sábado, 7 de julio de 2012

Cena virtual con La Voz de Asturias

Esta noche ceno con La Voz de Asturias, es una cena virtual, porque no podré asistir al encuentro de trabajadores del periódico, convocado para hoy en Colloto (Oviedo).
No me quiero perder la cita en la que se recordarán muchos momentos: los buenos y los malos, los tensos y los alegres. En mis dos etapas en La Voz de Asturias (83-85 y  98-01), coincidiendo con las dos mandatos de Faustino F. Álvarez al frente del diario, tuve algún que otro atragantón, pero son testimoniales, frente a las experiencias inolvidables que me llevo en mi mochila vital.
A título anecdótico, y como mal día, recuerdo cuando Campo, me obligó a quitar de mi máquina de escribir una pegatina en la que protestaba por el tabaco que soportaba en aquella Redacción. La despegué y me la puse en mi solapa. !Cuántos años como fumadora pasiva por todas las redacciones¡.
Los buenos momentos y los buenos compañeros y compañeras se me agolpan en la memoria. En el 83, Faustino me ofrecía mi primer trabajo y eso tiene mucho valor sentimental y profesional. Ahí aprendí de verdad lo que era una noticia, para qué servía un tipómetro, cómo se alimentaba una linotipia y el proceso de montaje con Isidro, Roza y el joven Silvestre.
Estábamos en la calle General Elorza y con mi primer sueldo me compré una bicicleta.
En ésa etapa cometí mi primer gazapo que le costó al pobre Faustino una bronca de las altas esferas. El titular de una noticia de Nacional, sección que llevé un tiempo, decía que la Policía había asesinado a un terrorista¡¡¡¡¡¡¡.
La segunda etapa fue de cine. Ya tenía mucha más experiencia en el oficio, pero seguía con las mismas ganas de contar historias y dar voz a los sin voz. Fueron tres años gloriosos. Faustino me preguntó qué prefería: libertad o Seguridad Social, y yo, que de aquella ya prevía que nunca cobraría una pensión, elegí libertad. !Madre mía, qué experiencia, qué suerte¡. Puedo decir que hice reportajes por todo el mundo. Estuve en Vladivostok (Rusia), en la Siberia más Oriental, a entrevistar a Marcelina Carús, una niña de la Guerra que ya casi no hablaba español. Por poner el polo opuesto, en Florida (Estados Unidos) entré en el Corredor de la Muerte, la prisión de Starke, para entrevistar a José Joaquín Martínez, hijo de asturianos condenado a muerte y hoy felizmente liberado, gracias al esfuerzo de sus padres y al apoyo de muchos medios de comunicación, entre ellos La Voz. Pasé el charco varias veces más, para reportajes bien distintos. A Nicaragua con motivo de los 20 años del asesinato de Gaspar García Laviana, viaje que coincidió con el huracán Mitch, y que resultó muy fructífero desde el punto de vista periodístico.
En otra ocasión el destino fue Cuba, con un grupo de vecinos de Quirós, encabezados por su alcalde. El siguiente a San Francisco (EE UU) para participar en el Campeonato del Mundo de Buscadores de Oro. !Qué experiencia¡.
Gracias a todos estos trabajos y miles más que no me caben, me quedé muchos días sin cenar, pero lo doy por bien empleado. Por eso hoy ceno en honor de La Voz de Asturias y de todos los periodistas que quieren ser la VOZ de alguien y no pueden, bien porque los censuran (como estos días vemos en Ecuador y en México), o bien, porque se quedan sin trabajo, como pasó con el cierre de La Voz.
Pero los que estamos en la brecha sabemos que cuando se cierra una puerta, otra se abre. Y si no se abre, hay que darle un empujoncito y algo siempre aparece para dar voz a los sin VOOOOOOOOOOOOOZ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡.

3 comentarios:

Schedae dijo...

Emotivo y brillante, como siempre, mi querida Isolina. Un abrazo.

teveoenmadrid dijo...

Felicidades por todos estos años dando voz a quienes no tienen. y felicidades porque eres de l@s mejores periodistas que conozco. Claro que no tiene mucho mérito porque naciste curiosa, periodista y solidaria, así que ¿a qué otra cosa te ibas a dedicar? Besos

Rafael dijo...

Bien Isolina, pero que muy bien, después algunos todavía dicen que la experiencia NO es la madre de la ciencia.............saludos.