Esta mañana fue enterrado el empresario asturiano Don José Cosmen Adelaida, Pepe Cosmen para los amigos.
Yo no me puedo incluir entre sus amistades, pero sí tengo que recordar, una vez más, el detalle que tuvo conmigo cuando yo empezaba en la carrera de periodismo y lo dejé todo para hacer un stage en el Servicio de Portavoz de la Comisión, en Bruselas.
En enero del año 1988 yo compaginaba el trabajo en Radio Nacional de España en Asturias y Hoja del Lunes de Oviedo. Precisamente, en el semanario me encargaron una entrevista al dueño del ALSA, Don José Cosmen. Me acompañó el fotógrafo José Vélez y creo que fue él quien le dijo al empresario que a la semana siguiente me iba para Bélgica.
En aquella época, hace veinticinco años, el viaje en autobús de Asturias a Bruselas duraba veinticuatro horas. Salíamos a las dos de la tarde y llegábamos a la misma hora, pero al día siguiente. Cuál no sería mi sorpresa cuando al bajarme en la estación de Midi se acerca a mí un joven y se presenta como Jose Cosmen, que cumplía el encargo de su padre de ayudarme con el equipaje.
Cada uno cuenta la feria según le va y yo tengo que reconocer que mi relación con la familia Cosmen Menéndez-Castañedo siempre ha sido muy cordial.
Don José, que nunca perdió de vista sus orígenes en Cangas del Narcea, supo llevar una empresa modesta a las cotas más altas. Supongo que detrás habrá mucho trabajo, salud, suerte, intuición, tesón, paciencia, comprensión y empatía. Los ingredientes básicos para dirigir una empresa, pero también imprescindibles para surcar una vida.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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