Uno de los asistentes a la conferencia que el catedrático Santiago Niño Becerra impartió en Avilés el pasado jueves 1 de setiembre no tuvo reparo en decir que los datos que acababa de escuchar le iban a quitar el sueño. Eran datos sobre el estancamiento de la economía española; el PIB; la productividad; el déficit; la deuda y el desempleo. Todos, números rojos, muy negativos y muy alarmantes para nuestros intereses. Uno muy gráfico: España tenía en 2005 la misma productividad que Austria y Suecia en 1976. Osea, que íbamos con treinta años de retraso en casi todo.
Niño Becerra se preguntaba cómo se las va a arreglar España para alcanzar las exigencias del déficit del año 2013. Si todos los ajustes de éste último año sólo sirvieron para bajar dos puntos (del 11% al 9%), ¿qué habrá que hacer para superar en dos años los seis puntos que quedan?. Niño Becerra dejaba la pregunta en el aire. No sé si sabrá la respuesta. Imagino que sí. Los que sí la saben son los dos líderes que intentan modificar la Constitución. Saben que el partido que gane las próximas elecciones nos tendrá que pegar un repaso que nos vamos a quedar petrificados para una temporada. También saben que ellos son los responsables del desastre.
A Santiago Niño no le gusta hablar de culpa. Dice que la culpa no es de nadie, pero yo creo que sí hay culpables. Para mí los culpables son los políticos manirrotos; los sindicalistas irresponsables que les hacen la ola a los primeros y, lo que es peor, que tratan de imitarles en gastos y ostentación; los banqueros sin profesionalidad ni ética y los ciudadanos que nos creímos que todo el monte era orégano y que les dejábamos hacer porque también nos beneficiábamos de tanta chifladura. Pues nada, aquí vamos todos, cuesta abajo y sin frenos. Pero el impacto no la vamos a sufrir todos igual. Algunos llevan chaleco salvavidas; airbag o paracaídas y el golpe estará amortiguado. Como siempre, ¡pobre del pobre!
A Niño Becerra, que propone un cambio de modelo económico, le precedieron representantes de la política, sindicatos, banca y universidad, cada uno en su mundo de fantasías y proyectos, muy lejos del cambio de modelo que propone el catedrático y que no tendrá nada que ver con el hiper consumismo en el que estuvimos sumidos hasta ahora.
¡Vamos, para quitar el sueño!
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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