Isolina Cueli
La ciudad de Barcelona se puso de cara
al mar cuando le concedieron la organización de los Juegos Olímpicos
en el año 1992. El lavado de cara previo, gracias a la Villa
Olímpica, le sirvió para reconciliarse con su puerto y desde
entonces lo disfrutan millones de personas y hasta la calle Diagonal
deseboca en el mar.
El casco urbano de Villaviciosa no
tiene mar, pero sí linda al Oeste con un kilómetro de la Ría,
declarada Reserva Natural, pero casi nadie se percata de ello y ahí
está oculta para el público. Con esta costa de ribera, el casco
urbano de Villaviciosa podía tener hasta un pequeño puerto de
marea, y sin grandes inversiones, sólo con unas estacas, a modo de
amarres.
En Villaviciosa, al igual que en la
antigua Barcelona, para esa zona, conocida como El Salín, se lleva
todo lo que hay que esconder. Hace años, antes de la construcción
de la depuradora de Rodiles, vertían allí las aguas fecales, y era
lógico que lo ocultaran. Ahora creo que sólo evacúan las de
lluvia. En su día estuvo el Punto Limpio, que,
en realidad, era el punto sucio, por falta de organización.
Ese solar sigue siendo una especie de vertedero, con montones de
chatarra o algo parecido que dan una imagen deplorable. Tan
desastrosa como el basurero pirata que hay casi al borde del agua, en
la misma calle de El Salín, próxima a la senda de El Cierrón.
En esa zona también hay un pequeño
polígono insdustrial, -con tres calles con nombres de playas: Merón,
España y La Ñora-, fincas de fabes y porréos, que a mí no me
molestan, porque las pequeñas empresas crean muchos puestos de
trabajo. De paso, la calle El Salín se destina para aparcamiento de
camiones. El polígono y los camiones no están reñidos con la Ría,
a diez minutos a pie desde la plaza del Ayuntamiento y la mayor parte
de los visitantes desconocen ese detalle, entre otras cosas, porque
la calle no invita a entrar, con una acera estrecha e invadida por
las malas hierbas.
Edificación en la Reserva Natural, zona de El Salín. ( Isolina Cueli) |
Pero ni los camiones ni el polígono
industrial destrozan tanto el paisaje, que ocupa varias hectáreas,
como los enormes edificios que emergen del trazado del túnel de la
autopista. Si fuera propiedad de un particular no le habrían
permitido dejar esas edificaciones al ventestate. Pero como es cosa
de la Administración, hacen y deshacen a su antojo.
Se gastaron 7.000 millones de las
antiguas pesetas en un túnel y no han reservado una mísera partida
para colocar la pantalla vegetal que camufle los búnquer. Puede que
hayan plantado árboles, pero luego no los atendieron y ¡más dinero
a la basura!
Mucha gente de Villaviciosa recordará
que antes llegaban hasta el Puente Huetes las competiciones de
piragüismo, que era todo un espectáculo. Pues ahora ni eso. Se
quedan en El Puntal, que así salen mejor en la tele.
Esa zona de la Ría tiene un cauce
estrecho. Es la cola del estuario -que llega siete kilómetros aguas
abajo, hasta la Playa de Rodiles, en el Cantábrico- y forma unos
meandros muy bonitos, aunque invadidos por los matorrales y los
restos de basuras que arrastran las riadas.
El Salín se encuentra entre el humedal
de El Cierrón y el parque de La Barquerina, que linda con el río
Linares, un espacio amplio y polivalente, que sirve tanto para el
ocio diario, como para las ferias de ganado o para montar un circo o
un concierto.
El Cierrón, un invento reciente, que
también da la espalda a la Ría, costó 249.800 euros, según el
cartel informativo que detalla la inversión de la obra. Alguien puso
debajo, con rotulador, que son euros tiráos.Yo
sólo diré que un cuarto de millón da para mucho más que unas
cuantas tablas y cuatro charcas. Y ahí tampoco nadie reparó en
camuflar el hormigón procedente del túnel, justo frente al
Observatorio de Aves,
que, a su vez, parece diseñado por el enemigo, por las molestas
corrientes de aire.
A los paseantes,
para llegar a la Ría, les sirve un camino de tierra expedito, que es
lo que procede en esos espacios naturales y a los pájaros les
vale..., bueno, a los pájaros se lo preguntaré, porque no
encuentro palabras.
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