La historia arranca en un convento donde pretende ingresar una novicia que no se adapta a las normas monacales. Y las monjas, que son muy listas, la envían como institutriz de siete niños, huérfanos de madre. En aquella familia austriaca, de alto poder adquisitivo, se respira, desde la llegada de la nueva niñera, un ambiente pre bélico que a cualquiera con dos dedos de frente le pone los pelos como escarpias al revivir parte de la historia reciente de Europa.
Se ven los movimientos soterrados de todos los protagonistas, tomando posiciones para cuando llegue el momento de situarse. Allí es evidente el oportunismo, el fanatismo, el revanchismo, la ignorancia, el patriotismo y los instintos más bajos del ser humano. Y también los más altos, resumidos en ese momento que el joven cartero, convertido en militar, se encuentra cara a cara con los nueve huidos (los niños, su padre y la ex novicia enamorada) y les perdona la vida.
En esa escena se habrán visto reflejadas muchos hombres y mujeres implicados en guerras fratricidas. Y esas personas sensatas pueden dar fe de que la vida, como el Musical, tiene muchas más lágrimas que sonrisas.
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