lunes, 8 de octubre de 2012

Dar de beber al sediento

Esta tarde cumplí con una de las obras de Misericordia: dar de beber al sediento. Lo puse en práctica con un grupo de peregrinos del Camino de Santiago que venían exhaustos y sedientos, después de treinta kilómetros de camino. Buscaban una fuente, pero la de Priesca la estrangularon hace unos años cuando la arreglaron. Uno de tantos despropósitos. Ahora tenemos una fuente muy guapa por fuera, pero el manantial desapareció. Hasta que hicimos la traída de agua al pueblo, hace unos cincuenta años, nos surtíamos de esa fuente, que daba un agua riquísima. Pues ahora no hay agua ni para saciar la sed de un peregrino. Menos mal que siempre llevo en el coche una botella de agua, que hoy le sacaron hasta la última gota.
Me impresiona ver que cuanto más jorobado está el panorama político y social, mayor es el número de peregrinos en cualquier época del año. Si este camino, el del Norte, que es secundario, está tan concurrido, me imagino que el de La Rioja y Castilla y León, tendrá que parecerse a una romería. El grupo que conocimos hoy se fue formando y conociendo en el Camino, según contaban. Eran unas ocho personas. Dos chicas de Navarra y País Vasco. Una pareja británica; un brasileño; un venezolano que vive en Alemania y alguno más que se me escapa.
Este verano alguien me recriminó que yo no era practicante en el sentido que lo entiende la Iglesia Católica, porque no voy a misa los domingos. Pero da la casualidad que para mí, practicar no significa ir a misa, sino poner en práctica la teoría, en este caso, dar de beber al sediento.

2 comentarios:

teveoenmadrid dijo...

Genio y figura. Ya en Bruselas nos dabas de comer a las hambrientas que no sabíamos hacer nada caliente jajaj Tenemos pendiente hacer el Camino, que con la etapa del año pasado no es suficiente

Isolina Cueli dijo...

Qué tiempos aquellos. Si supieras que cuando me contaban cómo formaron el grupo tan heterogéneo, les dije que será una amistad para toda la vida, y en el fondo, me estaba acordando de Bruselas y de lo que dio de sí aquel grupo.
El Camino es duro,pero en pequeñas dosis se puede abordar.