La foto de la izquierda corresponde a la iglesia prerrománica de San Salvador de Priesca (Villaviciosa), Monumento Nacional que data del año 921, casi con once siglos y hoy invadido por una carretera comarcal, con un tráfico muy abundante, incluidas competiciones de coches, oficiales. Teniendo en cuenta que en la esquina noreste no existe ni cuneta entre la carretera y el monumento, es un milagro que no se la hayan llevado por delante.
En los últimos cuarenta años sufrió varias restauraciones (cambio de luces; estucado; el pegote del pórtico; césped de la cara Norte, etc) millones de pesetas y muchos miles de euros enterrados en tonterías, pero lo importante, lo verdaderamente importante, que no cuesta nada más que el trabajo de una pala excavadora y un poco de alquitrán, pues eso no se le ocurre a nadie. Liberar la iglesia de Priesca de la carretera sería muy fácil, sólo habría que desviar el vial por la finca colindante (en la foto, el arbolado del fondo) que pertenece al Obispado.
Pues a pesar de los múltiples reportajes, tanto en prensa como en TV, a pesar de la intervención de ilustres arqueólogos, arquitectos, y demás oficios, no hay forma de que salte la voz de alarma para salvar a la iglesia de Priesca del asfalto.
Los políticos de turno se afanan en pasar a la posteridad por sus "catedrales" modernas. Las últimas y más sonadas son: la masacre de la Laboral y la fantasía del Niemeyer, sin olvidar el absurdo Calatrava o el derroche del Tartiere. Mientras tanto, las otras catedrales (porque San Salvador de Priesca hace once siglos era un acontecimiento arquitectónico, casi comparable a una catedral) se ven en el más absoluto de los olvidos.
El ejemplo más próximo a Priesca es la iglesia románica de Santa María de Sebrayo (S XIII), destrozada en la última restauración y !!!!!hoy cerrada por goteras¡¡¡¡¡.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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