Estoy muy atenta al desarrollo de la crisis de Paradores. Me huele que dentro de cuatro días anunciarán que los privatizan y claro, se los regalarán a algún amigo caritativo que no hace ascos a una cadena de hoteles con tanta solvencia. ¡Tiempo al tiempo!, y conste, que me gustaría equivocarme y que los Paradores salgan a flote.
Esta defensa de la cadena de alojamientos de capital público no quita para que ejerza mi espíritu crítico en la elección para abrir nuevas sedes. En Asturias, que es lo que más a mano tengo, se está construyendo -o quizás ya está construido, pero no inaugurado- un nuevo parador en Corias (Cangas del Narcea) a partir de lo que fue un monasterio de monjes Dominicos. Desconozco la trastienda de la iniciativa y las maniobras para hacerse con el edificio de los monjes, pero a todas luces va a ser una ruina. Porque, con todos mis respetos para los vecinos de esa zona, ¿quien va a ir a quedarse a Corias para que el Parador resulte rentable?. Está claro que con cuatro amigos, amantes de la naturaleza de Muniellos, no es suficiente. Una inversión tan grande requiere grandes llenos, que no están garantizados. Y eso lo veo yo y cualquiera que tenga dos dedos de frente.
Aún recuerdo una campaña en la que casi levantan un Parador en Proaza. Menos mal que ahí se impuso el sentido común y desistieron de hacer caso a las ocurrencias de un alcalde.
Si las cuentas no me fallan, en Galicia están abiertos once paradores, y me parece que hay alguno en construcción. Esa oferta tampoco parece razonable, por mucho que Fraga, el padre del invento sea de la tierra.
Cuando era muy joven me alojaba en pensiones de mala muerte y luego me daba el lujo de desayunar en el Parador, si lo había. Creo que la primera vez que lo hice fue en Santiago de Compostela.
Cuando mi economía me lo permitió, me alojé en varios paradores y tengo muy buenos recuerdos: Baiona, Pontevedra, Ribadeo, Chinchón, Nerja, Zafra, Plasencia, Jarandilla, León, Tordesillas, Segovia, Benavente, Alarcón y Cangas de Onís. ¡Todos tan parecidos, pero tan distintos!.
Me quedan pendientes algunos con ubicaciones excepcionales, como el de Aiguablava, en Gerona y el de El Hierro, en Canarias.
Se de muchos españoles que se hacen las rutas de los paradores, pero creo que quienes mejor valoran la calidad de estos establecimientos son los extranjeros, amantes de las antigüedades, de los sitios exclusivos, de la tranquilidad, que son las señas de identidad de estos establecimientos que ahora están en peligro. Es curioso, en el momento que tendrían que promocionar Paradores para que venga gente y salgan a flote, cortan por lo sano y optan por el cierre total o parcial.
Si son incapaces de reflotar una empresa como Paradores, ¡cómo van a poder sacar adelante un país!
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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