Sigo en Twitter a una iniciativa que se llama We Can End Poverty (Podemos acabar con la pobreza), que sería lo mismo que decir que podemos acabar con el hambre, objetivo prioritario antes de pensar en otros retos. A pesar de sus buenas intenciones, yo creo que en éste campo, en vez de adelantar, retrocedemos cada día unos cuantos pasos, que es lo mismo que decir que retrocedemos unos cuantos años.
Éste reto surgió en el año 2000, en la Cumbre del Milenio de Naciones Unidas en Nueva York, a la que asistieron la mayor parte de los presidentes o jefes de Estado de los países que existen en la tierra. Y el reto tenía como meta el 2015, osea, !que pensaban reducir la pobreza en 15 años¡. Si la gente meditara dos minutos lo rápido que pasan los años no se les ocurrirían ideas tan peregrinas, pero bueno, mientras sirva para una foto, un titular y acallar la mala conciencia unos días, pues todo sirve.
Con la perspectiva de doce años, el reto va muy mal, porque, para colmo, ahora el primer mundo también bajó unos cuantos peldaños, pero creo que estamos dispuestos a morir matando a los otros inframundos. No nos conformamos con pescar en sus aguas, con expoliarles todas las piedras preciosas que tienen en el subsuelo, ahora queremos que nos vendan, nos presten o nos regalen sus tierras para cosechar las materias primas destinadas a producir combustible, entiéndase caña de azúcar, palma africana, o trigo. Para colmo, al producto final le ponemos la etiqueta bio, y le llamamos biocombustible, que queda más aparente y hasta nos podemos ganar una subvención por ello. !Qué cinismo¡
No sé si lo sabemos, pero un litro de ésa gasolina le quita el pan a unas cuantas familias, porque la Tierra no se estira, y si ya había lo justo para producir alimentos, y ahora dedicamos las cosechas a alimentar los coches, alguien se tiene que quedar con hambre, y ya sabemos quiénes vana ser.
La socióloga Holandesa Saskia Sassen lo denuncia a los cuatro vientos y con mucha más autoridad que yo. Dice que los países ricos, incluso fondos de inversión, se dedican a comprar millones de hectáreas de terreno en todo el mundo, con lo que supone de cambio de paisaje y paisanaje, porque los pobladores, generalmente, son expulsados de las tierras. Se puede decir que los ricos (países, personas individuales, bancos, etc) están haciendo acopio de tierras. En ellas están el agua y los alimentos, a los que hay que añadir materias primas.
Mientras, algunos ingenuos pretenden acabar con la miseria, !porca miseria¡.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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