miércoles, 3 de agosto de 2011

Enriqueta Pérez, una adelantada a su tiempo, se fue sin cumplir su sueño

Y su sueño era crear hace veinte años en España, en concreto en Asturias, un hospice como los que ella conoció en Suiza, en la Fundación Rive Neuve. Se trataba de crear centros en los que se acogiera a las personas enfermas terminales para ayudarlas, tanto a ellas como a las familias, a hacer el paso definitivo. Pero en estas tierras hablar de la muerte no queda bien, no nos lo permite nuestro cinismo. Preferimos encararla a la brava, para eso somos valientes. Y Enriqueta no lo sabía y fracasó en su intento. Se adelanto más de una década a la formación y conocimientos de los que tenían que prestarle el apoyo, no para ella, sino para los futuros usuarios. Y no entendieron lo que quería. No entendieron nada. Era demasiado nuevo para ellos y ellas. Les quedaba grande la idea, además no era propia, por lo tanto, no servía, por más que estuviese probada en países como Suiza. Tampoco se trataba de hacer grandes inversiones, así que nada. Descartado. Lo más parecido que tenemos hoy, salvando muchas distancias, sería el Hospital del Naranco, en Oviedo.
A pesar de todos los portazos que recibió, puso en marcha la iniciativa a costa de su patrimonio, pero sin la colaboración de la Seguridad Social no podía tener mucho recorrido y pronto tuvo que aparcar su sueño.
Enriqueta se murió el pasado 22 de julio en Calahorra. Sus amigos asturianos la despidieron hoy con una misa en Gijón. Espero que para hacer su tránsito haya puesto en práctica todos sus conocimientos.  A los demás, que nos ayude allá dónde se encuentre.

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