jueves, 9 de junio de 2011

El paro vino para quedarse, que no nos engañen

El economista Santiago Niño Becerra recuperaba en su artículo de La Carta de la Bolsa la predicción sobre el paro que dio, hace quince años, José Luis Sampedro. Es curioso que, en plena euforia de la economía, el viejo economista ya nos avisaba de que el desempleo, es un problema que no tiene arreglo. "El paro es un elemento inherente a la propia estructura de la producción. Si se busca la productividad, que es el elemento clave de la economía capitalista, se produce paro como elemento residual. Las soluciones que se plantean, de reducir la jornada, no sirven, porque nadie va a querer, si eso supone reducir también el sueldo. Y si no se reduce el sueldo no veo cómo podríamos mantener la productividad. Yo creo que estamos viviendo el ocaso del capitalismo. Es un sistema incapaz de afrontar los problemas que se acumulan. Los problemas medioambientales, por ejemplo, no son solucionables desde el sistema capitalista, ya que es él mismo el que los ha producido. Tendremos que inventar algo”.
 Imagino que éstas predicciones de Sampedro no le habrán sorprendido a Niño Becerra conocedor de la obra de Jeremy Rifjin, autor de El Fin del Trabajo, editado en 1994. El título ya lo dice todo, pero el contenido del libro es demoledor en sus exposiciones.  El pensador norteamericano ya sabía entonces que el paro iría creciendo de manera implacable, gracias, o por culpa de, las nuevas tecnologías.
A día de hoy, todos los expertos saben que el desempleo no tiene solución, al menos, durante unos cuantos años, por mucho que los políticos intenten edulcorar el desastre.
En Estados Unidos la tasa de paro anda por el 9%; en España, el 20%. Dos realidades muy difíciles de asimilar, pero a las que nos tendremos que acostumbrar; incluso deberíamos visualizar que un día nos puede pasar a nosotros, para que no nos coja desprevenidos. Nadie está libre de pasar a la reserva de mano de obra que, en realidad, son los parados o desempleados. Algunos de la lista tendrán suerte y podrán salir por un tiempo, pero otros, se quedarán ahí para siempre. Por eso, lo que deberían hacer los mandatarios es hablarnos claro sobre esa pandemia que es la falta de puestos de trabajo.
 El problema viene de lejos, el propio Karl Marx ya lo decía en El Capital al denunciar que "un sistema automático de maquinaria" sustituiría a los seres humanos en los procesos económicos. Y en eso estamos. El invento del capitalismo dio tanto de sí que, a estas alturas, se está autodestruyendo.
A pesar de todo, seguiremos creciendo y evolucionando, pero con un coste muy alto para un grupo muy amplio, el de los parias modernos, los parados que hacen de colchón de la economía, esos que estarán dispuestos a trabajar a cualquier precio con tal de salir de la lista negra, aunque sea por poco tiempo.



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