miércoles, 24 de octubre de 2012

No entendieron nada

En las secciones de Economía de periódicos y demás medios de comunicación nos pintan a España como un país en declive, casi fallido. Estafas, rescates, desahucios, mafias, son la prolongación de la recesión y de la crisis. Pero si seguimos un poco más adelante, en las paginas de la gente guapa (un amigo les llama de putit@s y princesit@s), la situación cambia por completo. Ahí todos son ricos, visten a la última, se casan por todo lo alto y tienen mansiones multimillonarias. Lo exhiben sin rubor y está claro que viven en otra realidad y no entendieron nada de lo que pasa al resto de los mortales, esos que pagan sus platos rotos y sus excesos y que asisten atónitos a su falta de empatía y solidaridad.
El Principado de Asturias acaba de pedir un préstamo de más de 200 millones de euros. Estamos empufados hasta las cejas, igual que los ayuntamientos y demás organismos oficiales. Pues todos esos organismos y quiénes les dirigen no tienen inconveniente en tirar la casa por la ventana esta semana de Premios. Que no me digan que se rentabilizan todos los gastos de los fastos, porque no me lo creo. No podemos ser tan aldeanos en pensar que por salir en la tele ya está todo arreglado y vana venir a vernos de todo el mundo. Y así es como quieren vendernos la moto. (Eso mismo argumentó el Príncipe que se casó la semana pasada en Luxemburgo para justificar 300.000 euros de presupuesto que tendrían que pagar sus paisanos, y no coló).
En España tampoco cuela, pero da lo mismo decir que callar, porque no nos hacen caso de ninguna manera. Van a lo suyo, con orejeras o grandes pamelas, para no ver lo que dejan a su paso. Y en esa ignorancia están encantados de conocerse.
No sé si está cuantificado todo lo que se gasta en una semana de fastos en Oviedo, pero no hace falta ser Einstein para saber que son varios millones de euros los que se van por la alcantarilla. Habrían quedado como reyes si hubiesen tenido el valor de suspender toda la parafernalia hasta que el país salga a flote o, por lo menos hasta que no toque el fondo del decrecimiento y cambie la deriva.
Que no nos vengan con discursos bonitos y sentidos, que con eso no comen ni viven las personas que lo pasan mal. ¡Estamos hartos de discursos leídos y declaraciones ensayadas!. Si se hubiesen quedado en casa todos y el dinero que se va a malgastar se lo hubiesen dado a los Bancos de Alimentos y a la Cocina Económica, habría cundido mucho más. Serían millones y millones de comidas aprovechadas y no tiradas por la borda, o destinadas a fartones, esos que viajan en lo que se llama el "avión de la fabada".

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