Cría cuervos y te sacarán los ojos. Pues eso es lo que hicieron los bancos y los llamados mercados financieros con los poderes políticos que tanto les contemplaron y tanto les consintieron. Ahora, como ya no tienen nada para conseguir a cambio, pues van a degüello.
Los titulares de los periódicos de los últimos días dan pánico. Sino fuera tan triste y tan trágico sería para reírse de los políticos que creían que los del dinero eran sus amigos. Pues no, os están utilizando, bien para conseguir subvenciones; obra pública o favores que a la larga salen muy caros a todos.
A los bancos les pusieron en sus arcas las pensiones; las cuotas del paro y las nóminas de todos los españoles y ahora son como un agujero negro que se lo traga todo. A las empresas grandes les dieron casi toda la obra pública que se precie y todas las ventajas imaginables, desde las eléctricas a las telefónicas, pasando por las inmobiliarias. ¿Y como les pagan en tiempos de crisis? pues echando a la calle a miles de personas. El ejemplo más sangrante es el de Telefónica. Su presidente fue uno de los que se sentó hace pocos meses a la mesa del presidente del Gobierno como el gran gurú, junto a otros cuarenta, para darle las claves de cómo salir del atolladero. Pues no. Esa gente no sabe jugar en la crisis. Están acostumbrados a grandezas y no se manejan en la miseria.
Es posible que si en aquella gran mesa se hubiesen sentado pequeños y medianos empresarios o amas de casa, acostumbrados a lidiar todos los días con las dificultades y a sacar fuerzas de flaqueza, le habrían dicho cómo sacar adelante un país: con mucho trabajo, mucha austeridad y mucha fe en sus posibilidades.
A la hora de tratar estos temas, el espíritu crítico ya resulta manido.
De poco sirve que expertos como Santiago Niño Becerra lleven muchos años advirtiendo de lo que venía. Les llamaban agoreros y aguafiestas. Ahora que la realidad supera la ficción con creces, ya es muy tarde para rectificar.
Niño Becerra habla de cambio sistémico. Eso supone un giro tan brusco que llevará mucho trabajo de concienciación. No sé en qué campaña electoral nos lo piensan decir. Los que salen, porque aún tienen esperanzas de retomar el rumbo y los que quieren entrar, porque no les interesa espantar a la parroquia, así que unos por otros, la casa sin barrer. Y mientras, la gente confiada en que todo es un espejismo.
Apelemos al espíritu crítico y al sentido común para que entre todos salgamos adelante, a pesar los políticos y los banqueros.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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