lunes, 11 de marzo de 2013

Tres hospitales sin pacientes

Hospital vacío (Langreo), con vistas al cementerio de Barros.
Hace meses que tenía ganas de dedicarle mi espíritu crítico a la política hospitalaria de Asturias, en concreto a la política de los nuevos hospitales. ¡Tenemos tres a la espera de pacientes!: uno en Oviedo, el más grande, de ámbito provincial, en algunas especialidades, con unas mil camas previstas; otro en Mieres, comarcal; y el tercero en La Felguera (Langreo), el CRE Stephen Hopkins para discapacidades neurológicas, y creo que supra provincial. Tres centros sanitarios que están a la espera de que alguien les de una palmada y los ponga en marcha. Para financiar el de Oviedo nos impusieron el céntimo de la gasolina. Por cada litro que repostábamos nos cobraban un céntimo extra para colaborar en la construcción del centro hospitalario. Nadie nos preguntó si nos parecía correcta la decisión de embarcarse en un hospital nuevo que va a sustituir a cuatro: Hospital General, Residencia, Materno Infantil y Silicosis. Se limitan a imponer la cuota por la vía del decreto. El hospital está acabado, pero mucho me temo que seguimos pagando el céntimo. Y ni así son capaces a abrirlo. Alguien echó mal las cuentas y ahora no hay dinero para llenar de contenido tanto continente.
El caso de Mieres también clama al cielo. Aunque ya es tarde, habría que preguntarse si era necesaria y urgente tamaña inversión. Pero como ya no sirve de mucho lo dejaremos correr, aunque sí estaría bien que alguien rindiera cuentas de tan mala gestión o tan pésima previsión. Estos días tenemos fresca una sentencia que condena a una empresa filial de Hunosa por no saber mirar por el dinero público. El mismo dinero que se dilapidó en hospitales que nos quedan grandes y cuyos instigadores, hoy en retiros dorados, aún se están riendo de lo bien que les salió la jugada.
El Stephen Hawkins de Barros (Langreo) es un clamor a la mala cabeza. Se supone que será un hospital para enfermos tetrapléjicos que tienen que pasar mucho tiempo hospitalizados. Pues no se les ocurre más que levantarlo en un solar acogotado por una autopista, un polígono industrial y ¡con vistas al cementerio de Barros! Mención aparte merece la doble fachada de hierro que deja ciegas las ventanas de obra. Teniendo en cuenta que es la fachada que da al mediodía entiendo que ahí estarán las habitaciones. Pero nunca verán el sol, porque se lo impide la doble fachada metálica que, encima, les habrá costado un dineral (se puede apreciar en la foto superior).
¿Para qué sirven tantos supervisores, si no se enteran de nada?.
También me llama la atención que estas obras no se airean en el resto de España cuando se habla de inversiones aberrantes o de burbujas pinchadas.

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