Isolina Cueli
En noviembre de 2019 visité en Sao Félix de Araguaia (Brasil) al misionero claretiano español Pedro Casaldáliga (Barcelona, 1928). Toda una institución en América y uno de los impulsores de la Teología de la Liberación en el continente. Llegué a Casaldáliga de la mano del misionero y pintor Mino Cerezo Barredo, asturiano y su compañero de fatigas en la Prelazía de Sao Félix, en la que intentaron dar voz a los sin voz y tierra a los desterrados.Acabo de enterarme que Casaldáliga falleció en su tierra de acogida y me gusta compartir el recuerdo y las fotos que me hizo Leonor Suárez, periodista de la TPA con quien viajé para seguir los pasos de Mino Cerezo a través de sus murales pintados en las iglesias parroquiales pertenecientes a la Prelatura de Casaldáliga.
Pedro Casaldáliga estuvo atendido hasta su muerte por la comunidad de Agustinos que permanece en Sao Félix, compuesta por José Saraiva -en la foto superior, a la derecha- Félix Valenzuela e Ivo Cardozo, excelentes anfitriones con las periodistas asturianas.
Hace poco me regalaron varios libros sobre la vida y obra de Casaldáliga, que es intensa y extensa. Están escritos por Benjamín Forcano, que lo describe como poeta, místico y profeta. Me voy a quedar con este poema:
Yo me atengo a lo dicho:
La Justicia, /a pesar de la ley y la costumbre, / a pesar del dinero y la limosna.
La humildad, /para ser yo verdadero.
La libertad, /para ser hombre.
Y la pobreza /para ser libre.
La fe, cristiana, /para andar de noche, /y, sobre todo, para andar de día. /Y, en todo caso, hermanos,/ yo me atengo a lo dicho: /¡La Esperanza!
La humildad, /para ser yo verdadero.
La libertad, /para ser hombre.
Y la pobreza /para ser libre.
La fe, cristiana, /para andar de noche, /y, sobre todo, para andar de día. /Y, en todo caso, hermanos,/ yo me atengo a lo dicho: /¡La Esperanza!
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