no se puede juzgar a nadie, sí se podría hacer por malversación de fondos y otros muchos delitos cometidos en la rehabilitación del Románico de la Iglesia de Sebrayo, a pocos kilómetros de Priesca. Allí, hace pocos años, se gastaron los euros violentamente en una obra que lo único que hizo fue destrozar el templo, hasta el punto que hoy está cerrado por peligro de derrumbe. Sí, una iglesia con más de ochocientos años, que sobrevivió guerras y tormentas, sólo se va a venir abajo, cuando le pusieron las manos encima un grupo de indocumentados que van de listos y expertos. Y que son capaces de quitar una puerta de castaño y cambiarla por una de aglomerado.
Acabo de enterarme, viendo conexión Asturias, de la TPA, que el peregrino del Camino de Santiago, que pasaba delante de la iglesia cuando yo estaba haciendo las fotos era australiano. ¿Qué pensaría de aquel espectáculo?
¡Qué dolor! y ¡qué vergüenza ajena!

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