miércoles, 30 de noviembre de 2011

La fuerza de La Camocha

Vuelve a ser noticia en Asturias el presunto fraude de la mina de La Camocha. El fiscal pide cárcel para varios implicados. Se supone que alguien compraba carbón barato en el extranjero y lo revendía como carbón autóctono, premiado con sustanciosas subvenciones.
Las noticias de hoy me retrotraen a una de mis peores experiencias como periodista. En las instalaciones externas de la mina tuve que vérmelas con una pala excavadora dispuesta a pasar por encima de mi coche; fuera de la mina, con unos matones que nos identificaron. El tercer paso, y el más doloroso, fue la censura de la información.
Todo había comenzado haciendo un reportaje sobre el juego de dominó en un bar de Oviedo. Allí me abordó un señor que buscaba periodistas que tuviera valor para desmontar la trampa del carbón importado que se hacía pasar por mineral extraído de las minas asturianas. Ya lo había denunciado en medios de comunicación de Asturias y en Madrid, pero nadie le hacía caso. Le contesté que había encontrado a la persona adecuada. Quedamos en que, el día que hubiese baile de camiones desde El Musel a Quirós, me avisaría.
Era principios del año 1998  y a los pocos días llegó la llamada. No había tiempo que perder y me puse en marcha. Seguimos a uno de los camiones cargado hasta los depósitos de Santa Marina, en Quirós, cuidándonos mucho de no levantar sospechas. La maniobra que hizo en ese lugar no la pudimos ver. Escondidos, esperamos que diese la vuelta. También llevaba carga, y lo volvimos a seguir. Nos condujo hasta la mina de La Camocha. No sé cómo, pero detrás del camión, entramos a la mina. Allí casi nos aplasta una excavadora, pero salimos con vida.
Depués de ése periplo tenía bastante información y pruebas, pero nunca pude utilizarlas. Por decirlo con delicadeza, una fuerza muy superior lo impidió.
Es una de mis frustraciones como periodista, no me podía creer que yo también le había fallado a un señor que ya no confiaba en los medios de comunicación ni en su independencia.
La otra lectura del caso es que las arcas del Estado han sufrido tantos atracos, de ladrones de guante blanco y de los cacos, que lo normal es que nos encontremos donde estamos, en la más absoluta de las miserias, por mucho que algunos aún no quieran enterarse.
Lo peor: que los que roban suelen ser casi siempre los mismos. De diferentes castas, pero los mismos, quizás los que más protestan ahora en época de vacas flacas.
Lo más doloroso: que el desastre tendremos que pagarlo todos.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Demasiado ruido

En El Grito, de Munch, el personaje que grita en silencio, también se tapa los oídos, posiblemente aturdido de tanto ruido que le viene del exterior. Eso es lo que me pasa a mí en éste momento. Estoy aturdida del ruido sordo que llega de fuera. Está claro que es un ruido muy controlado y teledirigido. Se trata de dejarnos sordos, y hasta mudos, con el ruido orquestado y desafinado que nos invade por todas partes. Estamos borrachos con tanta carga de información interesada, que los propios profesionales no saben discernir, porque se la dan cocinada y la repiten como loros, y con tanta opinión descafeinada y repetitiva.
Yo, que escribo de pascuas a ramos en este blog, por coherencia, muchas veces descarto los textos que escribo. Van directamente a la papelera. Creo que, en el fondo, está todo dicho y que yo, bien poco puedo aportar, sino es más ruido. Lo que falta es ponerse manos a la obra.

Para los que sueñan, les copio los versos de Segismundo, en La Vida es Sueño, de Calderón de la Barca.


Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.


sábado, 26 de noviembre de 2011

Objetivo: consumir

Decía Rafael Fernández  (primer presidente del Principado de Asturias) que no era bueno comer ansias, en el sentido de: no por mucho madrugar amanece más temprano.
Pues nada, aquí estamos nosotros para desdecir ésta máxima y, a 25 de noviembre, nos encontramos invocando la Navidad en las calles y los medios de comunicación.
No sé si será por el contagio del Viernes Negro de los americanos, en el que tiran los precios por los suelos, llegando a rebajas sospechosas del 70%, o porque nos aburrimos, pero estamos ansiosos porque lleguen las fiestas navideñas, saltándonos, incluso, el gran puente de la Constitución. Y así, de fiesta en fiesta, y de rebaja en rebaja, vamos haciendo el camino más llevadero y consumiendo lo que necesitamos y lo que no nos hace falta, pero como está barato... 
Recuerdo mi etapa de stagiaire en Francia, allá por el año 1978, cómo me impresionaban las estanterías de los yogures en las grandes superficies. Decenas de variedades y cientos, o miles, de unidades de todos los colores y sabores completaban el mostrador. Para alguien como yo, que lo más que conocía era el yogur natural, aquella imagen de abundancia dejó una huella indeleble. ¡Parecía irreal, como un cuento!. Imagino que será la misma impresión que se llevarán los subsaharianos que cruzan el Estrecho por primera vez.
En treinta años quisimos ponernos al día en todas nuestras carencias, las ideológicas, las políticas, las sociales y las económicas. Y ahora tenemos que prepararnos para desandar el camino en el sentido de reflexionar más nuestros actos, de comer menos ansias y controlar nuestros impulsos de consumidores compulsivos. Creo que los países de nuestro entorno, como puede ser Francia, a los que intentamos emular, ya están de vuelta de los ismos y cada individuo se protege de todo tipo de contaminación o manipulación.
Sé que hay muchas empresas ávidas de vender y de colocar en el mercado todo lo que producen. Pero, a pesar de la crisis, el objetivo del crecimiento no puede estar en el consumo por el consumo.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Erre que erre

Salimos de la R de Rodríguez y vamos a entrar en la R de Rajoy, que desbancó a la R de Rubalcaba.  Y así, Erre que Erre, abrimos una nueva etapa política, pero seguimos con la misma incertidumbre socio-económica. Por no cambiar no cambiamos ni las iniciales. Me da un poco de vértigo leer y escuchar las esperanzas y expectativas puestas en la R de Rajoy. Él ya lo advirtió ayer nada más conocer los resultados electorales: no habrá milagros. Pero la gente, Erre que Erre, quiere milagros. No sé a quién se tendrá que encomendar para sacar puestos de trabajo de la chistera.
Yo, hace muchos años que lo advierto: que somos pobres, pero en mi entorno intuyo todo lo contrario y veo que la gente, Erre que Erre, quiere ser rica, y aspira a emular a los ricos, aunque sea con malas imitaciones de mercadillo. Y así, Erre que Erre, seguimos inmersos en la gran mentira del consumo, el endeudamiento, los impagos, las hipotecas, los pufos.
Y si la R de Rodríguez nos dio un buen susto cuando congeló pensiones, redujo sueldos, etc, la R de Rajoy tendrá que rematar la faena, como la tendría que cerrar la R de Rubalcaba si hubiese ganado el partido.
La R de Rodríguez, que hoy recordaba los malos momentos que pasó cuando tuvo que gestionar la crisis en Mayo del 2010, sabe que lo que nos espera es peor, y por eso adelantó las elecciones, porque se dio cuenta que no le daba tiempo a completar todo el desaguisado que nos viene encima .Y aquí estamos, a la espera de acontecimientos. ¡Qué ingenuos!
Para salir con vida de un pozo, sólo hay una solución: intentar avanzar hacia la luz con todas las fuerzas, con uñas y dientes. También se puede seguir cavando, pero, salvo milagro, así no nos salvamos.
Sería muy bueno que cada uno pensáramos qué podemos hacer -o dejar de hacer- para salir adelante, antes de pensar en exigir a la R de turno que nos solucione la papeleta. Sí, ya sé que fueron ellos, todo el abecedario, los que nos metieron en el lío, pero tendremos que ser nosotros los que salgamos.
Yo sigo Erre que Erre y le dejo aquí a la R de Rajoy otras muchas erres que le pueden servir de guía: Razón; Respeto; Registro; Rápido; Riesgo; Rotundo; Remedio; Regla; Ritmo; Ruta; Renta; Resarcir; Resolver; Regir, Rematar, Refutar; Recaudar y ahoRRar.

martes, 15 de noviembre de 2011

Dos campañas y un funeral

Ésta noche, al escuchar a Angela Merkel, vestida de negro, me pareció asistir al funeral de Europa. La Canciller alemana decía que nos encontramos en la etapa más dura desde la II Guerra Mundial, que es algo parecido a decir que estamos en guerra, pero en éste caso guerra financiera, que también mata, aunque de otra forma.
Y, mientras Europa está agonizando, nuestros políticos, con sus colorines y banderitas, están de fiesta. Pues, ¿qué son, sino, los mítines que se montan por toda España, a la busca y captura de incautos que les escuchen sus barbaridades y se lleven a casa el banderín de la verbena?. Porque, con la que está cayendo, ¿qué son, sino barbaridades, las propuestas absurdas que están haciendo nuestros futuros diputados y gobernantes?.
Cómo pueden hablar de empleo en sus campañas publicitarias -más que campañas electorales- cuando lo primero que tienen que hacer es frenar el desempleo. Cómo pueden hablar de grandes inversiones, cuando la prioridad está en pagar lo mucho que debemos. Cómo pueden negar el co-pago de la Sanidad, si ya se están cerrando quirófanos y hasta hospitales y, en muchos sitios, no hay dinero ni para pagar las medicinas a las farmacias. Por cierto, unos medicamentos de cuyos envases desapareció el precio por ley. Lo       legislaron cuando creían que éramos ricos, para que fuese mayor la sensación de gratis total, y ahora, que   ya se enteraron que somos pobres, quieren condenarnos a tomar los genéricos por Ley . De aquellos derroches de las alturas nos vienen ahora estas precariedades a las bases, y eso es muy injusto.                  
No sé lo que tendrá que pasar en nuestro entorno para que se imponga la cordura y encuentren la forma de sacar del atolladero a éste país (como llaman a España en sus intervenciones). Es imposible que unos         políticos que no se atreven a verbalizar el nombre de su país puedan hacer muchas cosas por él ni por sus paisanos. Y yo, que después de Priesca, me siento ciudadana del mundo, porque tengo claro que, en el Cosmos, el planeta Tierra es menos que un grano de arena, lamento que no sepan ver el camino a seguir.
Estoy segura que seremos las bases, arrimando el hombro, las que volvamos a fijar los cimientos del crecimiento. Serán los tan denostados pequeños autónomos, los que, con mucha imaginación, resuciten al difunto con la creación de tejido empresarial y económico. Y así, un largo etc. Todo, al margen de la casta          política, ensimismada y levitando en su nube artificial y en fiesta privada.                                                                                                 ¡Mucha suerte!. La vamos a necesitar.                                                                                                                                                                                                   




miércoles, 9 de noviembre de 2011

Las repercusiones de la caída del Muro de Berlín

Tal día como hoy,  hace 22 años, en 1989, celebrábamos la caída pacífica del Muro de Berlín (Alemania), una construcción de piedra y alambradas que dividía la ciudad en dos y, por extensión, a Europa.
En el 88, un año antes, durante mi stage en la Comisión de la Unión Europea, pude visitar Berlín y comprobar in situ la aberración que suponía el Muro. Las autoridades comunitarias tenían mucho interés en que todos los jóvenes que pasábamos por las prácticas pudiésemos contrastar la dura realidad y la diferencia entre el Este y el Oeste, entre el comunismo y el capitalismo.
La primera impresión que me llevé del Muro era de impotencia. ¡Aquella mole infranqueable! Recuerdo que me hice una foto mirando al suelo, delante de una de las garitas de vigilancia -con bicho dentro-. Era una forma testimonial de denunciar y protestar contra la injusticia que se vivía al otro lado. En Berlín se podía ver muy bien la Europa de dos velocidades, tanto desde el punto de vista social como económico. A un lado los países de influencia soviética, con mucha miseria, y al otro el avance del Estado de Bienestar y de la pujanza en poder adquisitivo de las familias.
La caída del Muro en 1989 fue el detonante para el desmantelamiento del Comunismo y el punto de partida para el avance de los millones de ciudadanos sometidos a la hoz y el martillo, que se habían quedado estancados durante tantos años. Pero también es posible que ese hecho histórico haya sido el pistoletazo de salida para el declive del Estado de Bienestar. No soy economista, ni socióloga, pero sí observadora y está claro que si tenemos que compartir el pastel (léase petróleo y otras materias primas), tendremos que tocar a menos. Y parece que estamos en eso.
En menos de un siglo Alemania hizo dos grandes milagros: sobreponerse al nazismo y al desastre de la II Guerra Mundial y superar la gran empresa que suposo la incorporación y adopción de sus hermanos de la Alemania del Este. Le queda otro gran milagro, que es el de salvar del desastre a la Europa del euro.
Leyendo el último libro de Santiago Niño-Becerra, Más allá del Crash, está claro que el reto es difícil, porque estamos muy mal, pero imagino que , conociendo un poco la cultura germana, podrían hacerlo, aunque primero tendrían que contagiarnos a los demás de su espíritu de sacrificio, capacidad de ahorro y afán de trabajo.
Hace 22 años celebrábamos la caída del Muro de Berlín y apostábamos por la eliminación de todos los muros. Los físicos y los mentales. Pero no, en este tiempo se levantaron muchos más. Que recuerde ahora mismo, el de Israel, en Palestina; el de Estados Unidos, en México y la valla metálica de España, en Ceuta. Espero que todos corran la misma suerte que el Muro de Berlín y se derrumben de la misma forma, con la fuerza de la razón y de forma pacífica.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Torre de Babel comunitaria

La imagen que da la Europa Comunitaria como casa de grillos creo que es lo más parecido a lo que pasó en la Torre de Babel de los textos bíblicos. En el Génesis se cuenta que nuestros antepasados querían subir al cielo y, para que desistieran de su proyecto, los castigaron a no entenderse, cambiándoles las lenguas.
En la Unión Europea no hace falta que nos las cambien, las tenemos a la carta. Los veinticinco países de la UE deben hablar veinte lenguas y, lo que es peor, cada lengua refleja un modus vivendi; un modus operandi y una manera de entender el mundo, y así es difícil entenderse, por más que haya un idioma de trabajo que es el inglés, y un hilo conductor que son las normas de la Comisión. Lo tenemos muy claro en España, con cuatro idomas oficiales, más el bable, más el caló, etc. Vaya por delante que no tengo nada contra la diversidad lingüística, que me parece enriquecedora, pero sí critico que en vez de unir sirva para distanciar. En Europa ya nos está pasando factura. Quisimos unir el aceite con el agua y eso es imposible a largo plazo.
A corto plazo parecía que había funcionado. Con el Estado de Bienestar, ya casi estábamos en el cielo, pero queríamos más, y creo que estamos a punto de morir de éxito si no conseguimos que nuestros gobernantes hablen la misma lengua, que equivale a decir que caminen en la misma dirección, y se pongan de acuerdo en los pasos a dar para sacarnos del hoyo. ¡Por favor! que se olviden por un tiempo de las partes y piensen en el todo, que es la Unión Europea. Un ruego que se podría hacer extensivo a España, aprovechando la campaña electoral. Pero creo que, en ambos casos, es un objetivo difícil de alcanzar.
Estamos en la Europa de veinticinco voces y eso es un guirigay imposible de hacerse entender. Esa Europa funcionó a cuatro, hace muchos años, cuando inventaron el acuerdo del Carbón y el Acero; no fue mal con la primera Política Agrícola Común (PAC), pero se desmadró con la moneda única. Es difícil que un nórdico gaste como un griego y que un griego administre como un nórdico, por poner dos casos bien diferenciados.
Un pequeño ejemplo: cuando llegué a Suiza (ya sé que no está en la UE) en 1981, los periódicos se vendían solos en la calle. Las empresas los colocaban en las aceras, con una especie de hucha al lado, y la gente cogía el periódico y lo pagaba. Eso en España habría sido un fracaso.
Mis deseos para que podamos reconducir nuestra particular Babel y podamos entendernos. ¡No se trata de tocar el cielo, sino de tener los pies en la tierra!.

martes, 1 de noviembre de 2011

Lo primero, las reformas mentales

Después de tres semanas alejada del mundanal ruido, me incorporo a la actividad y me doy cuenta que todo sigue igual. Las mismas noticias, los mismos problemas, idénticos mensajes. Pero si me retrotraigo treinta años atrás, cuando empezaba en periodismo, me doy cuenta que estamos en lo mismo, en las mismas caras, las mismas personas, los mismos candidatos y candidatas y eso ya es de preocupar. Es imposible que  después de tantos años tengan algo nuevo que ofrecernos y, de hecho no nos ofrecen nada nuevo, y lo que es peor: aún no se enteraron que estamos en crisis. Por lo menos, no se nota si se tienen en cuenta los fastos que (unos y otros) celebran los fines de semana. Ahora se llaman bolos y todos sabemos que organizar un acto de esos cuesta mucho dinero. Sí, cada semana son unos paganos distintos, pero en el fondo, son dispendios. Y aunque no repercutan en el contribuyente, sino en el militante o simpatizante, el ejemplo de austeridad y de sentido común, brilla por su ausencia.
Nos venden a diario una larga lista de reformas que hay que acometer para que podamos salir adelante. Reformas económicas, fiscales, laborales, estructurales, sanitarias, etc, pero no nos cuentan nada de las reformas mentales. Del reciclaje neuronal que debemos sufrir para aprender a digerir lo que nos espera. Y ése ejercicio de humildad tendrían que hacerlo, en primer lugar, los políticos , para dar ejemplo.
Mientras no nos metamos en la cabeza que tocamos techo y que a partir de ahora ya nada será igual, viviremos en la nube que nos dibujan los políticos. Porque ellos nunca encuentran el momento de decirnos la verdad que conocen muy bien. Como siempre están en campaña o precampaña electoral y en ésas fechas no está bien visto llamar a las cosas por su nombre y, mucho menos, decir la verdad, pues aquí vamos, renqueando, de crisis en crisis y de recesión en recesión.
Curioso: mientras escribo, en la tele están preocupados por la importancia del color de la corbata que lleven los candidatos en el debate.