Día de la Reina en 1988 |
En el año 88 yo era 25 años más joven, pero muy consciente de lo que me rodeaba. Tenía muy claro hacia dónde nos dirigíamos. Estaba haciendo un stage en el Servicio de Portavoz de la Comisión, en concreto con el portavoz del comisario de Agricultura. Allí aprendí como se maneja a los periodistas. En aquel momento yo estaba al otro lado y me dolía lo que veía, pero me tenía que aguantar. No se deja nada a la improvisación. Se prepara todo lo que se quiere decir y lo que no se quiere decir también. No hay cabos sueltos. Estaba claro que no nos enteramos de casi nada, salvo que haya un wikileaks, y ni así, porque esa información es casi imposible de digerir por los mortales contribuyentes y paganos.
Antes de entrar en el stage ya sabía que todo era una gran mentira. De nada servían los méritos o el interés por estar allí, por conocer por dentro la Comunidad Europea. En aquel momento España acababa de llegar y para una periodista era una ocasión muy interesante. Pues no servía nada más que el enchufe. ¡Sí, para unas míseras prácticas de seis meses, había que tener enchufe y de los trifásicos!, y yo, pobre de Priesca y sin contactos directos, no veía la manera de encontrar un enchufe sin pasar por la cama de nadie. Tuvieron que pasar cinco años hasta que, de carambola, encontré a la persona que me ayudó a entrar en aquella jaula de grillos. Y si hace 25 años eran grillos, hoy serán tiburones.
Raquel, Imma, Isolina, Marién, Marián y Concha. |
Creo que todo esto ya lo conté en más de una ocasión, pero no me canso de hacerlo porque no está demás que se queden, negro sobre blanco, las vergüenzas de unos organismos que sólo saben disponer de las vidas ajenas, pero que son incapaces de hacerse un poco de autocrítica y de aplicarse a sí mismos lo que imponen a los administrados.
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