martes, 15 de noviembre de 2011

Dos campañas y un funeral

Ésta noche, al escuchar a Angela Merkel, vestida de negro, me pareció asistir al funeral de Europa. La Canciller alemana decía que nos encontramos en la etapa más dura desde la II Guerra Mundial, que es algo parecido a decir que estamos en guerra, pero en éste caso guerra financiera, que también mata, aunque de otra forma.
Y, mientras Europa está agonizando, nuestros políticos, con sus colorines y banderitas, están de fiesta. Pues, ¿qué son, sino, los mítines que se montan por toda España, a la busca y captura de incautos que les escuchen sus barbaridades y se lleven a casa el banderín de la verbena?. Porque, con la que está cayendo, ¿qué son, sino barbaridades, las propuestas absurdas que están haciendo nuestros futuros diputados y gobernantes?.
Cómo pueden hablar de empleo en sus campañas publicitarias -más que campañas electorales- cuando lo primero que tienen que hacer es frenar el desempleo. Cómo pueden hablar de grandes inversiones, cuando la prioridad está en pagar lo mucho que debemos. Cómo pueden negar el co-pago de la Sanidad, si ya se están cerrando quirófanos y hasta hospitales y, en muchos sitios, no hay dinero ni para pagar las medicinas a las farmacias. Por cierto, unos medicamentos de cuyos envases desapareció el precio por ley. Lo       legislaron cuando creían que éramos ricos, para que fuese mayor la sensación de gratis total, y ahora, que   ya se enteraron que somos pobres, quieren condenarnos a tomar los genéricos por Ley . De aquellos derroches de las alturas nos vienen ahora estas precariedades a las bases, y eso es muy injusto.                  
No sé lo que tendrá que pasar en nuestro entorno para que se imponga la cordura y encuentren la forma de sacar del atolladero a éste país (como llaman a España en sus intervenciones). Es imposible que unos         políticos que no se atreven a verbalizar el nombre de su país puedan hacer muchas cosas por él ni por sus paisanos. Y yo, que después de Priesca, me siento ciudadana del mundo, porque tengo claro que, en el Cosmos, el planeta Tierra es menos que un grano de arena, lamento que no sepan ver el camino a seguir.
Estoy segura que seremos las bases, arrimando el hombro, las que volvamos a fijar los cimientos del crecimiento. Serán los tan denostados pequeños autónomos, los que, con mucha imaginación, resuciten al difunto con la creación de tejido empresarial y económico. Y así, un largo etc. Todo, al margen de la casta          política, ensimismada y levitando en su nube artificial y en fiesta privada.                                                                                                 ¡Mucha suerte!. La vamos a necesitar.                                                                                                                                                                                                   




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