Esta semana me enteré que hay gente que pide las ruedas prestadas para pasar la ITV. Me parece lo más ingenioso que escuché en muchos meses, pero también lo más triste, porque no se trata de engañar a la inspección, sino que pone en peligro a todo el que circula por la carretera. No sé si es un truco muy generalizado o es cosa de un grupo reducido, lo que sí sé es que cuela de maravilla.
El que sí es amplio es el cupo de insumisos de la ITV. Miles de coches circulan sin someterse a ésta revisión, teóricamente obligatoria.
El celo de la Dirección General de Tráfico en camuflar los radares en cada esquina, o mejor en cada recta, debería compensarse con el seguimiento a las pegatinas de la ITV, que están colocadas en sitios bien visibles de los coches y las irregularidades serían fáciles de detectar. En la carretera es tan peligroso un vehículo que circula a más velocidad de la permitida, como otro que lleva las ruedas gastadas, o los frenos en mal estado o las luces fundidas.
En las dos últimas inspecciones a las que sometí mi coche, no me dieron de paso los gases. En la primera me cambiaron en el taller una pieza que es carísima y se solucionó el problema. La segunda vez, al año siguiente, se repitió la historia, me volvieron a poner la pega de los gases y el propio taller me dijo que estaba todo bien, que para pasar esa traba tenía que llevar el coche muy, muy acelerado durante varios kilómetros, y así expulsaba los gases, o se limpiaba el tubo de escape, no sé bien. Pues lo hice y coló. Ganas me daban de decirle al supervisor que aquello era una tomadura de pelo, que no le había hecho nada al coche y ahora lo daba de paso, pero por si acaso, me fui con los gases a otra parte.
Al final, siempre sale la chapuza o la picaresca.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario