En mi último post pedía a los políticos transparencia en la gestión y administración del dinero que recaudan de los ciudadanos.
La respuesta ya la tengo hoy en los medios de comunicación, sólo con un pequeño ejemplo: el kilometraje que pasan por ir al trabajo los señores diputados de Asturias. En una información de J.A.Ardura, en La Nueva España, nos lo explican tan claro que da vértigo leerlo. Teóricamente, nuestros diputados recorren al año un millón de kilómetros que nos cuestan 171.000 euros. Hay algunos que pasan cientos de kilómetros diarios y cobrarán por ellos, tanto si se desplazan, como si se quedan en casa. Algunos se embolsan un sobresueldo de más de mil euros al mes, sólo por kilometraje. Ofenden los que pasan kilometraje de miles de kilómetros cuando viven en Oviedo, pero también ofende que los que viven en Oviedo declaren 5 kilómetros diarios de desplazamiento, por los que cobran 27 euros al mes, ¡qué arrastraos! El colmo sería que pasasen los gastos del párking.
Recuerdo cuando se les ocurrió hacer una obra faraónica para construir un aparcamiento subterráneo en la sede del Parlamento, cuando tienen uno público a cuatro pasos. Menos mal que las vacas flacas les bajaron los humos del grandonismo.
Si este pequeño ejemplo del kilometraje ya nos escandaliza. Porque ¡cuanta gente se gasta medio sueldo en desplazamientos y se aguanta! Mientras, ellos, la mayoría sin oficio ni beneficio, que tendrían que besar el suelo por donde pisan por tener ese chollo de trabajo, sólo saben acaparar sueldos y sobresueldos, trampas y más trampas. Ellos, expertos en el bla, bla, bla, embaucadores profesionales, tendrían que ponerse colorados como tomates, al presentar esas cuentas. Y si fuesen capaces de enseñarnos las otras cuentas, las mayores, euro a euro, no les quedaría más remedio que irse a su casa. El papel no soportaría la lista de desmanes y de dineros malgastados. Y ahí entraríamos también los ciudadanos que, de una u otra manera, somos beneficiarios de muchas cosas superfluas, financiadas por el erario público. Por eso estaría bien que salgan a la luz, para que todo el mundo vea la implicación de cada uno en el desastre al que estamos abocados.
Ya sé que lo que nos llega a los ciudadanos en esas dádivas son migajas, pero tendríamos que predicar con el ejemplo.
Estos días asisto atónita al viaje el Presidente del Principado por América. Tres países ¡nada menos!: Colombia, Panamá y México. Qué derroche para nada. Tampoco estaría mal, en aras de la transparencia, que nos enseñasen las cuentas del viajecito y para qué sirvió. Sería un trabajo de tesis doctoral hacer el estudio de para qué sirvieron los cientos de viajes, pagados por todos los asturianos, que llevan hechos los presidentes, consejeros, diputados, alcaldes y concejales de la democracia. Yo, que huí todo lo que pude de los políticos, me tocó cubrir la información de varios viajes tontos. Uno a Glasgow con un presiente del Principado; otro al País Vasco con un presidente del Parlamento; uno a Suiza con un consejero; uno a Cuba con un alcalde, otro a Madrid, con un alcalde. Todos absurdos, pero que costaban un pastón. En ocasiones íbamos con todo gratis y otras las empresas de comunicación tenían que pagar la mitad. Para muchas empresas era un dineral, pero había que ir, porque sino, no había ingresos por otro lado, llámese publicidad institucional, o lo que sea.
Ya sé que es un trabajo de chinos, pero está pendiente la información en la que se nos expliquen los frutos de estos viajes. En qué se tradujeron esos gastos. Recuerdo que en Santo Domingo, un presidente de Cámara de Comercio que acompañaba a un presidente del Principado, estaba encantado porque había descubierto la posibilidad de vender leche en la República Dominicana. ¡Qué ingenuo!
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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