Ilustración de un folleto de ATTAC-España. |
La semana pasada asistí en Oviedo a la presentación del libro de Juan Torres, "Los amos del mundo", del que tenía noticias, gracias a una reseña en La Carta de la Bolsa. Cual no sería mi sorpresa que el autor estaba acompañado en el estrado por tres dirigentes de Izquierda Unida. No había más partidos a la vista, y eso que el libro dice unas verdades como puños, o eso me parece a mí. Y denuncia la avaricia y las malas prácticas de los banqueros, a los que acaba calificando de terroristas.
Doy por válidos los datos del economista que dice que el dinero real, el dinero de las monedas y los billetes supone el 8% de la economía de España, el 92% restante es el dinero bancario, las anotaciones contables que, en el fondo, son aire, pero que ayudan a muchos a ganar miles de millones, de lo que sea.
Cuando el economista seguido por las izquierdas habla de terrorismo financiero, lo ilustra con ejemplos tan crudos como esas apuestas milmillonarias a que sube el trigo, o el maíz: el famoso Mercado de Futuros. Y, efectivamente, suben esos productos, a costa del hambre de millones de personas que no se pueden pagar los alimentos básicos.
Dice el economista que los bancos convirtieron la economía mundial en un Casino, en el que no se juega con fichas, sino con personas, y nosotros, españoles, lo sabemos bien. Alguien apostó mucho dinero a una prima de riesgo española superior a los 400 puntos. Y no pararon hasta que lo consiguieron. Y creo que no se dan por satisfechos. Nos dan alguna tregua, nos alargan un poco la cuerda, pero siguen al acecho y no sueltan la soga. Somos una presa fácil y no nos van a dejar hasta que no nos saquen el último euro en el pago de la deuda. Y gracias a la deuda, ese gran negocio que se fabricaron entre los bancos y los políticos, los ciudadanos, somos sus esclavos.
Me extrañó que el economista que estaba flanqueado por tres políticos, exculpara a los dirigentes políticos de todo el desaguisado.
Yo creo, que no se les puede considerar tan ineptos e imaginar que no veían el pozo en que estábamos cayendo. Pero es tal la endogamia entre políticos y banqueros o financieros, que todos se tratan con mucho cariño.
El economista Torres dice que la "avaricia de los banqueros no tiene límite y sugiere la petición del reconocimiento del Crimen Económico contra la Humanidad". La idea es buena, porque estas maniobras económicas y financieras matan y dañan a tanta gente como las armas de guerra.
Si a Paul Krugman se le considera el economista de cabecera del presidente Obama, está visto que otros profesionales también interpretan la realidad a su manera.
La moraleja en la intervención del economista Juan Torres es que el poder lo tiene la gente, pero no lo usa. Y mi propuesta con todo el espíritu crítico es que ejerzamos el poder en el día a día. Aunque no lo creamos, todas nuestras decisiones(comprar o no comprar; ver una tele u otra; estar en un banco o en la competencia; ir en coche o en autobús; comer carne o pescado; comer en casa o fuera) tienen importancia. Y con todas esas decisiones, también hacemos política.
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