A simple vista, el magnate estadounidense Sheldon Adelson, ese señor que está empeñado en perpetrar en España el timo del casino, podría pasar por un pobre de pedir, y tonto. !Vamos, lo más parecido a los personajes de Paco Martínez Soria¡, pero éste señor, como el actor español, no tiene un pelo de tonto, lo que pasa es que como persona inteligente que es se sabe hacer el tonto, delante de un tonto que se quiere hacer el inteligente. Y esos tontos de verdad son los representantes de Madrid y Cataluña que entran al trapo de sus propuestas de Gran Casino Eurovegas para España.
El presidente Mariano Rajoy dijo hace un mes que no eran tiempos de grandes fantasías, entiéndase auditorios por duplicado; autopistas para ir a buscar el pan; y museos para las muñecas de la abuela. No mencionó los casinos, pero se sobreentiende que esa iniciativa supera la fantasía y hasta la ciencia ficción. A quien se le ocurre que con la que está cayendo, lo que propone ése señor, que parece tonto, pero es listo, va a tener alguna salida en España, que estamos en la periferia de la periferia.
El otro día en una televisión nos ofrecieron un reportaje de la empresa de Casinos que tiene el americano en Shanghai, pero no repararon que en ese área del mundo, vive bastante más de la mitad de la población del planeta. Así por alto, podría sumar más de 4.000 millones de personas. Teniendo en cuenta, que hay poca gente dispuesta a perder el dinero así por las buenas, entre cuatro mil millones no faltarán nuevos ricos que roban con una mano y lo despilfarran con la otra. Pero aquí, en España, ¿qué tenemos alrededor?: Portugal, Francia, Italia, Irlanda, Reino Unido, no creo que lleguemos a los cuatrocientos millones, y además, de pobres.
¿Cuál es el juego?, habría que preguntárselo al señor americano que tiene tanto interés en asentarse en la Península, y a los políticos que están empeñados en ser los elegidos para sumar un desastre más a sus pésimas gestiones del dinero ajeno, que es el dinero público. Porque, con las mismas reglas del juego que exige el americano, habría muchos emprendedores españoles que estarían dispuestos a acometer iniciativas más loables que la de arruinar a la gente.
Y está claro que esto de los Casinos no tiene ideología. En Asturias contamos con un Casino en Gijón, gracias a los ímprobos esfuerzos de un gobierno socialista.
No abundan los reportajes sobre los desastres humanos que suponen los centros de juego. Si en vez de ir a Shanghai, los periodistas se quedaran en el Gran Casino de Madrid, por poner un ejemplo, y hablaran con la gente que sale desplumada, y, especialmente, con las familias que se encuentran de la noche a la mañana sin nada, ya lo veríamos de otro modo. Sí, ya sé que nadie te obliga a entrar en un centro de juego, pero si lo ponen tan fácil, los más débiles pican, hasta que se convencen de que nadie da duros a pesetas.
Como ejemplo de desastre, los políticos de Madrid tienen muy cerca a Seseña, la fantasía de 13.000 viviendas del pocero Francisco Hernando, que dejó tiradas a miles de familias y ahora, al estilo del americano, intenta tomar el pelo a los guineanos, pero no sé si se dejaran engañar. Los catalanes tienen bastante cerca el fiasco de Gran Scala, que se intentó montar hace bien poco en Los Monegros (Aragón) -proyectaban invertir 17.000 millones de euros en 32 casinos, 70 hoteles y 6 parques temáticos- y que se quedó en nada, porque no tenían un duro. Era el otro timo del Casino, también con políticos entregados, !pero a los de ahora no les sirve escarmentar en cabeza ajena¡.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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