Se me escapó el año 2013, pero no quiero que se me pase la ocasión de recordar el centenario del nacimiento de Albert Camus (1913-1960),
polifacético escritor francés, nacido en Argelia, entre cuyos títulos se encuentra Révolte dans les Asturies, una corta representación teatral, escrita en su juventud, en una "creación colectiva" con sus compañeros Bourgeois, Sicard y Poignant.
El texto, que recrea escenas de la Revolución de 1934 en Asturias, fue escrito en el 36.
En mi época de estudiante me tocó leer varios libros de Camus, pero nadie me había hablado de Révolte dans les Asturies, editada en español, en 1978 por la editorial Ayalga, con el título Rebelión en Asturias.
La primera vez que escuché la existencia de este libro fue en Bruselas y de la forma más inesperada. Corría el año 1985, hacía dos que intentaba realizar un stage en Bruselas, pero no conseguí el enchufe adecuado para que me eligieran, así que, con la ayuda logística de mi amiga Almudena Ortíz, no se me ocurrió otra cosa que plantarme en la sede de la Comisión, para recomendarme a mí misma. ¡Qué ingenua!, aún creía en los Reyes Magos, y me apliqué en hacer acopio de todas las coordenadas de los funcionarios que dirigían los departamentos en los que me interesaba entrar y, ni corta ni perezosa, empecé por el primero de mi lista. Se trataba de la Dirección General de Productos Lácteos. España aún no estaba en la Comunidad Económica Europea y para una periodista interesada en temas agrícolas era un buen lugar para informar en Asturias de lo que nos esperaba. El departamento lo dirigía un italiano que se apellidaba Ventura. Con tan mala suerte, que M. Ventura no estaba, pero como allí son muy agradables, me recibió su segundo: M. Brandt, un belga que en cuanto le dije mi nombre y de donde venía, exclamó, ah, ¡Révolte dans les Asturias!. Yo me quedé muy sorprendida y atónita, porque no tenía ni idea de qué me hablaba. Me explicó que era un libro de Camus y seguimos hablando de mi interés por conocer de cerca su trabajo. Al salir me sentí tan ridícula que se me quitaron las ganas de continuar con la lista. Eso sí, nada más llegar a Asturias, compré el libro de Camus, de la Editorial Ayalga.
En el año 1986, Pedro García Rendueles me contrató como jefa de prensa de Expoláctea-86 y cuál no sería mi sorpresa al encontrar entre los ponentes al señor Brandt. Así que me escapé a una librería y compré otro ejemplar del libro Rebelión en Asturias, que me sirvió de carta de presentación. Desde ese momento, aquel funcionario, que ya estaba jubilado, se empeñó en ayudarme, para conseguir mi sueño de ser stagiaire en la Comisión y lo consiguió al cabo de dos años, en 1988. España con la reciente firma de los Tratados era una recién llegada, y yo acaba de hacer mi revolución particular: conocer de cerca los entresijos de lo que llamábamos Europa.
Una vez más aprovecho para lanzar todo mi espíritu crítico contra el sistema de selección de acceso a los stage, no es justo que yo, con gran interés, me haya costado cinco años, sólo por el hecho de no conocer a nadie, de no tener un enchufe (pistón) dentro del funcionariado, que marcara mi expediente con una cruz.
Y para acabar, mis deseos de que no se organicen más revoluciones ni guerras, porque, como dice una de las voces de Camus: "cuando lleguen las próximas nevadas, ya nadie hablará de mi sobre la tierra".
Extrapolado a nuestros días, nos podríamos preguntar ¿para qué sirve tanto dolor en Siria?. Los que organizaron todo el tinglado, salvo que estén muy interesados en vender armas, seguro que podrían haber encontrado otra solución. Creo que hay muchas, pero todas son antibelicistas.
Mi recuerdo para Albert Camus, fallecido el 4 de enero de 1960 en accidente de automóvil.
Un proverbio chino dice que vale más una buena crítica que mil elogios. Aquí haremos crítica constructiva para dar voz a los que no pueden hacerse oír en la Aldea Global de la que formamos parte y que, curiosamente, nos satura de información. Un ruido que nos aturde y nos impide distinguir el grano de la paja; la cordura de la herejía. Dedicado a Mariano José de Larra(1809-1837), autor del grito: ¡Escribir en España es llorar! y a quienes pensaron lo mismo, pero no se atrevieron a decirlo.
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