jueves, 19 de abril de 2012

José Andrés, a pesar de Savater, entre los más influyentes del mundo

La misma semana que el escritor Fernando Savater arremetía contra los profesionales de la cocina, en concreto contra los cocineros estrella, uno de ellos era incluido por la revista The Time entre las 100 personas más influyentes del mundo. Me refiero al cocinero asturiano José Andrés, que ocupa el número veintiuno de ésa lista, un superman polifacético, que lo mismo divulga la imagen de España en los Estados, como dirige con aplomo su cadena de restaurantes, como hace ayuda humanitaria. Entrevisté a José Andrés hace muchos años, cuando despegaba su negocio en la capital de Estados Unidos y cuando en España era un desconocido, me refiero entre el gran público. Más tarde ya se dio a conocer en televisión, con un programa de cocina en TVE que nos acercó a su singular estilo de comunicar.
Berta Suárez, nos dice esta semana en su blog que a mal tiempo, buena cocina. Yo diría, que en tiempos de crisis o de tribulaciones, lo más importante en la cocina es la imaginación, para hacer el milagro de multiplicar los panes y los peces. Los cocineros estrella marginan a los pobres en sus negocios, pero luego se ve que también saben hacer una tortilla a la francesa, o a la española, que, generalmente es el plato que más les gusta a ellos.
Dice Savater que los cocineros no hacen arte. Yo creo que es arte, aunque efímero, y también conlleva mucha investigación, una faceta de la que adolecemos en España. Es un arte efímero y dura lo que tardamos en comérnoslo, pero lo mejor es que permanece en nuestra mente. Y no sólo es arte el trabajo de los más conocidos, los que llevan el premio de las estrellas de las guías de restauración o de los blogs especializados. El arte, como el Dios de Santa Teresa, está en todos los fogones, siempre que el trabajo se enfoque a la satisfacción de los comensales. Así lo reconocen la mayor parte de los gurús de la cocina, que no dudan en reconocer que sus fuentes de inspiración han sido sus madres o abuelas, en su mayor parte, guisanderas de pueblo. Algunos, como Nacho Manzano, han sabido llevar a lo más alto esos negocios familiares.
A mí, que no me gusta cocinar -aunque lo hago casi todos los días-, disfruto tanto con el menú del día de 15 eros, como si elijo a la carta. Hoy escuchaba a Arzak que en su casa el precio anda por los 200 euros. Yo no me lo puedo permitir, pero no tengo nada en contra de quien lo puede pagar y lo disfruta.
El blog de mi amiga Marién, Te veo en Madrid, es una prueba del interés de miles de personas por acertar a la hora de elegir un establecimiento para una cena o comida, tanto por motivos de trabajo o particulares.
Curiosamente, los cocineros son lo más importante que podemos exportar en éste momento, como se ve con la lista de The Time, en la que ya salió hace años Adriá. Y, curiosamente, se trata de empresas privadas que salen adelante, gracias al trabajo y la dedicación de un equipo que no vive de las subvenciones, aunque, entre sus clientes, haya quien cobre de los presupuestos y pague con tarjeta Visa.

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