Hace meses que decidí regalar cosas prácticas y, en los tiempos que corren, lo más práctico es regalar alimentos. A mí me dio por obsequiar con latas de aceite La Chinata, que tiene una presentación muy agradable. La mayor parte fueron recibidas con sorpresa. No hay costumbre de aceptar estos presentes, pero creo que debería implantarse.
Hoy, mi prima Charito, me sorprendió con la misma moneda, me trajo una lata de aceite, y me encantó.
A lo largo del verano me ofrecieron muchas cosas y las que más ilusión me hicieron fueron las de comer o beber. Empezaron los Reibelo con vino Ribeiro; los Serrador con vino de las tierras de Castilla y León; los Castro con chorizos, también de León; Raquel, con una Torta del Casar y Lomo extremeño, Ibérico de Bellota; Marién con almendras, peras y melocotones murcianos; los Pidal con vino del Carrascalejo; Carlitos y Elena con vino de Cangas del Narcea; Helena un cava de agricultura ecológica; Pepe Luis, Chopas pescadas en Galicia, y, como colofón, hoy el aceite. Creo que es lo mejor que me puede pasar. Que conste, que no me lo bebí ni comí yo todo y que tampoco cobro por hacer publicidad. Cada cosa ha sido compartida, que es lo mejor que se puede hacer y supone una de las mayores satisfacciones en tiempos de crisis y en época de bonanza.
Muchas gracias a todos y todas por los momentos vividos en un verano en el que intentamos poner buena cara al mal tiempo.
Todos los días se escuchan noticias sobre la importancia del apoyo de los más cercanos, cuando las cosas vienen mal dadas. Pero no deberíamos esperar a que pase algo negativo para acercarnos a los más próximos. Hay que exprimir cada momento, todas esas vivencias son las que llenan las alforjas de nuestra vida.
Recomiendo regalar aceite, o cualquier otro alimento. ¡Os lo agradecerán!.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo en esta idea a la que también me sumé recientemente para un regalo de cumpleaños y detalle de boda. No quiero hacer publicidad de la marca pero me encantó la tienda que tienen. Pienso que los detalles decorativos son un trasto para limpiar el polvo y al menos con la comida vivimos y disfrutamos el presente porque el futuro aún no existe. Fernanda
Publicar un comentario